“Tenemos una estupenda relación con Mario, el propietario del Rinconcito, y a él le propusimos hacer esta fiesta de vendimia, pero en un plan informal”, -explicó Carmen Ramírez, responsable de ventas en Vinícola de Tomelloso-. Se trata de que la gente conozca y pruebe nuestros vinos, resolver las dudas que algunos puedan tener y dar un poco de ambiente que siempre viene bien”.

Así las copas se fueron llenando de Añil, Torre de Gazate o Xtales que son algunas de las marcas más conocidas de esta cooperativa que acaba de concluir su vendimia. “La cosecha ha sido más escasa que la del año pasado, en torno a un treinta por ciento menos, pero dejando claro que la comparamos con la vendimia del 2018 que fue extraordinaria. No ha sido una cosecha pequeña que además ha venido acompañada de una excelente calidad. La uva ha ido entrando muy sana. Las lluvias que cayeron afectaron  escasamente al airén”.

Carmen Ramírez aseguró que “la uva que hemos recolectado es una buena materia prima para elaborar excelentes vinos. Tenemos buen grado, algo que siempre es importante, también bastante acidez y equilibrio que es lo que hace que los vinos puedan envejecer bien”. 

Uno de los vinos que mayor protagonismo tuvo en la fiesta fue el Torre de Gazate verdejo y también el Torre de Gazate crianza “que es el tinto más conocido que tenemos”. Esta inquieta y emprendedora bodega no sabe si presentará algún nuevo vino o marca. “Siempre estamos probando y experimentando cosas, pero hasta que no veamos que un proyecto pueda cuajar bien, no lanzaremos nada nuevo”, explicó la responsable de ventas.

Ramírez insistió en la apuesta de la calidad en Vinícola de Tomelloso, una bodega que abrió sus puertas en el año 86 y que ha ido conquistando mercados. “Intentamos ofrecer buena calidad, combinada siempre con un buen precio y también con una moderna imagen de nuestros vinos, con botellas elegantes, etiquetas atractivas, buenos corchos y un buen servicio a nuestros clientes”.

Con Carmen Ramírez abordamos uno de los problemas que más inquieta al sector; el de un consumo que no repunta. Ella tiene claro que “es clave incentivar el consumo entre la gente más joven. La gente que tiene 40 y 45 años tiene un consumo constante, sin embargo en edades más jóvenes parecen inclinarse más por otro tipo de bebidas como la cerveza o los refrescos. Hay que hacer que el vino sea algo asequible, que se pueda tomar como uno quiera, no presentar el vino como algo glamuroso y elitista. El consumo del vino hay que extenderlo a todas las capas de la sociedad”.

En este intento por extender el consumo un ejemplo muy claro son los vinos gasificados que “son muy agradables de tomar, con ese toque azucarado y más afrutados, que están entrando muy entre consumidores más jóvenes”.