Tomelloso

Con un gran éxito, Teatro Estudio San Sebastián regresa a Tomelloso con “Baile de huesos”

La compañía donostiarra representó su montaje más aclamado dentro de los intercambios teatrales de Platea – Los teléfonos móviles volvieron a ser los sobrevenidos protagonistas de la noche

Francisco Navarro | Domingo, 18 de Septiembre del 2022
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Regresaba este sábado Teatro Estudio de San Sebastián a Tomelloso con su montaje más aclamado “Baile de huesos”. La premiada compañía donostiarra puso en escena la obra de la alcazareña Elena Belmonte en el Auditorio López Torres —que registró una buena entrada—, dentro de los intercambios teatrales que organiza el Grupo Platea. Teatro Estudio volvió a encandilar al respetable con su buen hacer que premió a la veterana compañía con una ovación. La telefonía móvil hizo de nuevo estragos durante la función, tanto fue así que el director, Manolo Gómez, se quejó al final de la representación de esa circunstancia.

Al periodista le surge siempre, a la hora de contar a los lectores un espectáculo, el que sea, un dilema. Esa disyuntiva es la siguiente, ¿recogemos los acontecimientos que de vez en cuando ocurren durante una representación o concierto (las toses, un micrófono que falla, un vídeo que no entra, un señor que llega tarde, las fotos y vídeos con flash, los intempestivos comentarios, los murmullos…) quitándole el protagonismo al espectáculo y poniendo el foco en la anécdota? ¿Obviamos los sucedidos y nos centramos en la función, dándole toda la importancia al trabajo de los actores (o músicos, o volatineros)?

Por más que nos pese (y a algunos no les pesa lo suficiente) el protagonismo de este sábado en el Auditorio fue de los teléfonos móviles. Uno en particular que histriónicamente sobreactuaba como un actor del método, reclamando para sí la atención del público mientras que el elenco de Teatro Estudio se dejaba la piel en el escenario. Y otros cuantos, más modestos, pero igual de irritantes, que cada tanto avisaban a su dueño de la llegada de algún mensaje de WhatsApp. No es la primera vez que esto ocurre, ni mucho menos. La circunstancia —que una inesperada fanfarria se ponga a sonar en medio de un espectáculo— se repite asiduamente, hace unas semanas en la representación de “Los árboles mueren de pie”, sin ir más lejos. En el Auditorio, en el Marcelo Grande, en el parque, la plaza o donde sea, siempre hay un teléfono que interrumpe una función.

Los móviles nos facilitan a todos la vida, menos a los actores si no los apagamos o los ponemos en silencio cuando entramos en el teatro. No es justo que tantas horas de trabajo y ensayo se vayan a la porra en una décima de segundo porque hayamos olvidado de programar nuestro celular para que no haga ruido. El enervante sonido saca al intérprete de situación, lo descoloca y es muy difícil recuperarse.

Una gran interpretación

Pero volvamos a la representación. Teatro Estudio San Sebastián volvió a dejarnos boquiabiertos con su actuación. Tanto, que el periodista absorto con las interpretaciones de los cinco actores, no tomó ni notas de la función. Ya saben el argumento, cuatro personajes (aparentemente arquetípicos) se reúnen en la antesala de la otra vida esperando a la muerte. Una Muerte pizpireta, amable, sonriente y comprensiva (Esther Remiro), que habla con ellos para deducir cual es el que se lleva con ella.

Estos personajes son, Tobías, de quien hace Mikel Larrañaga, un tipo descarado, escéptico y bastante malaje que ha tenido un accidente de tráfico; Lisa (Miriam Aranguren) una soñadora que ha recibido un tiro en una playa de Cartagena de Indias; Cora, la interpreta Mari Carmen Oianeder, una fría ejecutiva que ha sufrido una apoplejía mientras se lavaba la cabeza y Mauro (Peio Arnaez), un hombre gris, apocado y algo friki que tiene una rara enfermedad renal. Los personajes, en un brillante trabajo interpretativo, se van alejando en el transcurso de la obra de esas maniqueas tipologías con las que se han presentado. Los actores nos encandilaron con sus diálogos (monólogos en muchas ocasiones), pero desgraciadamente los teléfonos nos recordaban cada tanto que somos mortales.

Cuando cayó el telón, Teatro Estudio de San Sebastián recibió una gran ovación del público. El director, Manolo Gómez, dio las gracias “a casi todos” por la asistencia al Auditorio López Torres, señalando la injusticia que supone que suene un móvil durante una representación teatral.

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