Economía

Luz Belló: “El trabajo de los asesores ha evitado un colapso social”

La responsable de Tefficsa cuenta como ha sido el duro año de la pandemia para las empresas y autónomos

Carlos Moreno | Sábado, 27 de Febrero del 2021
{{Imagen.Descripcion}} Luz Belló. Foto de Francisco Navarro Luz Belló. Foto de Francisco Navarro

Luz Belló dirige Tefficsa, empresa de asesoramiento laboral, fiscal y contable, que lleva ya una andadura de 36 años en Tomelloso. Profesionalidad, entrega para resolver la situación de cada cliente y buen servicio son señas de identidad de una empresa que se ha ganado  un merecido prestigio en el sector. Esta entrevista con su máxima responsable nos permite tomar el pulso al estado de la economía de Tomelloso, siempre desde el dato objetivo y el análisis bien fundamentado. Al mismo tiempo, pone en valor el gran trabajo que los profesionales de las asesorías y gestorías han realizado en estos tiempos tan convulsos y difíciles. Luz Belló nos recibe en su acogedor despacho a última hora de la jornada de mañana. 

-¿Cómo han afrontado en Tefficsa estos tiempos tan frenéticos para  gestores y asesores?

- Somos un sector que nos declararon esencial, pero nadie ha reconocido públicamente el trabajo que hemos realizado. Desde marzo, en plena pandemia, hemos trabajado como nunca para gestionar los ERTE y las ayudas a autónomos, trabajando de madrugada, sin horas, para que todo pudiera llegar a tiempo y adaptándonos al teletrabajo lo que nos obligó a readaptar nuestros equipos informáticos. En la oficina establecimos turnos, porque en casa no tienes todos los medios para trabajar con normalidad. Y cuando teníamos el trabajo hecho,  a veces no pasaba porque la administración estaba colapsada.  Se ha realizado un trabajo brutal, y hablo de todos los profesionales del sector, pero nadie lo ha puesto en valor. Y si no llegar a ser por este trabajo, sin duda, se hubiese provocado un colapso social.  

-¿Atraviesan las empresas uno de sus momentos más complicados?

-Evidentemente, la situación es mala. Muchos negocios han tenido que cerrar y en otros sectores los ingresos se han visto reducidos sensiblemente. Pero esto va por barrios y por zonas. Hay sectores económicos  que están  afectados, pero otros no. No somos una población de costa que vive solamente del turismo, aquí hay más sectores. La hostelería, los gimnasios, los comercios han sufrido un varapalo importante y lo tienen muy complicado para remontar, al menos, de forma  rápida.

-¿Cuáles son los sectores que han salido mejor parados?

-Sectores de oficios como fontanería, construcción, tiendas de muebles, cocinas, colchones…han tenido un año bueno porque la gente ha estado en casa y ese dinero que no ha gastado lo ha empleado en reformas, equipamiento o compras para la vivienda. Estamos cerrando balances malos en el sector de las bodegas porque el vino sí se ha visto muy afectado al bajar el consumo por el cierre de la hostelería y la suspensión de eventos, pero los precios de la alimentación han subido y la típica tienda de barrio que estaba bajo mínimos ha subido como la espuma. En definitiva, no se puede decir que todo se haya hundido. El comercio lo dejo al margen porque estaba ya muy dañado por la competencia de internet y la prueba es el gran número de locales vacíos que vemos en el centro. En esos locales se están instalando ahora empresas de servicios personales como ópticas, oído, seguros, telefonía….pero tiendas de ropa o regalos lo tienen, lamentablemente es así, mucho más difícil ante gigantes como Amazon

-¿Está ofreciendo suficientes mecanismos de respuesta la administración?

-Puedo discrepar en cosas que haya realizado el Gobierno actual, empezando por el aspecto sanitario donde las medidas se tomaron tarde y mal y la prueba es que la mayoría de los profesionales sanitarios se contagiaron. Pero el tema de los ERTE y su prolongación posterior han salvado muchas empresas y situaciones. De lo contrario nadie podría haber resistido. Las ayudas a los autónomos han sido escasas, pero la parte de la gestión económica del Gobierno ha sido razonable, entre otras cosas, porque fue pactada con los agentes sociales. 

