El día 28 se ha celebrado San
Miguel Arcángel: nombre importante en el santoral; también la onomástica de nuestro escritor
universal Miguel de Cervantes. Por ello, en homenaje a su figura, hoy vamos a
escribir (aunque sea sucintamente) de un modelador de palabras, un creador de
sueños, de un hombre que pasó por la vida con su candilillo de esperanza para
que lo alumbrara en las dificultades.
Cervantes, español universal. Y lo
hizo con sólo su palabra y su imaginación. Novelista, poeta, dramaturgo…;
caballero de la ética cabalgó a lomos de su voluntad y carisma la españolidad
de su carácter: mujeriego, brabucón, espadachín…; soldado, perteneció a los
gloriosos tercios españoles y participó “en la más alta ocasión que vieron los
siglos”: así lo expresa en el prólogo de la II parte de su don Quijote,
aludiendo a la batalla de Lepanto
(7/10/1571) donde perdió el uso de la mano izquierda y donde la «Santa
Alianza», promovida por el Papa Pío V, Felipe II y la república de Venecia: tropas
mandadas por don Juan de Austria, venció a la flota turca.
Sin embargo, poco sabemos de la vida
de Cervantes; porque si tratamos de ir un poco más allá de la materialidad de
lo que conocemos, resulta que ignoramos las motivaciones que tuvo para tomar la
mayoría de sus decisiones. Y si lo anterior lo unimos a los años en los que no
tenemos noticias de qué hizo o donde estuvo, entenderemos por qué los
cervantistas bucean con tanto interés en su biografía. A esta dificultad se
añade que, Cervantes, casi nunca habla en primera persona, sino que se esconde
u oculta en personajes inventados como Cide Hamete Benengeli, un historiador
arábigo, según expresión del autor del Quijote, que narra aventuras y
desventuras del hidalgo manchego.
Hoy, el cervantismo oficial dice
saber su lugar de origen y el día de su bautismo; pero aún no se ha descubierto
la fecha de su nacimiento; pues aunque se supone que fue el 29 de septiembre,
día de San Miguel, no hay constancia cierta. En cuanto a la ascendencia del
escritor, tan discutida, tampoco es clara y aunque el mismo Cervantes, una vez
liberado de Argel, prepara un informe en el que dice ser “cristiano viejo”, es
decir: descendiente de cristianos,
sin mezcla conocida de musulmán, judío o gentil, en la realidad nunca
presentó documentos que lo avalaran.
Tercero de cinco hermanos: Andrea,
Luisa, Rodrigo (este último estuvo prisionero junto a Miguel en Argel) y
Magdalena, fue hijo de Rodrigo Cervantes y Catalina de Palacios. Respecto a los primeros veinte años de su
vida no se sabe nada seguro, así como tampoco se puede aseverar que viviera con
sus padres. Sólo se afirma que en 1566 estaba instalado en Madrid y que, en
1569, inicia su carrera de escritor de la mano de su maestro, el humanista Juan
López de Hoyos, con cuatro composiciones poéticas publicadas para la muerte de
la reina Isabel de Valois.
Ese mismo año, al parecer,
Cervantes tiene que salir huyendo por un duelo en el que resulta herido Antonio
de Sigura, un maestro de obras que posteriormente obtendría el cargo de
intendente de construcciones de Felipe II. El documento que afirma tal suceso
dice, que el escritor fue condenado por rebeldía a que le cortaran la mano
derecha y a ser desterrado del reino diez años.
En su huida acabó en Roma, como camarero del Cardenal Acquaviva: el
mismo Cervantes lo confiesa a Ascanio Colonna, en la dedicatoria de La Galatea.
Tampoco la fecha de su alistamiento
en los tercios, compañía de Diego Urbina, en la que también estaba su hermano Rodrigo, tiene una
fecha determinada (1571?); y aunque
tristemente esta aventura acabaría con la herida en el brazo y con la
inutilidad ya conocida, una vez que cura sus heridas en Mesina, vuelve a tomar
parte en acciones militares llevadas a cabo por don Juan de Austria en
Navarino, Corfú y Túnez; pero las dificultad propia de sus lesiones le hacen
regresar a España. Para ello le dan cartas de recomendación, don Juan de
Austria y el Duque de Sessa. Sin embargo, la mala suerte lo acompaña, porque la
galera donde viaja, El Sol, antes de
llegar a las costas catalanas es apresada por el corsario Arnaut Mamí.
Vendido como esclavo, Cervantes
vive cautivo cinco años; cautiverio que lo marcó para siempre y que está
presente en sus obras teatrales: Los
tratos de Argel, Los Baños de Argel; así como en el cuento El Cautivo; que está incluido en la
primera parte del Quijote. Finalmente, mientras que su familia realiza
grandes esfuerzos para conseguir su libertad, los padres trinitarios (19/9/1580) lo rescatan por 500 ducados.
Luego, vendría un largo rosario de
dificultades: recaudador de impuestos acusado de malversación de fondos,
encarcelamientos, penurias económicas, matrimonio desigual con una hidalga de
Esquivias de 19 años: Cervantes contaba 37; ella aportó dote y él nada;
acusación de matar en duelo cuando vivía en Valladolid a un caballero
(Ezpeleta); publicación de los dos Quijotes… En definitiva, una vida de novela
tan interesante como el personaje que, con su magistral pluma, creó o inventó.
Agradecidos debemos estar los
manchegos por habernos regalado su obra cumbre. Esta singularidad nos ha hecho
ser conocidos en todo el mundo. La literatura cervantina ha sido la que ha
moldeado, en parte, nuestro devenir como pueblo que forma parte de la novela
más importante de todos los tiempos; numerosas costumbres, comidas, romances,
refranes, arquitectura, cuentos, leyendas…, son recogidas por Cervantes de la
Mancha y trasladadas a ese compendio de sabiduría que es el Quijote.
Una simple imagen del Hidalgo
Quijana colocada en carteles ya habla de nosotros; asimismo los “gigantes” de
la llanura o molinos de viento, tan célebres (como descuidados durante siglos
en muchos altozanos: aún hoy algunos siguen destruidos), nos llevan más allá de
nuestras fronteras.
Por todo lo anterior y por lo que
hemos realizado para destacar su figura, que el Quijote, símbolo de ideales y
sueños, nos guíe y nos acompañe. Sea.
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Miércoles, 8 de Enero del 2025
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Jueves, 9 de Enero del 2025
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