Decía Antonio Machado que “El infierno está todo en esta palabra: soledad”. Cuando una mujer se encuentra en momentos de dificultad y riesgo extremo, incluso para poder seguir viviendo, cuando por delante de sus ojos pasa el alegre carnaval de una sociedad que parece estar en permanente fiesta, cuando te ves ajena como un extraña en todo eso, el peor enemigo en esa situación tiene un nombre: soledad.
Detrás de cada puerta, en el interior de cada hogar existe todo un mundo que nunca es igual a los demás; en cada una de las ciudades y pueblos, en cada una de sus calles también existen puertas que encierran otros mundos ajenos o quizá no tanto al nuestro y que en demasiadas ocasiones ocultan auténticos dramas personales y familiares. Dramas económicos, de convivencia, desesperación, de celos, soledad o de todos ellos a la vez. Hoy lloramos la muerte de Cándida, vecina de Aldea del Rey a manos (presuntamente) del hombre con quien compartía su vida; diez y siete mujeres han sido asesinadas por sus parejas en nuestra provincia en los últimos veinte años. Desesperación y soledad, brutal desesperanza y dolor inocente en las víctimas y familiares, muy especialmente en los huérfanos que en cada caso quedan.
Las distintas administraciones ofrecen recursos de todo tipo para denunciar estas situaciones; pero algo hay que impide su completa erradicación. El temor a la denuncia, el desamparo económico, quizá la debilidad sicológica de la víctima ante el acoso y abuso…como decía, dramas íntimos fraguados día a día detrás de una puerta, al lado de otras que desconocen el problema o su auténtica gravedad.
Un problema gravísimo este, el de la violencia hacia las mujeres, que no puede quedar como un luctuoso suceso acaecido entre las paredes de una casa sino como un aldabonazo en lo más profundo de la conciencia colectiva.
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Martes, 24 de Diciembre del 2024
Jueves, 26 de Diciembre del 2024