En muchas ocasiones hemos
oído esta expresión: “Allá donde esté”,
refiriéndose al lugar que estará ocupando una persona familiar o amigo que murió.
Los lazos de amistad o de sangre que hemos tenido con ese difunto nos llevan a
acordarnos de él o de ella, a comentar sus costumbres, dichos o anécdotas.
Lo curioso de esta expresión,
para mí, es que se trata de un cumplir y mentir. Por una parte presento mis
credenciales de ateo o no creyente (no doy a “ese lugar” un nombre que pudiera
sonar a religioso) y por otra parte
mantengo el lazo umbilical con el
finado ante los que me oyen, dando a entender que sintonizo con su nueva
situación.
Es un intento de quedar
bien sin comprometer mi persona con unas creencias concretas sean religiosas o
simplemente animistas.
Otra frase también muy
socorrida es: “Mientras esté en nuestra memoria
no muere”. Esto sí es caer en un error de base ajeno a cualquier
inclinación pía, confundir la realidad
con el contenido de la memoria. Yo puedo recordar algo que he estudiado o he
experimentado, pero tal recuerdo no se identifica con la realidad de la cosa
conocida. Por lo tanto yo puedo rememorar las vivencias que he tenido con alguien,
pero eso no hace que ese alguien siga vivo. Mantengo mi recuerdo, pero no puedo
conservar en vida, lo que es objeto de
recuerdo.
Mientras que recuerde a
tal persona, haré memoria de ella. Su recuerdo estará vivo en mi mente pero no estará
vivo en el mundo material en que nos movemos y existimos.
No intento en estas líneas
solucionar las incógnitas de si hay vida después de esta existencia; si es
necesario admitir el más allá; cómo será la otra vida; si se acaba todo aquí.
Todos esos interrogantes que nos surgen cada vez, que nos viene el inquietante
futuro próximo y a la vez inevitable.
Un prosélito de cualquier
religión no sabe más, científica o
filosóficamente hablando, que alguien que no lo sea sobre el más allá.
Sí vive mejor y más feliz.
Pongamos la siguiente hipótesis: Sisebuto es cristiano y como tal cree que
cuando muera va a ir al cielo. Como presiente una vida feliz e interminable,
este mundo le resulta interesante, pero no teme a la muerte. Si no existe otra
vida ulterior; al morir Sisebuto desaparecerá, pero su creencia le ha servido
para vivir ilusionado y con confianza. Si por el contrario sí hay vida
posterior; Sisebuto estaba en lo cierto y ahora estará disfrutando de su vida
nueva.
Esta proposición podría
contentar a los muy conformistas, pero no nos tranquiliza a los que necesitamos
más convicciones firmes y razonadas.
Algunas conclusiones: Si
soy de los que afirman que aquí en esta vida termina todo, no necesito quedar
bien utilizando las dos frases u otras parecidas que me ofrezca la educación aparencial,
para no defraudar a otros.
Si por el contrario soy
creyente voy a contar con tres líneas argumentales de alta consistencia:
1.- La de la Antropología
y Paleontología que me afirman que el homínido desde el momento de tomar
consciencia de su existencia distinta de otros animales, se ha preocupado por
el más allá. Así lo demuestran los enterramientos (descubiertos en distintos
puntos del planeta) y tratamiento que daban a los cuerpos de sus difuntos.
2.- La Tradición de la
Iglesia Católica que junto a innumerables religiones cree y defiende como real la
existencia de la vida eterna al lado de Dios.
3.- La tercera razón la
podremos encontrar en diversos textos del evangelio, donde se dan varios
nombres como “casa del Padre”, “cielo”, “morada”, “paraíso”, como los
siguientes:
A/ Mt. 19, 16-30 Pasaje del joven rico.
B/ Jun. 14, 2. “En la
casa de mi Padre hay muchas moradas, si no fuera así, os lo habría dicho;
porque voy a prepararos un lugar para vosotros”.
C/ Lc. 23, 39-43. El momento es la crucifixión y uno de los
ladrones (algunos textos lo llaman Dimas) le pide compasión; Jesús le responde:
“Te aseguro, hoy estarás conmigo en el
paraíso”.
Con la correspondiente
exégesis estos textos nos dan un gran
respaldo a la fe en Cristo Jesús.
El ejercicio de
reflexionar es excelente siempre,
incluso en el verano cuando disponemos de más tiempo. Los temas variados
y concluyendo sin manipulaciones de nadie. Con los remos de nuestra
inteligencia y el pensamiento. La dirección y la meta libres.
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Viernes, 25 de Abril del 2025
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