La concejala de Cultura, Nazareth Rodrigo, ha considerado “un privilegio reunir a dos catedráticos del nivel y prestigio de Francisco Alía y Ángel Ramón del Valle para hablar de la figura de El Obrero y es un orgullo volver a ver esta exposición que con un aforo mayor del que se permitía la primera vez que la montamos, podrá disfrutarla mucha más gente. Estas conferencias estaban planeadas para finales del año pasado, coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento y que no pudimos celebrar como estaba previsto. Por eso, es una alegría poder estar aquí”.    

Los conferenciantes han sido presentados por la directora de la Casa de Cultura, Rocío Torres, que ha ofrecido muchos datos sobre su curriculum y sobre la propia figura de  El Obrero al que siempre ha profesado gran admiración. Del Valle se ha centrado en todo el contexto histórico de la vida del Obrero que abarca todo el primer tercio del siglo XX hasta la  república. Ha aportado interesantes datos sobre la expansión del viñedo y el desarrollo de la industria vinícola “que fueron la cara y la cruz de ese crecimiento económico que cambió la vida de Tomelloso. Pasó de ser una pueblo muy rural a ser una población con mucho comercio e industria. Pero esa integración en los mercados internacionales del vino lleva aparejada crisis , desigualdades sociales y dependencia del monocultivo”.

Alía ha abordado la importancia histórica de la figura de El Obrero, a partir de 1903 en plena época de la restauración, “donde tuvo una contribución vital para el desarrollo económico de Tomelloso y la provincia” y también en la época de la dictadura de Primo de Rivera “en la que se implicó en algunos acontecimientos que le acabaron perjudicando” y de la república “donde sus problemas se agravaron  y acabó su vida solo y pobre”.

Alía ha coincidido con los que califican a Francisco Martínez Ramírez “El Obrero”, como un adelantado de su tiempo. “Hubo varios adelantados en la provincia y uno era El Obrero. Entre ellos guardaban una gran amistad y no solo trajeron el progreso económico y tecnológico, sino también nuevas ideas que hicieron que la provincia fuera puntera en la cultura. De hecho en Ciudad Real hubo algún centro pionero de la Institución Libre de Enseñanza, había muy pocos en España. Lucharon contra el atraso y el encasillamiento de la sociedad de entonces y por una sociedad mucho más libre, avanzada y de progreso, pero por los acontecimientos provocaron que su vida acabara de mal”.

Alía ha sostenido que “la empresa de ferrocarriles de Francisco Martínez fracasa por su  implicación en la política. Se mete en un movimiento de sublevación contra la dictadura de Primo de Rivera de mano del General Aguilera, pero esa sublevación fracasa y supone el principio del fin de El Obrero de Tomelloso. Y posteriorente, en la república, que era el régimen por el que había abogado y luchado, tuvo mala suerte porque llegó en el peor momento al Gobierno Civil de Huesca, coincidiendo con los golpes de Estado de la época y los acontecimientos le arrastraron. Acabó hundido económicamente y defenestrado por sus propios amigos”.