Agustín Morales animó a disfrutar de unas fiestas preparadas con gran ilusión, mientras que el alcalde, Javier Navarro, expresó su disposición a ayudar a solucionar los problemas de un barrio que “cuando nací tenía la mitad de calles que tiene ahora”, a la vez que defendió el concepto de asociación de barrio “que, además de organizar fiestas, tiene que ser ese canal de comunicación con el Ayuntamiento para señalar sus problemas y preocupaciones como los de la inundación de cocheras cuando llueve torrencialmente”.

Javier Lozano inició su pregón recordando el lenguaje y los modos de actuar de los antiguos pregoneros medievales y agradeció que pensaran en su persona para pregonar las fiestas de un barrio “que alberga en mi memoria tantos recuerdos que llevan a mis años de alcalde regidor de la villa”. Así, recordó que fue en el marco de los intercambios que se hacían con la ciudad francesa de Niort, hermanada con Tomelloso, “fue allí donde vimos la manera de organizarse de una ciudad que nos llevaba años luz y allí fue donde conocimos su proyecto de las Casas para Todos con el que el Ayuntamiento pretendía descentralizar la vida ciudadana y potenciar el desarrollo integral”. 

Esa idea fue captada por Lozano y sus compañeros de viaje de Corporación en aquellos años ochenta y noventa. “La Casa de Todos del Barrio San José no fue la primera en crearse, pero sí la primera que dispuso de un espacio de nueva construcción y fue inaugurada por el entonces presidente de la región, José Bono, hace 33 años. Estas paredes han visto como se han desarrollado muchos proyectos de ilusión, como el teatro que es otra de mis grandes vocaciones. Aquí me han visto vestido de casi  todo”,

Lozano hizo un llamamiento a recuperar el espíritu que “animó a crear esa hermosa iniciativa para superar la idea, bonita pero incompleta, de que las Asociaciones de Barrios solo sirven para la inauguración de las fiestas. Aplicándonos en averiguar qué necesitan, en qué podemos ayudar. Solo entonces podremos dar sentido a la palabra barrio y al apelativo de vecino”.

En el pasaje final de su pregón, de justa duración y exquisito contenido,  animó a divertirse y disfrutar de la buena mesa citando versos de Baltasar Gracián y Góngora provocando el largo aplauso de los vecinos y asistentes que siguen tributando afecto y cariño al que fuera un alcalde de la ciudad que trajo aires de modernización y nuevo hábitos de gestión. Las palabras de Lozano dieron paso al rico folklore del grupo Virgen de las Viñas que primero salió a las tablas con su grupo de cantera para interpretar las jotas del Bombo, Quintería y La Rabiosa. Le llegaría después el turno al grupo adulto que arrancaría con la Jota del Candil.  Folklore y palabras mezclaron bien en esta primera noche de fiestas en la que no faltó el tradicional zurra y la buena lluvia de mayo.