El pintor tomellosero, Antonio López García, ha concedido una entrevista al diario El Pais, precisamente el periódico que ha seguido su trayectoria y lo ha tenido como referencia de  portada en varias ocasiones. El vector principal de la deliciosa entrevista de Manuel Morales transita por el actual momento artístico de este genio de la pintura y la escultura.  Por su interés,  reproducimos la entrevista en La Voz de Tomelloso.

El pasado jueves, el maestro del realismo, de 86 años, Premio Príncipe de Asturias de las Artes y Premio Velázquez de Bellas Artes, dejó sus pinceles para pasar tres horas reuniéndose con una veintena de personas en la sede de la empresa cultural La Fábrica en Madrid. en el marco de un ciclo titulado Campus, en el que personalidades de la cultura española son invitadas a charlar con un grupo pequeño comité. 

Hace un tiempo concedió esta entrevista exclusiva, a la que asistió con su habitual sencillez, que no encaja en el complejo laberinto que es para él el arte, y sin embargo parece estar organizado en su cabeza. Hablar con él es como hacer un viaje por la historia del arte, desde las pinturas de las Cuevas de Altamira hasta Velázquez, el genio que más admira, y desde Fidias hasta el arte contemporáneo. Lo hace con frases sucintas, pero sin vehemencia, y para no caer en la solemnidad, interrumpe de vez en cuando su discurso con una carcajada. “No soy optimista, es difícil, aunque me gusta el mundo y el trato con la gente”.

-¿Cómo está después de la pandemia?

- Bueno, tengo que decir! pero lo de Covid, creo, es el resultado de nuestro comportamiento. Es un síntoma de manejo inadecuado de los animales.

-¿En qué trabaja ahora?

- Casi nunca me he enfocado en una sola cosa, tal vez es algo que aprendí cuando era estudiante de arte. [comienzos de los cincuenta] y teníamos cuatro asignaturas al día, alternando entre pintura y escultura. Me paso todo el día haciendo los deberes y me cuesta más llevar una cosa que varias a la vez.

-¿Cuáles son más urgentes de acabar?

- Casi todos están seleccionados por mí, excepto algunos pedidos. Pasé unos cinco años trabajando en mi vida en mi casa, una especie de relato pintado de mí y mi familia. Son unas 25 obras que tomo y dejo. Luego están las tres puertas de la Catedral de Burgos. Para esto voy casi todos los días a la fundición, he terminado el segundo y vamos al tercero.

 - Ha habido controversia sobre estas puertas de bronce. Incluso se recogieron firmas en Burgos para que no sustituyeran a las actuales  de madera.

- Tienes que vivir con eso. Si creo en mi trabajo, tengo que seguir adelante.

-Cuando se vio este proyecto, incluso hubo gente que dijo que se representaba como Dios en la puerta central.

- Eso es lo de menos. Es como que te digan que Velázquez se pintó a sí mismo en su Cristo. Qué diferencia hace. Tienes que sacarlo de algún lado, no sé pintar de memoria, siempre necesito un punto de partida, en este caso la gente. ¿Quién eres tú? ¿Y eso qué importa?

- ¿Cómo va su día?

- Me levanto alrededor de las ocho y cuarto, generalmente regular, el comienzo del día es difícil. Luego lavo los platos, desayuno, lavo las ollas y sartenes y poco a poco [en mi cabeza] las cosas positivas. Lavo las brochas y me pongo manos a la obra. Si tengo que ir a la fundición, voy de diez a tres de la mañana. Se portan muy bien porque a veces doy mucha murga. Me llevan a casa, comen y hacen algún trabajo por la tarde. Mi vida tiene que ver con el trabajo, ya sean las flores, la casa, los archivos…

- ¿Lo veremos pintando en la Gran Vía o la Puerta del Sol de Madrid?

- El año pasado decidí ir a pintar en la calle como hacían los pintores, que pasó justo antes de los impresionistas. La Puerta del Sol está en construcción y cuando estén terminada, si no puedo ubicarme donde se comenzó la pintura, la comenzaré de nuevo.

