Músico de joven, mantuvo un largo idilio con este arte, lo mismo que muchos de sus familiares. Sus crónicas de conciertos, alguno de ellos se celebró en su honor, eran pura poesía. Eugenio desplegó su pasión por la música y también por la pintura, especialmente la que se gestó en Tomelloso. Y aún le sobró tiempo para ser un hombre comprometido con la sociedad que le rodeaba. Con una actitud valiente y decidida publicó numeroso artículos en El Periódico del Común de la Mancha en plena efervescencia del movimiento ciudadano que encabezó la Plataforma por la Comarca de Tomelloso. Su ágil pluma pidió el hospital, el tren y los servicios que con tanta fuerza reclamara la ciudad desde el año 1999.

Sintió una gran admiración por los artistas, y con muchos de ellos mantuvo una larga y buena amistad. Analizó cientos y cientos de exposiciones, con una abrumadora personalidad, desde un prisma objetivo y riguroso. Siempre con espíritu constructivo se pasó la vida elogiando la obra de los creadores, admirando este talento que solo tienen unos cuantos elegidos. Él también lo tenía para la música, para escribir, para emocionarse ante la obra de arte.

Algunos duros reveses que le trajo la vida, no impidieron a Eugenio Serrano caminar siempre con una aire jovial, campechano, no exento de buen humor. Un buen conversador que defendía con una graciosa vehemencia sus posiciones ante cualquier asunto o tema. El mundo del arte y las muchas personas que tuvimos la suerte de conocerle le echaremos de menos.