Tomelloso

Lo que la mente esconde

José Manuel Ruiz Gutiérrez analiza el interesante libro del profesor, psicólogo y orientador, Bernardo Fernández-Pacheco Villegas "en el que desmonta tópicos sobre la mente"

José Manuel Ruiz Gutiérrez | Martes, 27 de Febrero del 2024
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Me resulta muy grato escribir estas líneas sobre el último libro, “Lo que la mente esconde”, que ha presentado en sociedad, Bernardo Fernández-Pacheco Villegas, a la comunidad docente, a los padres, políticos y en general a todos los que estamos interesados en saber más de nosotros mismos y de nuestros semejantes. La presentación se llevó a cabo en el   salón de Actos de la Sede de la UNED en Valdepeñas el día nueve de febrero a las 19 horas en la que intervinieron, además del autor, D. Pedro Jesús Sánchez Muñoz, director de la UNED en Ciudad Real, Dª Luisa Lillo Ramiro, coordinadora del centro de la UNED en Alcázar de S.J., Dª Ana Isabel Briones  Pérez, Vicerrectora de Profesorado de la UCLM y D. José Martínez Cañaveras, maestro especialista en P.T y A.L que actuó de presentador del autor y su libro.

Bernardo es uno de los psicopedagogos más preclaros y de reconocida profesionalidad que hemos tenido la suerte de conocer en nuestro entorno regional y que, durante decenios, se ha dedicado a la orientación académica, a la docencia universitaria en la UNED, a la psicología clínica y a la formación de orientadores educativos, ocupando distintos puestos de orientador en centros educativos de la Consejería de Educación de CLM.

El autor habla de su obra con estas palabras: "La mente es uno de los grandes mitos de nuestro tiempo. No tiene una localización precisa en el conjunto del sistema nervioso, no puede ser estudiada per se y, a pesar de esa circunstancia, se la cita y se le atribuyen propiedades y funciones como si de un órgano perfectamente observable y reconocible se tratara”. 

Este libro, en mi opinión, es un alegato a la dignificación de la psicología en tanto que su autor reivindica, por su pensamiento empírico y conductual, la consideración de esta área del conocimiento dentro de las Ciencias Sociales como una verdadera ciencia, con lo que ello conlleva de rigor y consideración en el ejercicio de las tareas de investigación y propiamente de orientación académica e intervención clínica.

En nuestro país se escriben muchos libros de divulgación científica y técnica, al margen de los textos doctorales y de especialización, para cubrir las demandas de la sociedad que se empeña en indagar en los asuntos que tienen que ver con el complejo y, a la vez, apasionante mundo de la psicología, la psiquiatría, la neurociencias y las ciencias del comportamiento. Sin embargo, pocos son los autores que, como es el caso del libro que nos ocupa, se atrevan a desmitificar creencias y convencionalismos en lo relacionado con el mal usado concepto de “mente”.

La vieja y enconada pugna entre mentalistas y conductistas ha provocado la aparición de muchas “teorías de autor”, exentas de rigor científico, que Bernardo nos describe en su libro, sin embargo estos debates de la “academia” y el “gabinete” no han resuelto aún los numerosos conflictos propios de las relaciones humanas y el aprendizaje que nos rodea en la actual sociedad.

El autor, de una manera valiente y algo arriesgada, pero muy certera, desmonta numerosos tópicos que educadores, padres, políticos y demás personas han cosechado e incorporado a su construcción mental para actuar de manera activa en los conflictos.

El libro consta de dos partes bien diferenciadas. La primera aborda conceptos generales relacionados con la psicología y específicamente con el aprendizaje, desvelándonos la evolución de la psicología a lo largo de los últimos decenios y a la vez mostrando un aspecto pragmático y propedéutico de los distintos temas tratados, que aclaran al lector dudas y malentendidos que tanto abundan en nuestra sociedad relacionados con el comportamiento humano. En la segunda parte se analizan ejemplos paradigmáticos del abordaje practico de las teorías conductuales en relación con aspectos como el deporte, la política, la educación, la seguridad vial, etc.

Tal como se resume en la contraportada del libro, se invita al lector a enfrentarse a sus creencias y a reconocer, en él y en los demás la naturaleza adaptativa del ser humano y el papel esencial que juega la capacidad de aprender.

El autor apela en muchas ocasiones al papel fundamental del aprendizaje, como protagonista principal del comportamiento de las personas. Creo que este libro es una llamada interesante a la sociedad, para que las decisiones que toman los dueños de los destinos de los ciudadanos desde el punto de vista político y profesional sean acertadas y se despojen de los mitos y las concepciones seudocientíficas, esotéricas y mágicas de tiempos pasados. El mismo autor nos dice que hemos de usar de manera decisiva y firme el lenguaje para dotar de rigor científico las afirmaciones que se hacen en la calle, las aulas, el gabinete o la clínica, en relación con la explicación y justificación del comportamiento humano.

Los tiempos que corren son muy proclives a la conceptualización y a la creación de modelos de vida y comportamiento que terminan siendo el centro de numerosos procesos sociales. La utilización de las nuevas tecnologías obliga al tratamiento científico de los datos y a la formulación de algoritmos fundamentados en hechos demostrables y concretos que conduzcan a la toma de decisiones bien fundamentadas. Los modelos de aprendizaje de la nueva IA (Inteligencia Artificial) tienen que dotarse de paradigmas basados en la observación real, la estadística y en definitiva en el empirismo científico. Otra cosa a debatir será cómo queremos que sean los denominados “tutores inteligentes” o los “chatbots (ChatGPT y otros) de ayuda a la toma de decisiones”. La psicología tiene mucho que aportar en el campo de la IA y la NL (neuro lingüística).

En el libro se dedica un capítulo, el número ocho, a la neurociencia en el que el autor, aun reconociendo que los avances en este terreno han sido pocos y lentos, admite el papel importante que representa el conocimiento del funcionamiento de las áreas cerebrales y sus interacciones electroquímicas para dar luz a temas relacionados con el comportamiento, sobre todo cuando nos habla de las “aportaciones de la neurociencia a la psicología”.

Para finalizar quiero agradecer y dar la enhorabuena a Bernardo por su sincera, significativa y “valiente” aportación al estado actual de la psicología,  tan importante y transcendente en nuestra sociedad actual. En la presentación pudimos disfrutar de su amable y sabio discurso en el que nos dio una interesante lección avalada por su extensa experiencia y buen hacer.

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