Rojo,
verde y oro. Tres colores para pintar tu mejor escapada a la Ruta del
Vino de La Mancha. Pocos paisajes resultan más hermosos, en la ya de por
sí espectacular llanura manchega, que los que se dibujan en primavera.
Si nunca has estado en la Ruta, éste es el mejor momento para verla.
El mayor viñedo del mundo se viste
estos días de verde a la espera del envero. Un momento mágico que
marcará la cuenta atrás para la vendimia 2024. A su alrededor, los
campos de cereal regalan instantáneas tan típicamente manchegas como
relajantes, dejando en la Ruta del Vino de La Mancha un tono dorado que
solo se puede apreciar ahora, justo antes de la siega (junio).
Si tienes suerte, las amapolas
salpicarán de rojo la alfombra verde y dorada. Un mar de primavera que
resalta sobre la aridez de la tierra manchega. El contraste de colores
diseña unos paisajes que cambian con la luz y el mecer del viento.
Paisajes que solo podrás ver en La Mancha. Aquí te traemos seis planes
para perderte entre bombos, ermitas, castillos y calzadas romanas.
La Ruta de los Bombos en Tomelloso o el Sendero de los Chozos en La Solana
Los caminos naturales que atraviesan
los alrededores de Tomelloso y La Solana están salpicados de bombos y
chozos. Estas construcciones de piedra seca (técnica declarada
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO) son
responsables de parte del encanto de la llanura manchega. Ocupan estas
tierras desde el siglo XV y durante cientos de años fueron cobijo de
pastores y almacén para los cultivadores de vid. Hogar de los
trabajadores del campo. Hoy son un motivo más para venir a la Ruta del
Vino de La Mancha. Hacer la Ruta de los Bombos de Tomelloso o el Sendero de los Chozos de La Solana y encontrarse con esta huella que evidencia las raíces vitivinícolas de este territorio es como encontrarse un tesoro.
Villarrubia de los Ojos: dos rutas de senderismo y un mirador a La Mancha
Los Montes de Toledo son el telón de
fondo de los caminos que cruzan los paisajes rurales de Villarrubia de
los Ojos. Bajo el vuelo de los halcones, la naturaleza salvaje de esta
parada de la Ruta del Vino de La Mancha invita a seguir, en una de sus
rutas, la orilla del Río Cigüela,
que riega campos de cultivo, chopos, fresnos, álamos negros y olmos y
en la que se puede escuchar el canto de los ruiseñores e intuir la
presencia de nutrias al paso de pequeñas presas naturales.
La Sendilla de San Cristóbal
es otro de los caminos a seguir. El desnivel de este tramo de apenas un
kilómetro bien merece la pena si consideramos la belleza de las vistas
desde la ermita de San Cristóbal. Los colores de la planicie manchega en
contraste con el Parque Nacional Las Tablas y la emoción de poder
avistar buitres negros o sorprender el vuelo de un águila real son la
mejor recompensa. Completar la ruta con una parada en El mirador de La Mancha
para hacer noche entre un paisaje único de viñedos, olivares y cereal
es además la mejor opción para degustar la buena gastronomía manchega y
acompañarla de los magníficos vinos de Bodegas El Progreso.
A orillas del Záncara en El Provencio: molinos, castillos y calzadas romanas
Subir por las orillas del Río Záncara a
su paso por El Provencio es ser testigo de lo más prometedor de la Ruta
del Vino de La Mancha: el verde de los viñedos que lo invade todo tras
el letargo del frío invierno. Recorrer lo que este municipio -última
parada en sumarse a la Ruta- llama ‘Caminos de Agua’
es emocionante desde el inicio. Fortalezas, molinos y castillos, como
el de Santiago de la Torre, sorprenden desde el principio en medio de un
encantador paisaje rural. La huella de los romanos en esta tierra
también se deja ver en los puentes y calzadas que completan el encanto
de una ruta que recuerda a cada paso entre viñedos, que estamos en
tierra de buen vino.
