Tomelloso

“Cuando mutilan a una niña también cortan su infancia”

La mutilación genital femenina afecta a 200 millones de niñas en todo el mundo. Fundación Kirira, que lucha contra este problema, hace una reflexión sobre sus consecuencias en el Día Internacional de la Niña.

María José Lara | Jueves, 11 de Octubre del 2018
{{Imagen.Descripcion}} Sara Mena, trabajadora social de Kirira Sara Mena, trabajadora social de Kirira

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación genital femenina afecta a 200 millones de niñas en todo el mundo. Se trata de una costumbre arraigada en algunos países de África por la que se corta parcial o totalmente el tejido de los órganos genitales. femeninos. Se practica a niñas de entre 10 y 12 años y deja unas terribles secuelas, tanto físicas como psicológicas provocando, en algunos casos, la muerte.


 

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 El día de la mutilación, a las niñas se les pone una capa negra. Fotografía de unas niñas en Kenia. Fuente: Kirira


Sara Mena es trabajadora social en Kirira y se ocupa de la parte de sensibilización. En el Día Internacional de la Niña nos habla de cómo afecta la mutilación genital femenina en los derechos y la vida de las niñas a las que se les practica.

 

 

- Con las cifras sobre la mesa, la mutilación genital femenina es un reto en torno a los derechos de las niñas en los países donde se practica, ¿verdad?

 

- Sí. Nosotros cuando hablamos de que a una niña la mutilan, no solo hablamos de ese corte que se produce físicamente en una parte de su cuerpo, sino que la mutilan privándola de muchas cosas a lo largo de su vida. Cuando mutilan a una niña deja de ir al colegio, la obligan a casarse con un hombre mucho mayor que ella y al cual no elige, y no puede continuar con su vida de niña. Es un reto bastante importante, porque no son solo los daños físicos, sino los daños psicológicos.

 

- ¿Podríamos decir que se trata de un arma de control hacia las niñas?

 

- Es totalmente una práctica de sumisión hacia la mujer. De esta manera, la privan del placer sexual y se “aseguran” de que sean vírgenes. Ahora se está empezando a hacer incluso antes de los 11 años, para que las niñas no lo recuerden cuando crezcan.

 

- ¿Qué papel juega la educación en torno a este problema?

 

Nuestra principal herramienta para erradicar la mutilación genital femenina es la educación. Es la mejor manera de que una persona se sensibilice y sepa sus consecuencias. Las niñas que van a la escuela sí que tienen ese tipo de conciencia. Tenemos casos de niñas y mujeres que las han mutilado y han adquirido una conciencia de que eso está mal. Nosotros hablamos con ellas para decirles que, precisamente, son ellas las que tienen que intervenir y compartir nuestra lucha. También hay niñas que huyen de la mutilación, y se van a sus escuelas o a las casas de las mujeres a las que ayudamos con microcréditos.

 

- ¿Qué responsabilidad tenemos los países desarrollados en torno a esta cuestión?

 

- Aunque parezca un problema muy alejado de nosotros, sí nos concierne. Creemos que cada vez más gente se está dando cuenta de ello porque está llegando mucha población a Europa de los países donde se practica. De todas formas, cuando vamos a Kenia no tratamos de imponer nuestra cultura sobre la suya, pero sí compartimos que aquí no realizamos la mutilación, aunque haya otros tipos de violencia sobre las mujeres.

 

- ¿Puede ser que la gente esté más concienciada sobre este problema porque se está poniendo más el foco sobre los derechos de las mujeres?

 

- Sí. Antes éramos conscientes de unos tipos de violencia de género más evidente hacia las mujeres. Hoy en día, al preocuparnos más por ello, se habla de otras violencias de las que antes nadie hablaba. Lo mismo pasa con la mutilación genital femenina. Nuestro objetivo es que deje de ser un tema tabú en los países donde se practica y se hable de ello.

 

- Colaboráis con escuelas y tenéis una casa de acogida entre otros muchos proyectos. ¿Tenéis en mente ampliarlos o crear nuevos proyectos?

 

- Recientemente, la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha nos ha concedido un proyecto para realizar un viaje de rescate de niñas en el suroeste de Kenia, donde hay un alto porcentaje de mutilación. En diciembre, que es cuando se hacen las mutilaciones, prevemos rescatar a 50 niñas, a las que llevaremos a nuestra casa de acogida. Pasado un mes volverán a su comunidad ya sin riesgo de ser mutiladas.

 

- Porque, después de 10 años de actividad, ¿seguís teniendo apoyo por parte de las instituciones y de la sociedad?

 

Sigue habiendo mucho apoyo, tanto en Tomelloso como en toda la región. Aquí hay muchas empresas que colaboran con nosotros, además del Ayuntamiento, que este año nos ha dado una ayuda para la construcción dos hervidores en una escuela en Taraka. Y estas ayudas cada vez van a más. Este domingo, por ejemplo, tenemos la 10k aquí, que es en beneficio de Kirira.

 

- ¿Cuánto queda por hacer en torno a los derechos de las niñas?

 

A modo general, se ha avanzado muchísimo, pero aún queda mucho por hacer. Es un trabajo, a veces, muy desalentador. Cuando vamos a terreno nos encontramos con una realidad muy difícil, pero mientras haya un caso en el que no se consiga hacer una mutilación, ya se gana muchísimo. Es una gota en el océano, pero es suficiente.



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