Opinión

Una pasión (Tomelloso, 6 de enero de 1990)

Juan Félix Maldonado | Lunes, 18 de Julio del 2022
{{Imagen.Descripcion}} Alineación del Atlético Tomelloso en la temporada 1989/1990 Alineación del Atlético Tomelloso en la temporada 1989/1990

Cuenta el simpático personaje que interpreta Guillermo Francella en la película argentina El secreto de sus ojos que un tipo nunca puede cambiar de pasión; puede cambiar de cara, de dios o incluso de religión, pero de lo que no puede cambiar es de equipo de fútbol.

Yo soy albacetista, es como se nos conoce en el mundo de este deporte a los seguidores del Albacete Balompié, a los que sufrimos los rigores extremos del clima manchego en una butaca del Carlos Belmonte. Pero eso no es lo peor, lo peor es la costumbre al sufrimiento de esta afición, la frecuencia de los sinsabores de las derrotas. Un club que ha tocado el cielo de la Primera División, siempre le será difícil acostumbrarse al barro de las competiciones más modestas, a dejar de mirar de una vez a ese pasado glorioso para mirar al horizonte más cercano, aunque en él se vislumbren más decepciones que alegrías. Todas las desilusiones que nos da el fútbol, no se lo perdonaríamos ni a la persona que más amamos, no toleraríamos a nadie ese cúmulo de desengaños y traiciones, pero es que como dicen los argentinos una pasión es una pasión.

No debe haber muchos como yo, tomellosero y albacetista, pero esa extraña unión tiene una explicación; un origen en una fecha concreta, un día histórico en el fútbol de Tomelloso, el día que comenzó esta historia de amor…

Yo de pequeño iba al Municipal. Entonces aún no se llamaba Paco Gálvez y el Tomelloso vivía una época dorada en la categoría de bronce. En la temporada 89/90 quedó encuadrado en el Grupo III, que fue dominado de forma abrumadora por el Albacete Balompié que hizo su visita a Tomelloso el día de Reyes de 1990. Escribía Jose Luis Albiñana “Pona” en su crónica para Lanza que se produjo la mayor entrada de la historia. Más de 6000 espectadores. Recuerdo yo que tuvieron que vallar todo el perímetro del campo para tanta gente. Solo de Albacete se dejaron caer 3000 mil seguidores; un desplazamiento masivo, mucho mayor incluso de los que se hacen actualmente, una afición que estuvo ruidosa y festiva, mucho más y como suele ocurrir que en su propio estadio. Aquellos gritos de ¡Alba, Alba! espolearon a su equipo a la victoria de aquel día y al ascenso a final de la temporada. Ese equipo fue el origen del ya legendario Queso Mecánico; allí estaban el gran capitán Catalí, Antonio el máximo goleador de la historia del club, y Benito Floro en el banquillo, que llegaría años después a fichar por el Real Madrid, no sin antes llevar al Alba a Primera, e incluso, rozar la clasificación europea. Muchos de esos jugadores que estuvieron aquella tarde en el campo tomellosero, los vería años después, con devoción, pintándole la cara al Madrid del Buitre o al Barça de Cruyff, haciendo crecer esa pasión de las que ahora les hablo.

Este año, ambos equipos, Tomelloso y Albacete, se han vuelto a unir de algún modo. Ambos han conseguido ascender, y además, los dos lo han hecho de un modo épico e inolvidable. El Tomelloso consiguiendo en su estadio un cuarto gol en el descuento, y el Albacete, ganando en la prórroga a todo un Depor en el mismísimo Riazor, escribiendo uno de los episodios más heroicos e inolvidables de la historia del club.

El año que viene ambos equipos estarán en la categoría que mínimo se merecen. Volveremos quizás entonces a renunciar a la alegría, a convivir más a menudo con la derrota que con la victoria, pero es que una pasión se gesta en la balsa amniótica del sufrimiento y nace como una supernova con un cabezazo, un gol, un segundo de gloria, un Riazorazo. Es en esos momentos cuando me compadezco de los seguidores de los equipos grandes, porque imagino que ellos no viven la victoria igual, sino que para ellos ganarle al que a priori presuponen el pequeño, el vencido, no les debe generar poco más que un ínfimo alivio. Si no has vivido los días grises después de un descenso, no sabes lo luminosa que es la luz cuando asciendes. Lo más fácil es ser del caballo ganador, pero la victoria de los vencidos es mucho más hermosa porque se produce menos veces. Y porque una pasión, es una pasión.

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