A José Andrés López de la Rica lo conocen en su pueblo,
Campo de Criptana, como el Grillo. Ya se sabe como somos en los pueblos. Definir
a José Andrés como artista multidisciplinar se queda corto, reconocido
monologuista, es cómico, actor, director, presentador, dramaturgo, carnavalero
y ahora novelista. A finales del pasado 2023 presentaba su primer título “101
motivos”, que está cosechando una buena acogida. El próximo jueves 6 de febrero
López de la Rica va a presentar el libro en Tomelloso, concretamente en el Instituto
Eladio Cabañero a las 12 del mediodía.
Presentó durante dos años seguidos el Certamen Nacional de
Monólogos de Tomelloso. La puesta de largo del libro en nuestra ciudad nos da
la excusa para hablar de nuevo con José Andrés. Siempre es un placer charlar
con este optimista irreductible, como así se define. Gran conversador, hablamos
de “101 motivos”, de su carrera artística y de la vida.
—¿Por qué ha elegido Tomelloso como uno de los lugares
donde presentar “101 motivos”?
—Por el vínculo que tengo tanto con el director del
Instituto Eladio Cabañero, José Ángel Martínez, como con Mercedes González, del
colegio Santo Tomás-La Milagrosa, que ha venido a ver alguno de nuestros
estrenos en Madrid. Estuvieron ambos en la presentación de “101 motivos” en
Campo de Criptana y me propusieron llevarla a Tomelloso. Algo que me encantó
porque yo solo tengo palabras de agradecimiento para Tomelloso. He presentado
el Concurso de Monólogos y siempre que lo he hecho me han tratado fenomenal: me
he sentido como en casa. Así que, ante la propuesta respondí con un sí rotundo
y empezamos a buscar fechas para hacerlo cuanto antes.
—La novela es su debut literario…
—De hecho, todavía me cuesta trabajo asimilar la palabra “escritor”.
Detrás de ese vocablo hay gente muy grande y yo me veo muy pequeño todavía al
lado de personas tan brillantes. Lo que he querido es contar una historia, que
es lo que hago siempre, bien a través del humor, del teatro, o del carnaval.
Esto no dejaba de ser otra vía más. Me apetecía mucho narrar lo que nació con
la intención de ser un guion de cine y que no pudo llevarse a cabo. Lo transformé
en novela para llegar al mayor número de gente posible.
—¿Y qué va a encontrar el lector en “101 motivos”?
—Sobre todo una lectura ágil, no es farragosa, no es Foster Wallace… Se transita por los párrafos y los capítulos de una forma ligera. Mi idea era contar una historia que se pudiese seguir con facilidad, no he querido enrevesarme demasiado en la forma. El libro es una sucesión de acontecimientos sin perder de vista la comedia. Tiene la novela algunos pasajes más cómicos, hay capítulos que te pueden sacar una sonrisa. Pero lo que va buscando el texto es que el final sea satisfactorio a nivel emotivo. Por los comentarios que voy recibiendo, las cincuenta últimas páginas son muy conmovedoras y cargadas de emoción.
—Se anuncia como un relato muy emotivo, ¿nos puede
adelantar algo del argumento?
—Es la historia, aparentemente muy normal, de un tío una
sobrina. Las amigas de la chica van a ir a Euro Disney en un viaje organizado
por el cole al que ella no puede ir. Roberto, que así se llama el tío, que no
tiene dinero porque lo acaban de despedir, intenta que su sobrina Patricia
pueda disfrutar del viaje. Se meten en una aventura en la que se van descubriendo
los conflictos familiares, la aparente normalidad se va complicando conforme se
desarrolla el relato, aparece algún personaje más como la madre de Patricia.
—”101 motivos” es también una reflexión, ¿no es así?
—Sobre la verdad, por un lado. Como gestionamos esa verdad,
lo que contamos y no contamos y como lo hacemos. También reflexiona la novela
sobre como nos tomamos las cosas. A pesar de que parezca un eslogan de una taza
de Mrs. Wonderful, el noventa por ciento de la vida es como nos tomamos las cosas
y el otro diez es lo que nos pasa.
—¿Es usted optimista?
—Soy un optimista irreductible, a prueba de bombas.
—Un optimismo que traslada a sus espectáculos y, ¿también
a “101 motivos”?
—Tengo una visión positiva de la vida. Nunca he sabido
hacerlo de otra manera e intento guiarme por eso. Creo que la vida es compleja,
que pasan muchas cosas, pero uno de los mayores problemas que tenemos es que
nos difuminamos en lo general y cada vez ponemos menos atención en el detalle,
que es muy importante. Pero, a pesar de eso, creo que hay que mostrar que estamos
agradecidos. A la mayoría de la gente nos va bien. Cuando oigo esa frase que se
suele decir muy a la ligera “¡Merecemos la extinción!”, respondo “¡La mereces
tú! A mí déjame en paz, que yo intento hacerlo lo mejor posible.”
