“Las dificultades están ahí, en
cualquier esquina, y aunque nos atemorizan muchas veces, nos sirven para
cancelar una época e inaugurar otra; con el consabido buen propósito, innato a
toda vida humana, la de mostrar clemencia y tener voluntad de ayudarnos entre
sí”.
La felicidad no es un mercado de compraventa, viene
precisamente de nosotros, es fruto de un tránsito sin angustia, con una
atmósfera desprendida de amor y con la fidelidad a uno mismo, para que la buena
salud no se nos empañe y nos acompañe en todos los andares. Al fin y al cabo,
lo importante radica en no perder el dinamismo de la constante renovación
humana, anímica, intelectual y comunitaria. Por otra parte, en cada pueblo y
ciudad, es hora de impulsar los sistemas de salud, con inversiones en vigilancia,
comunicación y contención; porque cuando las comunidades están protegidas,
todos estamos preservados. Se trata, por tanto, de custodiar y de hacer crecer
el auténtico entusiasmo donante, que es lo que nos compromete a cuidarnos unos
de otros.
Desde luego, nunca es tarde para enmendarse a la sana
voluntad, en virtud del esfuerzo y de la capacidad de amar. Hay que reconocer
que estos vínculos son inherentes a nuestra naturaleza humana, sólo hay que
trabajarlos en la buena dirección, poniéndolos en práctica cada día, sobre todo
en un mundo marcado por guerras, divisiones y discordias. Quizás tengamos, por consiguiente,
que despejarnos y despojarnos de nuestro propio egoísmo. En ocasiones, uno cree
que el futuro de la humanidad radica en las gentes dominadoras, pues no es así,
nuestro porvenir está en horizontes que deben escucharse, comenzando por los
críos y finalizando por los ancianos. Así, cuando se reúnen los niños con los
abuelos, aparte de ser algo bellísimo, los mayores les donan sabiduría.
En efecto, el camino recorrido es todo un recaudo
vivencial. No hay mayor gozo que aprender a reprendernos, con la cognición existencial
de un germen que toma su conciencia en la ciencia de lo vivido, sabiendo que,
aunque equivocarse es de humanos, perseverar voluntariamente en la mentira es
algo diabólico. Sea como fuere, estamos aquí, para embellecernos el alma, lo
que pasa por ordenar sentimientos oyéndonos, para destronar de la pena, también
nuestra propia culpa. En realidad, son los incumplimientos los que nos enferman
y nos impiden encontrar un punto de equilibrio entre la valoración de los dones
de la vida y el resguardo de la comunión, atmósfera necesaria para avivar ese
calor de hogar, imprescindible para desarrollarnos y recrearnos en el servicio
humilde y concreto.
Precisamente, esta armonía entre la contemplación y la
acción, es lo que nos injerta una dimensión humanitaria, tomando como paradigma
del discernimiento el del espíritu donante a cambio de nada, que lo es todo,
porque todos nos requerimos con un amor tan fuerte que disipe las nubes de la
rutina, el desánimo y la soledad. Por eso, a mi juicio, es trascendente
cultivar el buen propósito de la unidad en las cosas necesarias; y en todo
caso, en las inseguras, la autonomía; y en todas, la compasión. La mejor defensa
no depende sólo de la ciencia o de la técnica, sino también de que los
gobiernos democráticos, sociales y de derecho, sean sólidos y estén bien
preparados para sensatamente guiar a su comunidad, al menos durante las
diversas crisis que suframos.
Las dificultades están ahí, en
cualquier esquina, y aunque nos atemorizan muchas veces, nos sirven para
cancelar una época e inaugurar otra; con el consabido buen propósito, innato a
toda vida humana, la de mostrar clemencia y tener voluntad de ayudarnos entre
sí. Sin embargo, tengamos presente en nuestro camino que, perseguir el
poder y perder la libertad, es la mayor estupidez de todo ser humano.
Precisamos, hoy más que nunca, el respaldo mutuo, teniendo siempre en mente al
bien común, aprendiendo a evaluar con juicio y tranquilidad las diferentes
situaciones que se nos presentan y permaneciendo firmemente sujetos en aquellos
principios legales y éticos que anteponen por encima de todo la dignidad de la
persona humana.
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Miércoles, 24 de Diciembre del 2025
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