Revista

Ramón Navarro y su Guzzi de 1959

Carlos Moreno | Sábado, 30 de Enero del 2021
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Ramón Navarro se paseo orgulloso  con su Moto Guzzi de 1959. Siempre albergó la ilusión de contar con una de ellas y no paró hasta conseguirla. "La que compré la tenían abandonada en un gallinero, la fui restaurando y aquí está impecable, como si me la hubiera comprado nueva", señala. Y es verdad la restauración de la maquina ha quedado perfecta: la pintura de la chapa, el motor, el niquelado y hasta pequeños detalles como los puños que se los restauró un carpintero. La moto lleva su bomba y la tarjeta de la ITV en el guía.

Los periodistas vimos a Ramón ayer viernes, conduciendo su moto por la calle Don Víctor, sin saber quien era lo saludamos y él, amablemente, se paró para mostrarnos esa reliquia.

Nos cuenta Ramón lo que le ha costado un simple tornillo y deducimos que la restauración de la Guzzi le ha supuesto un buen desembolso, pero lo ha hecho gusto. El motor suena impecable y lo recalca el poco consumo de combustible asegurando que "antes también eran listos y sabían hacer bien las cosas".

Con su casco rojo, a juego con la moto, vuelve a poner la moto en marcha y se despide. Le decimos que la disfrute muchos años y responde "y que ustedes lo vean".

Un modelo histórico

En un anuncio de 1958 se cantaban las excelencias del modelo que: «debido a su escaso peso y gran estabilidad, su empleo está exento en absoluto de peligro. El precio es de 11.900 ptas en toda España. Se puede adquirir con plazos mensuales de 447,50. El consumo es de 2 litros efectivos por 100 kilómetros. Una moto “65” usada se vende siempre cobrando una buena parte de su precio. Es como tener un talón que usted puede hacer efectivo en cualquier momento».

Desde el comienzo de su producción en España a finales de los años 40 la Moto Guzzi Hispania se vendía a un precio que no llegaba a las 10.000 ptas, permaneciendo casi sin variación durante años. A mediados de 1958 subió a 11.700. A finales del año siguiente, en pleno Plan de Estabilización, llegó a costar 14.249 ptas. En sus 15 años de permanencia en el mercado no llegó a superar las 15.500 ptas (93,16 euros). No hay tampoco que perder de vista que a mediados de los años 60 un electricista oficial de primera ganaba unas 1.500 ptas a la semana, una secretaria 1.000 ptas, y un ingeniero 5.769 ptas.

Este pequeño «saltamontes» en realidad fue muy grande, pues puso su granito de arena para solucionar los problemas de movilidad de decenas de personas en la España de la postguerra. Su fiable y sencillo motor de 2T, las conseguidas suspensiones (por paralelogramos la delantera) y con un muelle (casi a lo cantiléver) la posterior la hicieron apta para las carreteras y caminos de la época. Una pequeña gran moto que ha entrado por derecho propio en la historia del motociclismo español y europeo.



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