—Somos unos privilegiados, es cierto.
—Tenemos un acceso a la cultura brutal, toda la música está a nuestro alcance… Siempre pongo un ejemplo muy escatológico y es que no hace tanto que mis padres iban al baño al gallinero. Estamos hablando de solo una generación, yo ya viví con agua caliente, pero mis padres no. Vamos a saber lo que es llegar a tu casa y darle a un botón y que salga agua o apretarle a otro y que se encienda la tele y que tu máximo problema sea quedarte sin cobertura. Somos unos privilegiados, pero no solo de la vida, de la historia de la humanidad.
—En alguna entrevista usted ha dicho que la sonrisa es el
mejor antídoto, para todo…
—Obviamente en la vida hay momentos que son muy duros. Esto
es innegable, hacerlo es vivir en un mundo demasiado naif. Pero, obviamente el
mundo sigue, no se va a parar porque tú estes triste. Y es que, como le digo a
mis amigos, los tres días que, por lo que sea, estás enfadado no eres feliz,
por lo tanto, intenta estar solo uno. El problema va a ser el mismo. Creo que
tenemos que responder a las cosas que nos ocurren de la manera más optimista
posible. Por supuesto, enfrentándonos a los desafíos, a las cosas que nos salen
mal, a los fracasos… Enfrentándonos a algo de lo que gustaría escribir en un
futuro: a la muerte. Algo inherente al ser humano y que parece que nos da
miedo, nos parece que seamos inmortales.
—Es decir, que va a seguir escribiendo…
—Sí, sí… De hecho, tengo algunas cosas bastante esbozadas. Nacidas
del mismo fruto que “101 motivos”, esto es buscando tener un hueco en la gran
pantalla. Pero mientras llega, hace falta mucho dinero, muchos medios y mucho
talento que tal vez yo no tenga, puedo ir trasladando esas historias a una
novela. Y encima con buena acogida. Escribir es algo que me gusta mucho, es un
ejercicio de introspección que me aporta mucha felicidad. Si a la gente le
sigue gustando lo que escribo estaré encantado en seguir compartiéndolo.
— Cómico, actor, director, presentador, dramaturgo,
carnavalero y ahora novelista, ¿en cuál de sus muchas facetas se encuentra más
cómodo?
—Lo que he aprendido a lo largo de mi caminar por diferentes
campos de la cultura es que todo está mucho más relacionado de lo que podemos
pensar a priori. Cuando escribo carnaval, no esta tan lejos del teatro; cuando
salgo al escenario a hacer teatro no es algo alejado de escribir. Todo se basa
en la legendaria necesidad de ser humano de contar historias y de hacer que los
demás las escuchen. Y, claro, reunirnos alrededor de ese contador de historias.
Antes se hacía junto a una fogata o como en las Mil y una noches, pero todavía
se sigue haciendo igual. Me veo como un contador de historias.
—Y ahora está viviendo un momento dulce, ha sido el
pregonero de las fiestas de su pueblo, está que se sale con “Corta el cable
rojo”, le ha premiado su peña carnavalera, ha editado una novela que está siendo
un éxito…
—Siempre me he considerado muy afortunado, sobre todo desde
que me dedico profesionalmente a hacer lo que me gusta. El 31 de diciembre
siempre invierto un par de minutos en pensar “¡Otro año que te has podido dedicar
a lo que te gusta!”. Durante un tiempo fui comercial, un trabajo donde también
me lo pasé muy bien, me divertí mucho y aprendí un montón. Entonces pensaba que
podía ser capaz de vivir de las cosas que iba generando mi cabeza. Como desde
el 2007 lo estoy pudiendo hacer, me considero un afortunado, insisto. Encima,
en el 2023 he tenido la enorme fortuna de ser el pregonero de las fiestas de mi
pueblo, que va a ser un momento inolvidable. De recibir tantísimo cariño, de
vivir grandes alegrías con mi chirigota, con la Peña El Burleta que también me
ha premiado… Para mí era algo impensable. El año pasado recibí más de lo que yo
doy.
—Háblenos de sus proyectos…
—El domingo 4 estrenamos con nuestra chirigota el
vigesimoprimer carnaval en el que participamos. Es un orgullo para nosotros
haber aguantado tanto tiempo. Seguimos con “Corta el cable rojo”, cumplimos
hace relativamente poco la función mil ochocientos, y la vedad es que con
muchísimo éxito. Estamos contentísimos, hacemos siete funciones semanales en
Madrid y llenamos. Nos sentimos muy agradecidos al público. Seguiré haciendo
cosas conforme vayan saliendo y creo que me voy a centrar en escribir. Pero
como este mundo es tan cambiante, nunca sabes que proyecto te van a ofrecer o
cual va a salir. De hecho, tengo alguna obra de teatro que escribí hace tiempo
que me gustaría mover… Mientras pueda y tenga fuerzas seguiré haciendo cosas.
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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