-Una queja muy extendida es que las ayudas tienen mucha letra pequeña, con condiciones difíciles de cumplir para poder acceder a ellas, ¿comparte esta aseveración?

-Los sectores y negocios que cerraron totalmente no tenían que demostrar nada. El problema ha sido con la gente a la que no  obligaron a cerrar, pero que han tenido un importante descenso de facturación y estaban abocadas a un ERTE. Aquí es donde han aparecido las exigencias de demostrar los volúmenes de facturación, de acreditación de bajas con respecto al año anterior…y luego las ayudas han llegado con una lentitud desesperante. Meses atrás el propio Ayuntamiento anunció unas ayudas que todavía no se han hecho efectivas. Las ayudas de la administración se suelen anunciar a bombo y platillo, pero lo que hace falta es que lleguen en un plazo razonable. Ha fallado más la administración que la sociedad.

- En unas circunstancias como las actuales, ¿debería imponerse una rebaja de la presión fiscal?

- Siempre he pensado que el aumento de la presión fiscal es antieconómico. Las pymes soportan una presión fiscal muy alta y encima no se pueden acoger a las deducciones fiscales que las grandes. Éstas  pueden hacerlo, por ejemplo, con proyectos de I +D, pero las pequeñas no lo pueden hacer. Debería haber unas deducciones específicas para pymes, algunas hay, que llevan ya mucho tiempo. Pero en tiempos más recientes, se ha hecho poco. Antes había deducciones por inversiones, por adquisición de vehículos, pero ahora hay muy poco. Los beneficios de las sociedades están muy gravados. Un tipo ideal debería estar entre el 15 y el 20 por ciento.

-  La sociedad exige bajada de impuestos y que el Estado preste cada vez más ayudas, ¿no supone esto una contradicción?

-Soy partidaria de que se persiga con mayor celo el fraude fiscal y también de la bajada de impuestos, pero además, de que la gente que gane dinero pague lo que le corresponda. Hay algunos impuestos que considero repetitivos e injustos, pero los asesores fiscales estamos para hacer cumplir la Ley, algo que siempre hemos dejado muy claro a cualquier cliente. Además, los mecanismos de investigación están cada vez más perfeccionados. Y en cuanto a las ayudas, no estoy en contra de ellas, porque hay gente que ni siquiera tiene para comer, pero tiene que haber una vigilancia absoluta al que pide la ayuda. No vale pedir una ayuda y luego trabajo y obtengo ingresos en otras cosas encubiertamente. Eso es lo que no puede ser. Pero la administración no vigila. Por otro lado, las Oficinas de Empleo tienen que empujar más a la gente para que busque trabajo.

-¿Está siendo esta crisis más o menos virulenta que la del 2008?

-En la crisis del 2008 cuando las empresas caían, era imposible recuperar. Tenían deudas brutales y era imposible rehacerse. Lo vimos claramente con la gran cantidad de empresas de construcción que desaparecieron en Tomelloso. La corriente arrastró también a trabajadores que tenían sueldos altos y que a la larga no pudieron hacer frente a sus hipotecas y otras obligaciones. En la crisis actual habrá un rebrote, porque depende de la gente. Cuando se produzca la apertura la gente volverá a viajar, consumir en bares o restaurantes y a ejercitarse en un gimnasio. Pero en el 2008 cayeron empresas de 200 trabajadores, con unas deudas insoportables. Todo esto desde un punto de vista económico, porque lo más triste de esta crisis han sido las muertes y gente con secuelas que nos ha dejado 

-La última pregunta será sobre Tefficsa que ha cumplido ya 36 años vida. ¿Qué sensaciones le deja una trayectoria tan larga?

-Se ve lejano ya ese 1985 (risas). Creo que hemos hecho una labor bastante buena, intentando siempre trabajar bien, con seriedad y orden y si nos hemos equivocado, hemos intentado responder a esas equivocaciones. Contamos con una clientela estupenda, muy fiel, principalmente en Tomelloso y comarca. Casi no hemos necesitado hacer publicidad, el boca a boca nos ha ido trayendo clientes. Ni siquiera contamos con página web, quizá porque no podemos arriesgarnos a ofrecer más de lo que luego podamos digerir. Con el modelo tradicional tenemos suficiente clientela y lo importante es que siguen confiando en nosotros.

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