Socuéllamos: el Paraje de Titos. Puesta de sol en la Torre de Vejezate
Conocido como la Patria del Vino,
Socuéllamos es un destino ideal para combinar el mejor enoturismo con
rutas en las que perderse, a pie o en bicicleta, por una llanura que
muestra su mejor parte ahora en primavera. Desde lo alto de la Torre del Vino puede uno admirar los colores de esta tierra de comendadores, pero nada como salirse del casco urbano y perderse entre ellos.
Uno de los mejores planes para hacerlo es la Ruta Paraje de Titos.
Un paseo circular (dificultad baja) en el que sumergirse de lleno en un
mar de viñas, al tiempo que se descubren algunos de los secretos del
patrimonio de la Ruta del Vino de La Mancha, como la ermita de San
Isidro (cuya romería se celebra el 15 de mayo en toda la Ruta del Vino
de La Mancha) o la Torre de Vejezate, uno de los grandes orgullos
socuellaminos a orillas del Río Záncara. Completar la ruta coincidiendo
con uno de los atardeceres manchegos es el mejor plan de primavera.
Por Argamasilla de Alba: los restos de un poblado de la Edad de Bronce y un castillo
Muchas son las rutas
trazadas para disfrutar el patrimonio de Argamasilla de Alba que se
extiende fuera de sus límites urbanos: la del Molino de San Juan, la del
Río Guadiana, Motilla del Retamar y muchas otras. Pero quizá una de las
más completas sea la del Castillo de Peñarroya.
Esta hermosa fortaleza del siglo XII es
la mejor excusa para acercarse a conocer este lugar que sirve de
entrada a las hermosas Lagunas de Ruidera. Atravesar las tierras de
labor con ese horizonte siempre lejano y sentirse parte de esa
inmensidad es algo único. Pararse a ver de cerca el foso, el
humilladero, el aljibe y la ermita que componen este castillo, que se
presume musulmán, es solo el comienzo de una ruta en la que te
sorprenderán las ruinas de Santa María, los restos de un poblado de la
Edad de Bronce (Motilla del Retamar) y unas vistas inolvidables. Del
fuerte de Peñarroya, salen además otras rutas para hacer en bicicleta o a
pie, como la que va a Ossa de Montiel.
Flamencos y lagunas en Pedro Muñoz y Alcázar de San Juan. Los mejores atardeceres
La Mancha Húmeda es otro de los grandes
paisajes manchegos. Un oasis de vida salvaje en medio de la llanura.
Acercarse hasta las lagunas de Pedro Muñoz o Alcázar de San Juan (en
Campo de Criptana, la Laguna de Salicor) es saberse en una Reserva de la
Biosfera.
Muchos son los caminos rurales que conducen entre campos de amapolas, olivares y viñedos hasta La Veguilla, o por la Ruta del Camino de Villafranca y Las Yeguas,
los tres humedales que conforman el Complejo Lagunar de Alcázar de San
Juan. Por cualquiera de ellos, tendrás la oportunidad de ver de cerca
patos colorados, garzas imperiales o águilas pescadoras.
De origen endorreico es la Laguna del
Pueblo en Pedro Muñoz, hogar de especies como el flamenco, la malvasía
cabeciblanca y un largo etcétera de aves y otras especies. Junto con la
Laguna de Retamar, la Laguna de Navalafuente y la Laguna de Alcahozo
(hipersalina) forman el Complejo Lagunar Humedal de Don Quijote, cuyo
Centro de Interpretación es una interesante visita para aprender sobre
la importancia de este enclave para la biodiversidad de la zona. Llegar
hasta cualquiera de estos humedales, ya sea con la Ruta de la Malvasía o la Ruta de los Pastores,
es atravesar cañadas, molinos, chozos y puentes romanos. Ver atardecer
en cualquiera de estos rincones de la Ruta del Vino de La Mancha es
tener asientos de primera fila para un espectáculo de pura magia.
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Lunes, 23 de Diciembre del 2024
Sábado, 21 de Diciembre del 2024
Viernes, 20 de Diciembre del 2024
Jueves, 26 de Diciembre del 2024
Jueves, 26 de Diciembre del 2024