Alfonso Manzanares califica la poesía de Salvador García como sencilla, pero capaz de exponer grandes ideas. Los versos del ganador del último premio Eladio Cabañero en “Sobreviene el olvido” son, ante todo, honestos; abrumadoramente honrados. Y fue esa sencillez, honestidad y cercanía el leitmotiv de la presentación del poemario este jueves (“es un libro hijo de Tomelloso”) en la Biblioteca Municipal Francisco García Pavón.

En un acto íntimo (mucho más de lo que se merecía el autor premiado y el galardón), que presentó la directora de la Biblioteca, Carmen Labrador, se habló de poesía, de creación y de “Sobreviene el olvido” un conjunto de poemas “que navegan con viento y luz en un mar de tranquilidad entre el deseo y la nostalgia, la imaginación y la experiencia, sin perder nunca el sosiego y la vitalidad de la esperanza”. Participaron en la presentación Alfonso Manzanares Garvín y la concejala de Cultura, Inés Losa. Asistió el concejal de Educación, Antonio Calvo.

“Me siento en Tomelloso como en casa”

Para Salvador García “ha sido un acto simbólico muy importante volver a Tomelloso”. Y es que, el premio Eladio Cabañero y la ciudad han hecho que el poeta vea La Mancha “no como un territorio que simplemente se cruza hacía otra parte, sino que es un destino que hay que descubrir”. Otro tanto le ha pasado con el poeta que da el nombre al galardón que el jienense ha recibido con “Sobreviene el olvido”. En el tomellosero —que ha releído con fruición este verano— destaca la potencia de sus endecasílabos.  “Me siento en Tomelloso como en casa, el libro es hijo de Tomelloso y quería que, en el proceso de presentación, que me va a llevar a Málaga, a Jaén o a Madrid incluso, una de ellas fuese aquí”.

Se ha mostrado “muy contento” Salvador García con “Sobreviene el olvido”, un libro que está siendo muy alabado, apuntaba. En ese sentido, el poeta ha valorado “el grandísimo trabajo” de la Editorial Cuarto Centenario “un volumen que da gusto coger, muy bien editado y con mucho blanco alrededor de los poemas, resaltándolos y muy bien las separaciones en Las partes del texto”.

Fue parido “Sobreviene el olvido” en la pandemia de la Covid “esos momentos de enjaulamiento me hicieron pensar que se me acababa el tiempo”. Coincidió el confinamiento con su jubilación como docente “ya no me sentía tan importante y encima me confinan en mi casa… Me pregunté por los años que me quedaban, ¿cuántos?, para desperdiciar uno o dos en la pandemia”.  De esa preocupación por el tiempo “que es uno de los grandes temas de la literatura”, nació el poemario.

Antonio Machado sobrevuela en “Sobreviene el olvido”, ya que “vivir en Baeza, evidentemente, es ser machadiano. Y ser profesor y director del instituto en el que Machado enseñó francés durante siete años… El espíritu de Don Antonio lo ven los alumnos por los pasillos, los días de niebla se le ve pasear por las calles de Baeza”. También Joan Margarit se asoma al poemario de Salvador García “me da el título. Lo conocí en Baeza e intimé con él; he leído su obra viarias veces, pero encontré esta joya que venía como anillo al dedo a lo que estaba escribiendo”.

La sencillez hermosa

Alfonso Manzanares dio cuenta de la prolija biografía literaria del Salvador García Ramírez, “un creador entusiasta, con una bibliografía envidiable forjada a fuerza de empeño, talento, sensibilidad y madurez”. Con respecto a “Sobreviene el olvido”, apuntó el poeta valdepeñero que sus versos “son de una construcción métrica perfecta”. Mira Salvador García en el libro “al mundo con asombro, como todo poeta que se precie”, y de esa observación “nos transmite la emoción que el ha sentido, poetizando la realidad”.

Es el poemario una elegía al paso del tiempo “y con ello, de todo cuanto fuimos, somos y aún podremos ser”. El poeta, señalaba el presentador, “mira hacia adentro y reflexiona en la luz de la mirada interior, tan rica de contenido, tan enriquecida de experiencias, tan cargada de memoria”. En los poemas del libro “se reconoce a una persona de un profundo humanismo”. Salvador, dejando atrás lo vivido, “reflexiona sobro como encarar su futuro, que es más que nada un campo de dudas y desconfianza”.

“Salvador, en su sencillez hermosa, sabe reflexionar y exponer grandes ideas”, precisó el presentador, que dijo que el libro “es de una retórica transparente, con la fugacidad del paso del tiempo como hilo conductor. Una poesía, señalaba, en la que se puede seguir un argumento. Es para Alfonso Manzanares “un libro de aceptación que nos ayuda a soportar verdaderamente lo perdido. Una poesía verdadera y de verdadera hondura, una poesía humana, demasiado humana, que verso a verso expone un sentimiento, un estado, una emoción”.

“Los premios los hacen grande los premiados”

Para la concejala de Cultura —que cerró el encuentro— la presentación de un libro es un acto solemne, un escaparate para el autor y la editorial. Para la Fiesta de las Letras es un honor contar con un premio que lleve el nombre de Eladio Cabañero, con el que Salvador García Ramírez ha sido reconocido.

“Los premios los hacen grande los premiados”, afirmó Inés Losa proclamando la grandeza del autor galardonado. El jurado, del que la concejala era presidenta, destacó “el engarce exquisito de los versos y la doma de la métrica, especialmente de sus endecasílabos”. Un poemario, “Sobreviene el olvido”, que es una delicia para el lector y que la concejala recomendó leer con pausa. Tras leer el poema “La lentitud”, Losa proclamó que “seguiremos cuidando este certamen, es el legado que hemos recibido”.