Visitaba hace unos años el campo de exterminio nazi en Auschwitz. Formaba parte de un viaje organizado lejos de un interés meramente turístico. De los lugares programados, el único al que no asistió la totalidad del grupo por razones comprensibles, dado horror de lo que allí dentro se vivió y quedaba aún plasmado, fue la realizada a este campo de concentración polaco. En mi caso confieso que el motivo que me impulsó a entrar, tras dudar, fue ver la celda del padre Kolbe, aquel sacerdote que se ofreció voluntario para ser canjeado por otro prisionero, padre de familia, propiciando así su liberación.
Indescriptible y sabido lo inhumano en extremo, lo infame, denigrante, el horror sin medida que sufrieron millones de prisioneros, la mayoría de origen judío. La maquinaria de un Estado puesta al servicio del exterminio del pueblo judío. Unos hechos execrables destinados a una finalidad específica, sin parangón en la historia de la humanidad. (Si bien han existido distintos genocidas en la historia, responsables de mayor número de muertes, de todos conocidos)
Tras visitar las distintas y sobrecogedoras estancias, todas ellas destinadas al suplicio y asesinatos en masa con especial crueldad, a la salida, en el último patio, vi un muro, una pared que comunicaba con otra construcción anexa. Era la residencia familiar del comandante jefe de ese campo, Rudolf Hoss. La sensación que tuve entonces fue de indescriptible estupor; incomprensible que una familia viviera pared con pared junto a un espacio destinado a eliminar seres humanos y que el padre de familia, fuera su mayor responsable. ¡Hasta ahí llega la indiferencia nazi ante tamaña monstruosidad!, me dije entonces. Ahora, gracias a una película, he (hemos) podido conocer la realidad que se vivía al otro lado de ese frío y siniestro muro. Un muro que dividía y daba a dos mundos y realidades; la del verdugo y la de sus víctimas inocentes.
“La Zona de Interés” es una cinta dramática, adaptada de una novela homónima escrita por Martin Amis basada en hechos y personajes reales. La temática se centra en la vida placentera, exquisita y llena de sensibilidad hacia la naturaleza de una familia ajena al horror que padecen quienes son masacrados. Solamente el sonido continuo de gritos y disparos, con el humo de las chimeneas formando parte del paisaje, dejan constancia de la siniestra y cotidiana situación. Una película con un enfoque cinematográfico distinto y novedoso sobre un hecho sobrecogedor que relata el holocausto que sin recurrir a visualizar las escenas de los horrores nazis, se encuentran presentes en cada fotograma.
Una película que pretende y consigue reflejar de manera magistral la indiferencia, banalización y condescendencia ante el horror, de una familia acostumbrada y ajena a unos hechos que, al otro lado del muro, en el campo de exterminio, sucedían.
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Domingo, 27 de Abril del 2025
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