La Plaza del Agricultor de Tomelloso acogió este viernes el
primer concierto en la calle de la Coral del Conservatorio de Tomelloso. La formación, dirigida por Marieli Blanco,
ofreció el recital titulado “Canciones para una tarde de verano” que resultó
ser todo un éxito. Un repertorio variado en el que había “un poco de todo”, habaneras,
boleros o zarzuela, mezclando, incluso, el repertorio coral con temas más
actuales que interpretaron algunos de los solistas del coro.
El concierto fue del agrado de los asistentes (todo el aforo
completo y varias decenas de personas de pie), el público disfrutó con las
interpretaciones que, a pesar de las previsiones iniciales por la dificultad
del escenario y gracias a la pericia del técnico de sonido del Ayuntamiento,
Miguel Brox, sonaron bastante bien.Las voces de la Coral del Conservatorio de
Tomelloso en todo su esplendor nos deleitaron en una preciosa y fresca noche de verano, ¿acaso se
puede pedir más?
Marieli Blanco nos contaba, durante los ensayos, que es la
primera vez que la Coral del Conservatorio ofrecía un concierto al aire libre.
En realidad, aseguraba la directora, no buscaban un concierto al uso sino algo
más informal, más cercano al público. Se eligió la Plaza del Agricultor
precisamente por eso, por la cercanía con la gente. Marieli no descarta que la
experiencia la vuelvan a repetir en próximas ocasiones.
Y es que, desde los ensayos, la noche pintaba estupenda. En
un ambiente íntimo, cercano, con mucha complicidad, la Coral fue desgranando en
un recital ecléctico las piezas con desenfado, muy propias de una noche de
verano. A veces, parecía que estábamos en una verbena bailando un bolero o un
chachachá, o en un parque oyendo a Leonard Cohen o en Torrevieja, o…quién sabe.
El concierto empezó con el “Adiemus"de Karl Jenkins que ya
puso al respetable la carne de gallina, para continuar con dos habaneras, “la
niña de Marianao” y “Al compás de habanera”.
El repertorio dio un salto y los solistas de la coral interpretaron los “Girasoles” de Rozalén, un tema de la
británica Adele y un soberbio “Hallelujah” de Leonard Cohen dedicado a Areta
Franklin, fallecida este jueves.
Se oyen perros ladrando, el jaleo del cercano El Rinconcito,
el murmullo de la gente, el ruido de los
coches: la vida de la calle, en definitiva. Pero la música se levanta sobre esos
sonidos, apagándolos, embelleciéndolos. Continúan con un tema de Lady Gaga, “Million reasons”
y la gente no deja de acudir a la Plaza del Agricultor.
Para los enamorados y los nostálgicos, anticipa Marieli
Blanco, la formación ataca dos archiconocidos boleros: “Reloj no marques las
horas” y “Contigo en la distancia”. La zarzuela también tuvo sitio, cómo no,
con el divertido dúo de El Bateo. Tras el género chico, “A tu lado” y una
soberbia interpretación del “Ligth my fire” de los Doors como una bossa-nova. La
brisa refresca la noche, el público disfruta, se deja llevar por la música.
Y, desgraciadamente, llega el último bloque del concierto. “La
muralla”, un poema de Nicolás Guillén musicado por Quilapayún; “Cantares”, de
Serrat; el “Quizás, quizás, quizás” y la última pieza del programa fue “Guantanamera”.
Tras la soberbia ovación del respetable, la Coral del Conservatorio de
Tomelloso ofreció como propina “Joyfull, Joyfull”, la versión que de la Novena
de Beethoven aparece en la película Sister Act 2.
Tras los aplausos pudimos disfrutar de un zurra (o limonada) fresquito para completar una magnífica noche.
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Jueves, 28 de Marzo del 2024
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