Al director del IRIAF, Esteban García
Romero, no le sorprende que todavía mucha gente se refiera a este gran centro
investigador como Escuela de Capataces. “La verdad es que fueron muchos años y
es lógico, que mucha gente conozca por el antiguo nombre, un centro en el cual
se obtenía una capacitación agrícola y ganadera muy completa. Además, hay
personas que acostumbran a llamar a las
cosas por su nombre más antiguo, pasa aquí y también en otros sitios”.
Pero nada tiene que ver aquella vetusta
escuela con lo que hoy es el IRIAF, el
Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de
Castilla-La Mancha, al que está adscrito el IVICAM que también desarrolla su
actividad en este gran edificio, remozado años atrás, y que ofrece una moderna
imagen tanto por el espectacular acabado del inmueble como por los equipos de
alta tecnología que contiene.
“El IRIAF se creó en abril 2015 y engloba
a todos los centros de investigación agrícolas y ganaderos dependientes de la
Consejería de Agricultura, entre ellos el IVICAM”, -explica Esteban García que
nos ha recibido con cercanía y jovialidad en su despacho-. Los otros son el
Centro de Marchamalo, especialista en mieles y abejas; el centro de
Albaladejito en Cuenca, donde se trabaja con plantas aromáticas y azafrán; el centro de Valdepeñas que investiga todo lo
relacionado con el queso manchego; el Dehesón del Encinar, en Oropesa (Toledo),
que desarrolla la investigación sobre el origen del porcino ibérico y
finalmente el centro de El Chaparrillo, que trabaja en hortícolas, algo de
olivo, pero que fundamentalmente se le conoce por el pistacho, “un cultivo con
mucho futuro porque se puede cultivar en una franja geográfica muy concreta y
reducida. Como la producción es deficitaria, siempre hay más demanda que oferta
y, por tanto, los precios son muy interesantes. Los agricultores lo van
acogiendo poco a poco ya que es un cultivo que tarda en ofrecer producción”.
Pero además de todos estos centros
agrícolas, el IRIAF es el paraguas que cobija también el denominado proyecto Clamber en Puertollano, donde se
investiga el aprovechamiento de subproductos para obtener otros nuevos y también la Estación Enológica de Alcázar de
San Juan, un servicio al que también aspiró Tomelloso y que generó algo de
polémica. El director asegura en tono
prudente que “respeto las opiniones de quienes dicen que la estación debió
ubicarse aquí, pero no las comparto. Desde Tomelloso se dirige a la Enológica y
no al revés. En la Estación, que siempre estuvo en Alcázar, se realizan los
análisis convencionales de los vinos,
pero no es menos cierto que en el
laboratorio de investigación del IVICAM se realizan los análisis que,
bien por especificad técnica o por dificultad científica o experimental no los
puede hacer la Enológica. No creo que haya habido un menoscabo a Tomelloso que,
repito, tiene la sede que dirige a todos los centros de investigación”.
La
investigación y la experimentación agraria son los grandes pilares del
IRIAF, pero su director añade otra función primordial. “Los conocimientos que
nosotros adquirimos hay que divulgarlos y transferirlos al sector agrario en
forma de cursos, jornadas, publicaciones en revistas…El año pasado el IRIAF
publicó más de treinta artículos en revistas científicas internacionales”. Sin embargo, las funciones, contenido y
estructura del centro no son todavía muy conocidas para la mayor parte de la
población. “El sector vitivinícola, no
solo de Tomelloso, sino de toda Castilla-La Mancha conoce el IVICAM, aunque
reconozco que la población en general no lo conoce tanto. Y es una pena porque
cuando recibimos visitas de colegios o institutos a los que preparamos un itinerario
por nuestras dependencias se van maravillados”, -señala-.
Variedades
autóctonas y cambio climático
Esteban García habla con orgullo de
algunos de los trabajos que se han desarrollado en el IVICAM. “Hemos recuperado
hasta cuarenta variedades autóctonas cuyo perfil genético no se encontraba en
ninguna base de datos. Es un trabajo de prospección, de patearse toda la
región, sobre todo zonas más marginales de serranía donde se ha abandonado la
agricultura. Una de la que hemos recuperado es la moribel y ya aparece en la
última lista de variedades autorizadas en la región. Y tenemos en cola otras
variedades que poco a poco irán apareciendo”.
En el IRIAF trabajan cerca de doscientas personas,
mientras que en el IVICAM son 35, con un superviviente todavía de la antigua
Escuela de Capataces. Esteban García valora el espectacular desarrollo de la
viticultura en la región. “El reto es adaptar las explotaciones para que sean
rentables, manejando equilibradamente los parámetros de cantidad y calidad”.
Pero por el horizonte asoman otros retos muy importantes como el del cambio
climático. “Una de nuestras líneas de trabajo en el IVICAM en estos momentos
es qué variedad resiste mejor el estrés
hídrico, cuáles son las que no resisten…porque dentro de unos años habrá que
considerar este aspecto a la hora de
elegir que variedad plantamos”. A pesar del debate, algunas negaciones y
controversias que suele generar el término, el cambio climático es una realidad
que está ahí. “Los propios agricultores lo saben mejor que nadie al ver como se
adelantan las vendimias, llueve mucho menos y las temperaturas nocturnas son
mucho más elevadas y eso influye en la forma de maduración de la uva”, -explica
el director del Instituto-.
Para Esteban García es importante que
todo lo que se investiga en Castilla-La Mancha y en otras comunidades autónomas
se pone en común en congresos. La investigación no se entiende como algo
aislado, siempre hay que interrelacionarse”.
El
grado de Enología
Ahora que empieza a cobrar fuerza la
posibilidad de que la Universidad de Castilla imparta el grado de Enología,
preguntamos al director sobre la nueva dimensión que podría adquirir el
Instituto si finalmente los alumnos
realizan las prácticas en sus instalaciones. “En la región con mayor productora
de vino de toda España que ningún castellano-manchego pueda hacerse enólogo en
su región es algo que no se cree nadie. Apoyaremos que se implante esta
titulación, y la Universidad sabe que tendrá todo nuestro apoyo para que ese
grado sea el mejor. El Instituto estará abierto para las prácticas de los
alumnos o los trabajos de fin de carrera, de hecho ya acogemos a alumnos que
realizan su trabajo de fin de máster. Podemos Ofrecer unos campos
experimentales que no tiene la Universidad”. También gana enteros la opción de
que Tomelloso acoja las enseñanzas de Formación Profesional de Técnicos de Elaboración de Vinos, que sí
tienen otras ciudades como Valdepeñas o Villarrobledo. “Sería también muy bueno
para Tomelloso, -afirma Esteban García, porque es una ciudad ideal por las
bodegas y alcoholeras que alberga y, lógicamente, por tener también el IVICAM”.
El complemento ideal a esta entrevista es
el recorrido que hacemos por las instalaciones. Pasamos primero por los
laboratorios, dotados con equipos de la mejor tecnología; después vemos el
almacén de muestras, el laboratorio de biología molecular donde Pedro Miguel
Izquierdo investiga sobre enfermedades, hongos patógenos o características de
variedades que como él mismo explica “son siempre trabajos a muy largo plazo.
La labor de un investigador requiere mucha paciencia”. Y finalmente llegamos a
la bodega, equipada con equipos en escala más pequeña que una normal y donde se
suelen realizar entre ochenta y cien elaboraciones por campaña.
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Jueves, 2 de Enero del 2025
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