Tomelloso

Miguel Ángel Ramírez Perona, desde el Líbano: “Aquí aprendes a valorar un simple café con tus amigos”

Hablamos con el joven soldado tomellosero que vive la Navidad lejos de casa, desplegado con los Cascos Azules de la ONU en una de las fronteras más sensibles del mundo

Francisco Navarro | Jueves, 25 de Diciembre del 2025
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El joven soldado tomellosero pasa su primera Navidad lejos de casa, desplegado con los Cascos Azules de la ONU en una de las fronteras más vigiladas del mundo. Entre la tensión de la Línea Azul y la emoción del recuerdo, Miguel Ángel Ramírez Perona habla de vocación, servicio y de lo que significa ayudar cuando más falta hace.

Mientras Tomelloso enciende luces, prepara mesas familiares y celebra la Navidad, a más de 3.000 kilómetros un joven de la ciudad vela de guardia por la paz. Para Miguel Ángel Ramírez Perona, soldado tomellosero de 22 años, trabajar para cambiar el mundo no es un lema ni una frase grandilocuente. Es su día a día en el sur del Líbano, controlando la frágil calma que separa ese país de Israel a lo largo de la conocida “Blue Line”, la frontera de facto vigilada por los Cascos Azules de la ONU.

Ha pasado la Nochebuena lejos de casa, de los suyos, y de servicio. Acaba de salir guardia cuando, en la distancia, nos atiende con serenidad, orgullo y una madurez que sorprende en alguien tan joven.

Desde pequeño, una vocación clara

Soy Miguel Ángel Ramírez Perona, tengo 22 años y llevo dos años en el Ejército”, comienza contando. Y lo hace con naturalidad, como quien tiene muy claro por qué está donde está. “Desde muy pequeñito me llamaba la atención poder ayudar a la gente y servir a nuestro país”.

Estas son sus primeras Navidades fuera de casa, aunque no su primer sacrificio. “El año pasado ya me tocó pasar fuera el puente de diciembre y algunas fechas señaladas por la DANA de Valencia”, recuerda. Aun así, reconoce que estas fiestas pesan más.

Un privilegio llamado misión

Cuando le propusieron formar parte de la misión internacional no dudó. “Ni me lo pensé. Es un privilegio ir a un país ajeno para mantener la paz con la ONU y servir a España en el exterior”.

Miguel Ángel forma parte de la Operación Libre Hidalgo, dentro de la misión UNIFIL de Naciones Unidas. Pertenece al Batallón Uad Ras, integrado en la Unidad Asturias 31, desplegada en el Líbano para contribuir a mantener la paz, controlar la tensión entre Líbano e Israel y apoyar a las Fuerzas Armadas Libanesas conforme a la Resolución 1701 de la ONU.

La preparación no fue improvisada, nada menos que seis meses de entrenamiento, desde mayo, antes de llegar al país el pasado 20 de noviembre, para una misión que se prolongará otros seis meses.

El agradecimiento que lo compensa todo

Si hay algo que le ha marcado especialmente es el contacto con la población civil. “Lo más impactante es sentir el calor y el agradecimiento de la gente del Líbano”, explica. “Cuando sales de patrulla, ya sea solo con personal español o junto al Ejército libanés, los niños te dan las gracias por algo tan simple como una botella de agua”.

También desempeñan labores de protección directa a agricultores cuyas tierras se encuentran junto a la Línea Azul. Durante varios días han dado seguridad a pequeños agricultores mientras sembraban y trabajaban sus campos, en una zona donde cualquier incidente puede tener consecuencias graves.

Navidad en calma tensa

La Navidad en el Líbano se vive de manera desigual, marcada por la convivencia de distintas religiones. “Aquí se celebra en ciertos puntos”, explica Miguel Ángel. La situación, resume, es de “calma tensa”: todo parece tranquilo, pero en cualquier momento puede complicarse, y la alerta es constante. “El trabajo es el mismo sea lunes, domingo, Nochebuena o Navidad”.

Y aun así, lo que más pesa no es el riesgo, sino la distancia. “Estar lejos de la familia y los amigos es lo más duro”, admite. Para sentirse cerca, viajó con un pequeño tesoro: una bandera de Tomelloso firmada por sus amigos y familiares, varios amuletos y un “miniyo” que le regalaron antes de partir.

Pequeñas cosas que cobran valor

Estar aquí te hace valorar un simple momento, como tomarte un café con tus amigos y echarte unas risas”, reflexiona. Son palabras y deseos sencillos, pero cargados de verdad, especialmente en estas fechas.

En el día a día, el idioma no es una barrera insalvable. “Nos defendemos con el inglés que sé”, dice, restándole importancia, como hace con casi todo, salvo con lo esencial, la misión y el compromiso.

Un soldado, un pueblo, una Navidad distinta

Mientras en Tomelloso es recordado con orgullo por su familia y amigos, Miguel Ángel Ramírez continúa su labor silenciosa, lejos de los focos, poniendo rostro local a una misión global. Esta Navidad será muy diferente, alejada de los suyos, sin abrazos ni brindis, pero con algo igual de valioso, la certeza de estar haciendo lo correcto.

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