Tomelloso

"Una persona tóxica es como un vampiro emocional que se alimenta de su víctima"

Abordamos con el psicólogo sanitario, Tonino Tarquini, experto en Inteligencia Emocional el tema de las relaciones Toxicas

La Voz | Jueves, 23 de Febrero del 2023
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Abordamos en esta entrevista con el psicólogo sanitario, Tonino Tarquini, experto en Inteligencia Emocional  el tema de  las relaciones tóxicas, tema de gran interés porque puede afectar a un importante número de personal. El psicólogo analiza el tema desde un prisma científico: sus síntomas, características, direrentes situaciones que se pueden presentar y posibilidades de tratamiento.

-¿Qué se entiende por relaciones o personan toxicas?

-La RAE define la palabra relación como una correspondencia, una conexión, un trato o una comunicación que hay entre dos personas y puede ser amorosa, de parentesco, de amistad o profesional. En algunas circunstancias este tipo de relaciones pierden su funcionalidad adaptativa y pueden llegar hasta el punto de ser toxicas.  Somos animales sociales y gracias a las relaciones entre iguales hemos conseguido sobrevivir, adaptarnos y evolucionar, pero en determinados contextos las relaciones pierden su funcionalidad y pueden transformarse en la peor de las pesadillas. 

Cuando hablamos de relaciones toxicas, nos referimos a la peculiar conexión entre una persona Toxica y otra persona Toxificada. Entre las dos partes que intervienen en este proceso, se genera y mantiene un juego sutil, a veces sádico y macabro de necesidad.  Podemos distinguir entre dos tipos de relaciones, las que se suponen adaptativas o funcionales y las desadaptativas  o disfuncionales . 

Las relaciones adaptativas o sanas se basan en relaciones entre iguales, sin posiciones de poder, donde la comunicación fluida y bidireccional junto al respeto y confianza son soberanos, así como la atención de los límites, físicos y emocionales.  Mientras que, las relaciones desadaptativas o toxicas no son saludables, y desembocan casi siempre en vínculos emocionales de  dependencia, miedo, chantaje y pérdida de respeto hacia el toxificado. 

Siempre, en una relación toxica, una de las dos partes tiene el control o manipula de alguna forma a la otra. Las relaciones pueden volverse toxicas con el paso del tiempo y lo que en principio podía parecer un cuento de hadas, termina transformándose en la peor de las pesadillas. A veces la historia de amor más bonita del mundo, una relación profesional enriquecedora, el amigo perfecto etc.  pueden transformarse de repente en una relación de control, donde un miembro de las dos partes se aprovecha del otro, con el fin de conseguir un beneficio económico, emocional y a veces hasta sexual.   

El toxico es conocido como un vampiro emocional que se alimenta de su victima, dejando sin fuerzas, sin identidad. Las relaciones toxicas, sean cuales sean, siempre se caracterizan por el hecho de dañar el bienestar de los componentes que la forman. 

-¿Hay muchas relaciones tóxicas hoy en día?

-Tengo que reconocer, que la palabra “tóxico” en referencia a las relaciones  se ha puesto muy de moda.  No todo lo que se define como tóxico es toxico de verdad, hay diferentes grados de toxicidad. Me refiero a que, tal vez, hoy en día se abusa del término “Tóxico”, sobre todo en el ámbito de relaciones profesionales como amorosas. Es muy fácil decir: mi ex pareja era toxica, mi jefe es toxico, mis compañeros de trabajo son tóxicos etc. ¿Estamos verdaderamente seguros de lo que afirmamos?

Todos nos podemos definir un “poco tóxicos”, lo importante como profesional es identificar o cuantificar los niveles reales de toxicidad en una relación, y esto requiere valorar y cuantificar una serie de factores.  

-¿Qué emociones entran en juego en una relación tóxica?

-En una relación toxica entran en juego varias emociones como la tristeza, la rabia, el miedo y otros sentimientos más complejos como el sentimiento de culpa, la impotencia, frustración o inutilidad. La víctima de una relación toxica, es incapaz de analizar el marco de sus vivencias desadaptativas desde un punto de vista objetivo, y debido a esta distorsión de la realidad pueden hasta llegar a asumir que son la causa de la conducta de su verdugo. Las relaciones tóxicas afectan a la autoestima, el autoconcepto y a la autoconfianza de la persona que la sufre. 

-¿Entonces, es posible que todos tengamos  un grado de toxicidad?

-Si, al fin al cabo nadie es perfecto y como  decía antes no existe una línea de demarcación evidente entre lo sano y lo insano. Todos somos, hemos sido o tal vez seremos en una determinada circunstancia un poco “tóxicos”. Como pasa con la mayoría de los trastornos psicológicos es casi imposible eludir algún grado o criterio de inclusión en un determinado trastorno. Dicho de otra forma, la diferencia entre un tóxico, narcisista o psicópata y alguien que no lo es, se encuentra en el hecho de ser consciente de los errores, de tener autocritica, de aprender y no repetir patrones de conducta inadecuados. 

-¿Qué patrón psicológico suele presentar una persona toxica y su victima?

-Muy buena pregunta, se podrían pasar horas debatiendo sobre ello, pero en líneas generales y con capacidad de síntesis podemos definir el perfil del individuo tóxico como el de un narcisista o psicópata. Mientras el perfil  de la victima como el de sensible, frágil y con un elevado nivel de susceptibilidad hacia la  culpabilidad.  

