Se reabren los Pinos. Esta vez, el Ayuntamiento de Tomelloso
ha tenido la delicadeza de prohibir el acceso y estacionamiento de coches y
motos, así como la entrada y manipulación de equipos de música. Algo es algo.
Pero no dice nada del consumo de bebidas alcohólicas. Una invitación, pues, a
la reanudación del botellón. A ensuciar y vandalizar un paraje seminatural. A
negar el derecho al descanso de las personas mayores de una residencia. A no
dejar que el resto de ciudadanas disfruten tranquilamente de una zona verde,
tan olvidada y desatendida por las autoridades municipales (que vaya, se
desviven por la plaza y el centro).
Con el parón de la pandemia y el consecuente cierre de los
Pinos, el Ayuntamiento ha desperdiciado una ocasión única para regular el uso
público de este espacio. Para sanearlo y regenerarlo. Para dignificarlo, diría.
Los Pinos se han ganado la categoría de lugar de
autoafirmación grupal de jóvenes (y menores) con la omnipresencia del alcohol,
y quien sabe, si de otras cosas. El botellón es un fenómeno sociológico singular
de nuestro tiempo. No soy quien para censurarlo, y menos, estigmatizar a
quienes lo practican. Pero que durante tantos años se haya permitido en un
recinto público es poco ejemplarizante. Tolerar el consumo de alcohol en la vía
pública o en una zona verde va contra la ley, la salud pública, las políticas
de prevención de drogas y protección del menor, la convivencia ciudadana, y el
medio ambiente.
La recogida de botellas de vidrio, envases y bolsas de
plástico, residuos orgánicos, etc, en un área tan extensa supone un coste
económico adicional a las arcas municipales, que llega a centralizar, en
ocasiones, las jornadas de los servicios municipales de limpieza urbana (muy
exiguos, dicho sea de paso) los fines de semana y festivos, restando esfuerzo y
recursos a otras zonas de la localidad.
La estampa después de un botellón es una bofetada al buen
gusto y a la urbanidad, especialmente en sitios concebidos para el
esparcimiento y el disfrute de la naturaleza, como son los Pinos y la explanada
ferial. La presencia de alcohol en botellas, bricks, y vasos pueden ser
un reclamo peligroso para menores curiosos. La abundancia de cascotes de vidrio
hacen inviable los paseos con nuestras mascotas ante el riesgo de cortes y
lesiones. Los Gobiernos locales, de distinto signo, que han permitido los
botellones, y al parecer lo van a seguir haciendo, han incurrido e incurren en
una grave irresponsabilidad.
Beber alcohol en la vía pública está prohibido en la Ley
Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana (L.O 4/2015 de 30 de marzo),
la famosa Ley Mordaza. El artículo 37.17 establece como infracción leve
“El consumo de bebidas alcohólicas en lugares, vías, establecimientos o
transportes públicos cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana”,
fijando multas entre los 100 y 600 euros. Los menores de 14 años están exentos
de responsabilidad.
Pero además, las Administraciones locales disponen de un
amplísimo repertorio jurídico, en forma de leyes y decretos - autonómicos y
estatales - en materia de salud, consumo y ocio, que las habilitan para su
regulación o prohibición. La Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases
de Régimen Local, y demás disposiciones reglamentarias, lo permiten.
El Ayuntamiento de Ciudad Real cuenta con una Ordenanza
Reguladora de Convivencia y Ocio que hace casi imposible los botellones (eso la
teoría, claro). La FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) ha
elaborado una completa ordenanza tipo para que sus asociados puedan adaptarla a
sus respectivos territorios. Se conocen sentencias de la Sala Tercera de lo
Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo respaldando a ayuntamientos que
han dado ese paso, aunque no haya cobertura normativa autonómica.
Estamos demasiado acostumbradas a que la dirigencia política
mire a otro lado, en vez de afrontar los problemas y adoptar medidas valientes,
sin necesidad por ello de caer en el autoritarismo, ni en el paternalismo.
Por cierto… Mientras se inaugura la temporada de verano en
los Pinos, la plaza del Parque de la Constitución suma ya más de quince días
cerrada a cal y canto, sin explicación oficial. ¿Cosas de la nueva normalidad?
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Miércoles, 30 de Abril del 2025
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