- ¿Cómo ha cambiado su idea del arte a lo largo de los años?

-La constante es que me dedico a la pintura. También me gusta la escultura, la música… y el cine como espectador. Mi vida es mejor con todo esto. Nada ha cambiado, solo que ahora me siento más libre que nunca y más decidido a hacer lo que creo que es necesario. Y también me ganaba la vida con este trabajo.

- Dijo una vez que la realidad es dura y amarga y eso se refleja en su pintura.

- La sociedad hoy en día está muy protegida por la ciencia; El hombre vive más que nunca, pero el mundo es más oscuro que antes y el arte es natural.

- ¿Por qué?

- Porque el artista hace más que nunca lo que quiere. Solía depender de una comisión y sociedad. Pero desde que los impresionistas eligieron la libertad, se han dicho cosas que antes no se decían. Aparecen Giacometti, Bacon, Kafka, Dostoyevsky… con una visión muy oscura de la vida. No es un invento de los pintores contar cosas desagradables, ellos lo viven.

- Pero el gran progreso tecnológico ha resultado en la destrucción de la naturaleza. El cambio climático se cita como una de las razones de los recientes actos de vandalismo de los jóvenes en los museos.

- Me interesa mucho este tema, más que el Covid. El hombre no se da cuenta del mal que está haciendo. Creyeron lo que dice la Biblia: Tú eres el dueño de todo lo que hay en la tierra. A menos que haya gobiernos que se encarguen de ello rápidamente, será malo. Necesitamos ser más sensibles a lo que nos rodea.

 -¿Y las protestas?

- Me parece sucio, repugnante y grosero comportarme así.

-¿Por qué tarda tanto en terminar sus obras?

- No necesito tanto tiempo. Tengo mi manera de pintar. Hay que dejar atrás algunas cosas para las que no hay una respuesta clara. El arte que se hizo en España no fue lento, aunque Velázquez no tiene muchas pinturas. Goya lo hace. Llegué tarde porque tuve que parar, porque no tenía claro cómo proceder y preferí esperar por si se me ocurría algo.

- Una de estas obras, que le llevó 20 años (1994-2014), fue La familia de Juan Carlos I. ¿Le dio dolor de cabeza?

-Ninguna. Fue gratificante, me encargó Patrimonio Nacional y sabía que era difícil, pero quería pintar una familia, cosa que nunca había hecho, algo así como las fotografías de nuestros abuelos. Me detenía cuando no sabía cómo continuar y luego lo retomaba. ¿Hace 20 años? Como habían pasado 30, de vez en cuando me preguntaban cómo estaba y les decía. Este cuadro fue un laboratorio, una lección.

-En julio se inaugura en Madrid la Sala de las Colecciones Reales, el nuevo Museo del Patrimonio Nacional al que estaba destinado este cuadro, que finalmente no irá.

- Eso me parece muy bien. La pintura es tuya. Te piden una foto, te pagan, ¿aún así debo quejarme? Estoy muy agradecido.

- Cuando da talleres a los jóvenes, ¿qué les dice?

-La relación con los jóvenes pintores me enseña, eso me gusta. La fórmula que te digo es trabajar de forma natural, no tengas miedo de hacerlo. Mis amigos siempre han sido pintores y escultores. Debería haber involucrado a un médico, ahora sería bueno para mí. [risas].

- ¿Veremos otra exposición suya? La última tuvo lugar en Valencia en 2020 e incluyó obras de su mujer, la pintora María Moreno, fallecida en febrero de este año.

- Fue maravilloso Claro que puede haber otro si me prestan las fotos, y si no, quizás también. Aunque está muy bien sin exponerme, estuve así un tiempo. Solo pintaba y vendía, era feliz.

-¿Ha pensado en el momento de la retirada?

- (risas) No veo por qué. De vez en cuando le pregunto a la gente que me quiere, «¿Qué piensas de lo que hago?» Y me dicen que está bien. Y sobre todo quiero seguir.