A Ricardo Alameda (Tomelloso, 1968) la música le atrapó desde muy joven: Garage, Soul, Pop-Art, Beat, LSD, R&b, "Queloti", Psicodelia, Jazz..., pero sobre todo, la música en directo. Con un encomiable espíritu emprendedor organizó muy buenos conciertos en Tomelloso hasta que en 1997, dio otro paso fundamental en su vida creando la Sala Beat, uno de los referentes de la música underground de todo el país. Su fonoteca de discos en formato vinilo es el mayor tesoro de Ricardo y  también de sus clientes y amigos que disfrutan de música de excelente calidad.

En los duros tiempos de pandemia, el Beat ha sido de los últimos locales en abrir las puertas. El local reapareció el pasado 31 de julio, lo que produce una placentera sensación de que las cosas empiezan a ser como antes. El Beat estrena horario,  abre de miércoles a domingo, desde las 8 de la tarde. El emblemático local se acerca ya al cuarto de siglo con muy buen estado de salud y un merecido prestigio ganado a pulso.

Cuando los periodistas de La Voz de Tomelloso llegan al Beat, Ricardo deambula por la barra preparando una nueva jornada. Aún no hay clientes y la situación es propicia para mantener una entrevista con un hombre que disfruta de la buena conversación.

-¿Cómo ha sido la reapertura del Beat?

-  Muy bien, la gente respondió y lo organizamos todo dentro de la capacidad y con las medidas de seguridad que debemos tomar. Los veranos suelen ser tranquilos, pero afortunadamente la gente ha ido viniendo.

-¿Por qué ha sido de los últimos en abrir tras la pandemia?

-Llevaba 22 años sin cerrar nunca. Y cuando se permitió abrir a la hostelería quise ser un poquito más prudente, porque tampoco estaba muy claro lo de los discobares. También decidí esperar algo más porque julio siempre ha sido el mes más flojo en la zona. Este ha sido el motivo de abrir algo más tarde que el resto.

-Los clientes y asíduos de su local le habrán preguntado con frecuencia, ¿no es así?

-Sí, es cierto, aunque he estado poco visible. Hay todavía gente con algo de miedo  y la verdad es que ya hay que empezar a moverse, a vivir un poco, porque la carga vírica ya no es la que había. Si en septiembre hay que cortar, se vuelve a cerrar y punto. Pero ahora la situación no es tan dramática como meses atrás.

-¿Le ha supuesto mucha dificultad adoptar las medidas de seguridad que se han establecido?

-No. Es tener dos hidrogeles, controlar la asistencia y permanecer atento a que se cumplan las distancias. Curiosamente, y a pesar de lo que se suele decir, veo mucha prudencia en la gente joven. Vienen con su mascarilla, respetan las distancias. Veo más conciencia en los chavales que en gente con más edad. En general, el comportamiento de la gente es muy bueno.

-Lo que cabe desear es que salgamos de este atolladero cuanto antes….

-Claro. Es una situación catastrófica para los bares porque con tantas limitaciones en fechas señaladas de ferias, Romerías Navidades y demás se puede notar mucho. En cualquier caso, este bar siempre ha sido tranquilo, de poca masificación. 

-¿Cómo analiza el actual panorama del sector hostelero en Tomelloso?

-Lo que es en mi sector de bares nocturnos ha cambiado mucho en los últimos años. Fenómenos como el del botellón nos han hecho daño, hay menos cultura de este tipo de bares y la música que ponemos. El discobar no se extinguirá, pero la noche está algo jodida. Creo que es algo cultural por esos botellones o fiestas que realizan en determinados lugares. Aquí hemos aprendido mucho, hemos hablado de música, de cine, de libros, de lo que es el underground…ahora se tiene una concepción distinta del ocio.

-Su local se ha distinguido siempre por una interesante oferta de conciertos, ¿se verá afectada esta oferta por la situación que vivimos?

-Posiblemente sí. Y ocurre otra cosa. Montas un concierto y la gente que te viene es de 35 años en adelante. Traemos bandas de buen nivel, a un precio de 12 euros, que creo que es un precio para que un chaval de 20 años también venga. Pero no hay interés por la música alternativa. Todo está manejado y comercializado.

-En cualquier caso, y a pesar de las dificultades,  ahí está su impecable trayectoria de casi 25 años, reconocida y apreciada por todos, ¿no cree?

-Sí y la verdad es que me hace sentirme orgulloso. Nos valora la gente de aquí y también los que vienen de fuera. Ahora de lo que se trata es volver a la auténtica normalidad, que pueda volver a organizar conciertos y que el bar se pueda ver como en sus mejores días. Tengo confianza de que en ocho o diez meses saldremos de esto.