Como todos los años por
estas fechas, se habla de pensiones y de la capacidad de la Seguridad Social
para pagarlas. La razón es sencilla, pues es ahora cuando se conoce cuánto se
van a revalorizar las mismas.
Con las pensiones tenemos
un problema consistente en que nunca hemos contado cómo funcionan técnicamente.
Es más, la mayoría de nosotros cree otra cosa bien distinta y no nos sacarán de
ahí por muchos números que nos presenten. Además, si algo tienen en común
quienes viven de la vida política es el acuerdo unánime entre ellos: «las
pensiones están garantizadas y el sistema no colapsará». Entonces ¿por qué
tanta alarma?
Los números y la
técnica
El sistema funciona de la
siguiente manera: aquellos que trabajan y las empresas en las que lo hacen
ingresan mensualmente, en la Seguridad Social, una cantidad llamada cotización
que está relacionada con el sueldo que se cobra. Esta cantidad se destinará, en
su mayor parte, a abonar las pensiones de las personas que actualmente están
jubiladas. Es, por tanto, un sistema de entradas (cotizantes) y salidas
(prestaciones, entre las que destaca la pensión de jubilación).
Mientras las entradas
sean suficientes para abonar las salidas, el sistema funcionará perfectamente.
Es gestionado por la Seguridad Social y es independiente de otras cuestiones
como los impuestos y el gasto en Educación o Sanidad. Sin embargo, las entradas
ya no dan para satisfacer las salidas, por lo que existe un déficit.
Concretamente, hay que transferir a la Seguridad Social más de 50.000 millones
de euros (aproximadamente, la mitad de todo el gasto sanitario público español)
cada año para que se puedan pagar las pensiones. Tal cantidad de dinero
proviene de los impuestos y debería estar destinada a otras políticas, tan
importantes como sanidad, educación o vivienda.
Lo que creemos sobre las pensiones
La mayoría de nosotros
pensamos que la pensión que cobraremos al jubilarnos será parecida a nuestro
último sueldo. Lo pensamos porque lo vemos. No nos lo ha dicho nadie ni nos han
convencido de ello. En nuestro país, es así. Además, para la gran mayoría, la
variable fundamental son los años cotizados y no la cotización. De hecho, sería
extraño que alguien conociera la cifra de sus cotizaciones (cuota obrera y
patronal) actualizadas. Estas son las grandes verdades a los ojos de la
ciudadanía. Nuestra pensión ha de ser similar a lo que ganamos, pues hemos
cotizado equis años. Desconocemos la técnica del problema. Nos dijeron que esto
era así y no entendemos que lo cambien. Ningún grupo político se atreverá a
desmontar esta creencia, alimentada en silencio durante años.
El futuro de nuestras
pensiones
Pueden ocurrir múltiples
escenarios. El más probable, en virtud de la aritmética política actual, es la
continuidad hasta que algo realmente lesivo suceda. Seguiremos asumiendo un
coste de oportunidad, cada vez más insoportable e injusto con los jóvenes y
senior, desviando miles de millones de euros hacia las pensiones, con servicios
públicos esenciales, cada vez más esquilmados y deficientes. En este escenario,
cualquier chispa puede provocar un incendio, una confrontación
intergeneracional. O, simplemente, la deuda acumulada se tornará en causa de un
ajuste «a las bravas» que reduzca las pensiones vía decreto por exigencias de
las autoridades fiscales europeas.
Otros escenarios son
menos probables. Un acuerdo entre todas las fuerzas políticas y actores
sociales que reformen el sistema para lograr que las cotizaciones puedan, por
sí solas, sufragar las pensiones. Debería ser escalonado, ajustado a las nuevas
cifras de esperanza de vida, sin actualizaciones y con información al detalle
sobre lo que cada uno de nosotros lleva cotizado (ingresado en el sistema) y,
por tanto, a repartirse entre los años que van desde la jubilación hasta la
media esperada de supervivencia.
Como conclusión, sí que debiéramos, la gran mayoría, que «no se puede estar en misa y repicando» y que no es posible contar con menos listas de espera, más personal sanitario, más colegios, menos alumnos por clase, más ayudas a la vivienda y más y mejores pensiones. Es el concepto del coste de oportunidad, algo que la sociedad debe decidir. No nos engañemos.
Ramón Castro Pérez es profesor
de Economía en el IES Fernando de Mena, Socuéllamos.
{{comentario.contenido}}
Eliminar Comentario
"{{comentariohijo.contenido}}"
Eliminar Comentario
Domingo, 28 de Diciembre del 2025
Lunes, 29 de Diciembre del 2025
Lunes, 29 de Diciembre del 2025