En la Mitología griega se dice
que había más de una decena de Dioses. Estos
personajes habitaban en el monte Olimpo
y su existencia tenía poco que ver con la de los mortales. Gobernaban el mundo
desde su posición superior y tenían cantidad de cosas diferentes de nosotros: una
de ellas que no estaban sujetos a la
tiranía obligatoria de la Muerte.
Si un Dios –o una Diosa- del Olimpo yacía con un individuo mortal, ambos
engendraban una especie de híbrido que tenía algunos poderes superiores a los
mortales y otros aspectos en los que eran igual que nosotros. Estos personajes
se citan como héroes, semi Dioses y alguna que otra denominación más.
Leyendo la prensa en la actualidad, o viendo las noticias de la tele, es
difícil que no escuchemos algún comentario o veamos un reportaje sobre
directivos que hace unos años mandaban en
empresas importantes de nuestro país. Estos destacados personajes que manejaban
nuestros dineros, en algunos casos,
se encuentran actualmente en prisión.
¿Cómo es posible que los miembros del
Consejo de Administración de una empresa al borde la quiebra se suban el sueldo
un 30 por ciento? ¿Cómo es posible que los mandatarios de una caja de ahorros
con problemas de liquidez se inventen una tarjeta sin límite de gasto, a costa
de la entidad, y además intenten que no
figure en ningún balance? No es fácil encontrar una repuesta estos temas. Menos
aún si tenemos en cuenta que muchas de estas personas proceden de la clase trabajadora, de familias que han tenido que
luchar día a día para llegar con un pequeño presupuesto a fin de mes.
Cada
ciudadano lo verá de una forma, nosotros consideramos estos hechos como una enfermedad,
la cual denominamos como: “el síndrome de creerse un semi Dios “.
Hace
tiempo leímos en no sé qué revista una
noticia en la que se mencionaba cierta empresa de un país asiático. Esta compañía tenía una norma interna de
obligado cumplimiento, la cual ordenaba a sus directivos pasar todos los años un mes trabajando en un
puesto de los más bajos de la empresa. Como decimos por aquí “para bajarles los
humos”.
Nosotros queremos proponer un tratamiento
preventivo para “el síndrome de creerse
un semi Dios”: Cada directivo de la empresa debería pasar un mes al año limpiando los servicios de
la central –tarea que nos parece tan
respetable, imprescindible y digna como la que más- y cobrando el salario más
bajo de todos los que se paguen en ese centro.
De momento nos tomarían mucha manía. Sin embargo, nosotros consideramos posible que este tratamiento hiciese disminuir -aunque fuese solo un poco- el número de empresas que se vienen abajo por los abusos descarados de su cúpula directiva. E incluso puede ser que, andando el tiempo, estos seres “superiores” nos mostrasen su agradecimiento por haberles evitado ir a la cárcel.
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Viernes, 25 de Abril del 2025
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