A lo largo de su divertido monólogo en el coliseo tomellosero, Durán buscó resolver todas las dudas que genera “la idea de tener delante a un manchego calvo con patillas y bigote”. Con el humor que le caracteriza, este artista, cuyas divertidas e ingeniosas reflexiones en vídeos son seguidas por numerosas personas en las redes sociales, hizo un recorrido vital desde el vientre materno hasta nuestros días, hablando desde la tele o el cole hasta el primer amor.

Sobre el escenario, Agustín no estuvo sólo ya que siempre lleva consigo el piano que sus padres le compraron con la idea de que en algún momento se dedicara a la docencia. Animó a cantar con él temas que ayudarán, por otra parte, a entender mejor las desternillantes cuestiones que propuso. Sus disquisiciones y comentarios sobre lo que acontece, a veces “tontás” cotidianas muy bien asentadas hicieron que el público riese a más no poder durante la velada.