Gabriel Grande cogió el testigo de la Joyería familiar antes de lo que él hubiera deseado. Su padre todavía estaba en activo cuando falleció, el hombre que con paciencia y sabiduría le enseñó los secretos de un oficio que Gabriel supo aprovechar. A la vista está en un negocio que ha evolucionado muy bien, sabiéndose adaptar a los nuevos tiempos y que responde con calidad y buen servicio a las demandas de sus clientes, ya sean particulares, empresas, asociaciones, Ayuntamientos o cofradías.
Joyas por encargo, joyas a medida y personalizadas, composturas de joyería, arreglos y soldadura de joyas, diseño, medallas, logotipos, medallas y sortijas de Vírgenes, joyas de oro y plata, pins…integran el amplio abanico de posibilidades de una joyería que es todo un referente en el comercio de Tomelloso.
Cuando llegamos a Joyería Grande, su responsable, Gabriel, nos recibe junto a Raquel Muñoz, una profesional de Mota del Cuervo que se dedica a todo lo relacionado con el diseño y que, siendo muy joven, ya ha cosechado importantes premios, alguno de ellos internacional. Observamos que el local ha experimentado una modificación sustancial en la organización y distribución de sus espacios porque la joyería ha ampliado sus talleres y ha incorporado la mejor tecnología.
La Joyería mantiene la esencia e impronta que le dio su fundador hace ya sesenta años, pero ha dado un giro importante y lo explica con detalle Gabriel Grande. “Mi padre hacía cosas a mano, en plan artesano. Utilizaba el banco de joyero, el astillero, las limas, lijas y otras herramientas manuales. Vi que había que dar un paso más y avanzar en tecnología que es un mundo que siempre me ha gustado. He ido adaptando los conocimientos que me dio mi padre a estas nuevas tecnologías que nos van a dar muchas posibilidades”.
Haciendo un recorrido por el taller, Grande nos va enseñando el funcionamiento y características de cada una de las maquinas. “Tenemos impresoras 3D para hacer los prototipos (nos muestra una alianza que le han encargado unos novios), otra que suaviza la superficie de las piezas, el horno, una inyectora de ceras y estamos pendientes de adquirir otras…" Cada encargo que se recibe pasa por dos fases, “hay una primera fase de diseño que lleva Raquel, con el manejo de los mejores programas que existen para lograr unos espectaculares diseños en 3D. El cliente los ve e incluso sobre la marcha los puede modificar. Cuando está de acuerdo procedemos ya a la fabricación. Cuando es algo sencillo lo podemos hacer con técnica laser o manualmente y si el trabajo es más complejo lo imprimimos en 3D y pasamos a la parte de la fundición”.
La fundición se realiza con un avanzado sistema de microfusión o a la cera perdida que Gabriel explica minuciosamente, dejando entrever cariño y la entrega con la que realiza su trabajo. “Hacemos un molde que tiene como forma de árbol y que lleva todas las piezas que queremos fundir. Se reviste con una escayola y se mete en el horno. De este modo, conseguimos que la resina se vaya evaporando y deje el hueco donde inyectaremos finalmente el metal. También utilizamos el método de inyectar al vacío”, explica.
Ahora están trabajando en unas condecoraciones para la Policía Municipal de Rivas y el año pasado realizaron unas insignias para la Diputación de Pontevedra. El prestigio de Joyería Grande llega llejos. “Tenemos un mercado amplio y la razón es que hay pocas empresas que engloben todos los procesos como hacemos nosotros. Hay mucha gente que se dedica esto, pero son fundidores, engastadores o profesionales especializados en cualquier otra función específica…Tenerlo todo junto es una ventaja para el cliente, porque cuando alguien nos encarga algo, puede venir cuando quiera porque la pieza no sale de aquí en ningún momento".
En tiempos en los que el tamaño grande suele ser una ventaja en el terreno de la economía, no lo es tanto en una joyería. "Somos un taller al que interesas unas tiradas medias, al contrario que las grandes fábricas más grandes que exigen un mínimo y esto también supone una ventaja para captar esos clientes que encargan un número más limitado de piezas”, asegura Gabriel.
A Raquel Muñoz le preguntamos por el diseño de las joyas que es un mundo complejo y apasionante a la vez. “Están las tendencias que siguen algunos diseñadores y las grandes industrias y luego hay otros profesionales que hacen diseños más especiales, con un sello más personal, acorde a su estilo. Nosotros nos tenemos que adaptar a lo que nos piden los clientes, pero al mismo tiempo desarrollamos un proyecto más diferencial, con una colección inspirada en arquitectos”. Para Muñoz el lucimiento de las joyas suele estar marcado por el estilo y la forma de ser de cada persona. "Hay quien gusta de lucir joyas más ostentosas, pero otras personas se inclinan más por la sencillez y la elegancia. Lo importante es que una joya vaya acorde con el momento y la vestimenta”, señala.
En una coyuntura económica complicada, preguntamos a Gabriel Grande cómo está afectando a su sector. “Lógicamente afecta, como a casi todos los sectores, sobre todo en la venta. Y luego se añade otra dificultad: el oro es un metal que en plena crisis del coronavirus ha subido mucho de precio, como valor refugio que es. Este año ha subido su precio un quince por ciento y eso nos afecta negativamente porque nos obliga a subir los precios de los artículos que vendemos. Por suerte, el tema del taller está funcionando muy bien. La gente repara más y nos llegan encargos de muchos sitios”.
En cualquier caso, el joyero tiene depositada muchas esperanzas en la próxima campaña de Navidad. “Al fin y al cabo, las restricciones de movilidad nos puede favorecer porque la gente se puede quedar en sus localidades y consumir en su comercio en lugar de desplazarse a las grandes ciudades y capitales”.
Para el próximo año, Joyería Grande desarrollará un proyecto en el que ya llevan trabajando un tiempo. “Por aclamación popular, y por el empeño de mi mujer que está muy metida en una asociación de lactancia, vamos a elaborar joyas con leche materna. Era algo muy desconocido para nosotros, pero llevamos un tiempo estudiándolo y una vez que lo tengamos controlado lo sacaremos al mercado. Ya prácticamente lo tenemos perfilado y después de la campaña navideña lo lanzaremos. Es un proyecto muy bonito, y sin todavía haber empezado, ya tenemos encargos”.
Al final, Gabriel Grande agradece la fidelidad de los clientes que son los que dan vida y continuidad al negocio. “Los hijos de los clientes de mi padre siguen confiando en nosotros. En algunos casos, ya son tres generaciones de una familia las que han pasado por aquí y eso es algo que nos llena de satisfacción”. Toca despedirse, hablamos de sus padres que tan orgullosos estarían de lo que está haciendo, de su tía Toñi, baluarte del negocio durante muchos años. La entrega y vocación que ellos siempre mostraron, es la misma de Gabriel ahora y ahí radica el éxito de una entrañable joyería donde los clientes se sienten como en casa
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Martes, 29 de Octubre del 2024
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Miércoles, 30 de Octubre del 2024
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