Ahora os pido un favor: tener  cuidado en el uso o abuso de estas dos definiciones . No caigamos en el error de etiquetar, sin tener una sana base diagnostica, como respaldo a  similares afirmaciones.   Las personas toxicas presentan una característica común y entre las cuales encontramos: Falta de empatía absoluta. Egoísmo y egocentrismo  elevado. Las personas toxicas se aprovechan de las relaciones de poder que asumen para sacar el máximo beneficio, sin tener en consideración a la otra persona. 

Las personas toxicas que podrían parecer de entrada, personas dominantes, súper seguras de si mismas, en realidad son personas muy frágiles, débiles desde el punto de vista emocional, y suelen presentar una baja autoestima. La persona toxica es una persona con fuertes carencias afectivas, que intentan reafirmar su “yo” por medio del control o el daño que pueden infringir a otras personas. 

El toxico no es toxico en todos los ámbitos, cuidado, por eso es difícil de identificar, podemos encontrarnos con un padre de familia comprometido, que al mismo tiempo es un jefe despiadado son sus subalternos.  

-A nivel de pareja ¿como funciona el patrón de toxicidad?

-Cuando el problema lo tenemos en nuestra casa,  puede ser aun más complejo de gestionar que a nivel profesional o  de amistad.  En las relaciones toxicas de pareja se repite siempre el mismo  patrón: Las victimas viven con la esperanza oculta de poder salvar o cambiar su verdugo.  Una de las variables principales en el caso de relaciones toxicas de pareja, está fuertemente vinculado con los modelos de pareja aprendido en ámbito doméstico, e interiorizado durante diferentes etapas del desarrollo. 

En muchas relaciones toxicas de pareja se reproduce el síndrome de Estocolmo: que ocurre cuando una victima o en este caso un rehén emocional se enamora de su opresor. Los patrones de culpabilidad interiorizados, pueden ser los factores que favorecen la dificultad de ruptura por parte de la víctima.

En el caso de relaciones sentimentales, como en todos los otros ámbitos que hemos tratado, el patrón es siempre el mismo, cambia el contexto, y cambiando el contexto cambia sobre el todo el vinculo de apego con en la relación diádica . 

En una relación de pareja  toxica  se presentan a menudo  escenarios de manipulación, falta de empatía, sentimientos de culpa o cualquier tipo de violencia. La victima asume y justifica  determinadas conductas desadaptativas como algo normal, debido, como he señalado antes, a sistemas de aprendizaje interiorizados como los modelos familiares en los cuales se han criado. 

-¿En ámbito profesional son muy frecuentes las relaciones toxicas?

-Si, más de lo que nos podemos imaginar, y no me refiero solo y exclusivamente a  relación entre “jefe” y empleado, me refiero también a las relaciones entre “compañeros de trabajo”. El jefe ejerce un poder, y uno de los  problemas es que: cualquiera puede ser jefe. Y si a este poder, le sumamos algún patrón psicológico o carencia afectiva o rasgo de personalidad como los comentados anteriormente, el juego está hecho. 

La direccionalidad de relación toxica en el trabajo no es exclusivamente unidireccional Jefe toxico y empleado toxificado, en circunstancias,  también el jefe puede ser victima de un perfil psicológico alterado, dando lugar a una inversiones de roles. 

En ámbito profesional, la continua búsqueda de objetivos, el exceso de enfoque en resultados financieros, genera patrones de conducta que se alejan de valores centrados en el respeto o el bien común.

-Entonces, ¿qué hacer?

-Ya sabemos que, la persona toxica necesita de una victima de un perfil especifico. Un toxico es como un parasito, necesita de la persona que controla, no la quiere matar no quiere prescindir de ella, se quiere alimentar de ella, por esto:  la necesita viva. 

Tratar una persona toxificada, es posible, siempre y cuando haya un compromiso de aceptación y cambio. Tratar el agente toxico, es otro tema. La mayoría, por no decir la totalidad  de los tóxicos, no reconocen su problema, y esto hace inviable, si no muy difícil la intervención psicológica. 

La terapia psicológica  va dirigida hacia la victima, a su empoderamiento, a mejorar su autoestima, a romper el vinculo de dependencia hacia el toxico. Aprender a manejar la asertividad y bloquear cualquier posible forma de contacto, siempre y cuando sea posible.  

Como toda exposición a agentes tóxicos es dañina, lo mismo ocurre con las relaciones.  Es conveniente hacer funcionar la parte analítica del cerebro y relativizar los pros y contras de seguir adelante con la relación.  Cada ruptura o  cambio, supone  un proceso por el cual tendremos que pasar, si queremos llegar a conseguir la aceptación de la nueva realidad. 

Uno, si no, el principal obstáculo que encuentro en este tipo de intervención terapéutica  es que ni el toxico “el verdugo”, ni la pareja, empleado o familiar (en este caso la  “victima”) se dan cuenta del juego macabro en el cual están involucrados. 

De forma preventiva, a las parejas les pido:  conocerse bien, esperar un tiempo prudencial antes de iniciar algo serio, antes de generar un compromiso, y este tiempo prudencial seria “El fin de  la fase del enamoramiento”.  Las relaciones sanas, sean cuales sean, son relaciones de empática, de comunicación, de respeto. Que se mueven entre unos limites previamente establecidos por las dos partes, no impuesto por una de ellas. 

Cuando surgen las primeras dudas, preguntarse siempre: Esta relación personal, profesional, de pareja  ¿es sana?  Si la respuesta es negativa, creo que ha llegado el momento de ponernos en marcha,  de dar el paso y pedir ayuda a un especialista que te acompañe en este proceso, siempre y cuando no  encuentres los recursos suficientes para salir solo. 


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