El silencio de tu ausencia me despierta de madrugada. Cada noche me pierdo en infinitas horas de luna y sábanas en las que no puedo cerrar los ojos sin volver a verte. Casi han pasado tres años y sigues viva en cada instante que respiro. Aún me dueles con la misma intensidad que si hubiera sido ayer cuando apreté tu mano por última vez para despedirme. ¡Cuánto pesa el vacío que has dejado! La vida se me desdibuja en un triste camino que no me conduce a ninguna parte, en una sombra difusa que se desvanece entre ilusiones rotas, anhelos perdidos, abrazos de aire, besos vacíos y suspiros de viento.