Todo cuadraba y, desgraciadamente, todas las
previsiones se cumplieron. Lo habían anunciado todos los movimientos sísmicos
que se repetían continuamente. Todo era presumible porque todas las islas del archipiélago
son de origen volcánico, por eso toda La Palma estaba atenta ante la inminente
erupción.
Hasta allí llegaron todos los expertos, sobre todo los
vulcanólogos y los geólogos, también todos los periodistas y todos los
curiosos. Todos estaban atentos esperando el momento para registrar todos los
datos, para dar todas las exclusivas, para hacer demasiadas preguntas absurdas
y extravagantes, todo para rellenar los telediarios, y los más intrépidos para
hacer todas las fotografías con el dantesco paisaje de fondo.
Así que aquella tarde y de repente, la montaña
estalló, y al principio fue todo humo, y después todo fuego, y poco a poco todo
el magma fue derramándose como una lengua voraz y destructora.
Todo era y bonito y trágico a la vez. Nos cuentan que
todas las autoridades y todos los científicos, técnicos y colectivos trabajaron
de forma conjunta, que todo estaba coordinado según lo previsto, pero que era
imposible controlar toda la fuerza de la naturaleza, porque la lava devastaba a
su paso todas las haciendas y plantaciones.
Todas las poblaciones en riesgo fueron avisadas con
antelación y todos los vecinos afectados tuvieron unas horas o minutos para
salvar algunas pertenencias, así que todos llenaron sus coches y camiones con
los enseres más valiosos y, por encima de todo, la intención de recuperar todos
sus recuerdos y sus documentos.
Por la isla pasaron todos los políticos posibles y
todos se hicieron la foto de rigor. Los que gobiernan han prometido todo tipo
de ayudas, pero ya veremos. Frente a la fatalidad todos tratamos de ser
solidarios, todos entendemos su preocupación y su tristeza ante tamaña
tragedia.
Mientras tanto la vida continua y todos los demás
siguen con su rutina y sus trabajos. Ajenos al volcán, todos los turistas
siguen yendo a la playa. Y todos los medios siguen ahí, todos diciendo lo
mismo, todos especulando sobre posibles reacciones y sus consecuencias, que si
el aire, que si la ceniza, que si hay precipitaciones la lluvia podría ser
ácida, que si la lengua de magma llega al mar habría una reacción química.
Ahora todos hablamos del volcán "Cumbre vieja" y sus consecuencias.
También en este momento todos los agoreros e iluminados han sacado a relucir
todas las viejas teorías catastrofistas.
Pero no todos entienden la angustia de los que
perdieron todo, de repente ellos han perdido el pasado, sus raíces y el
esfuerzo de su trabajo. A partir de ahora todos necesitan volver a ilusionarse
con un futuro incierto, todos deberán rehacer sus vidas, todos necesitan
recuperar la sonrisa y borrar de la memoria la catástrofe. Nosotros lo
conseguiremos en cuanto haya otra noticia más impactante, sin embargo, todos
ellos seguirán rumiando su mala suerte
durante bastante tiempo.
Si el eventual y curioso lector ha logrado llegar al
final del anterior texto sin aburrirse, supongo que, con perspicacia, habrá
notado claramente un exceso de vocablos repetitivos y no siempre fáciles de
colocar en demasiadas frases, palabra que se podía haber omitido perfectamente
en muchas ocasiones.
Pues bien, la culpa de este raro escrito la tienen los
avispados integrantes del colectivo "El Globosonda" porque tan
imaginativos ellos, han decidido para este mes de octubre elegir como tema a
desarrollar la palabra "TODO", y yo, por más vueltas que le he dado,
y por más que he tratado de discurrir ante este reto de TODO no se me ocurre
otra cosa.
Globosonda: Texto para la Caja Negra del mes de
octubre del 2021.
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Sábado, 27 de Abril del 2024
Sábado, 27 de Abril del 2024
Viernes, 26 de Abril del 2024