La artista asturiana Lucía Astuy forma parte de la más
reciente iniciativa de Casa África, que dirige Roberto Carretero, Gobi. Como
saben nuestros lectores, la pintora está llevando a cabo la primera “Residencia
Artística” del emblemático espacio cultural. Durante dos semanas está
residiendo y creando en la casa de la calle Santa Catalina. Aprovechando el Día
de los Museos ha llevado a cabo este sábado un Open Studio y así el público —y
los periodistas— han podido conocer a la artista, su obra y su proceso
creativo.
Contenta de su estancia en Casa África, Lucía Astuy se
mostraba sorprendida de abundante movimiento cultural de Tomelloso “constante,
aunque calmado”. Es una circunstancia que hace que sea muy agradable una ciudad
“en la que no se para el tiempo”. A
pesar de que la agenda social de la artista “está siendo muy apretada”, durante
la semana que lleva residiendo en el emblemático espacio cultural ha tenido
tiempo para la creación.
Se siente Astuy muy bien acogida en Tomelloso (“voy a volver
seguro”) y está feliz de residir en Casa África “un lugar que te inspira”. Un
lugar antiguo, con todo lo necesario, “pero con mucha sencillez y en la que se
respira la antigüedad y se siente la estructura de una casa manchega”.
Está preparando una exposición para el final de la
residencia —que se podrá visitar a partir del viernes 24 de mayo— que ha
titulado “Neón viejo”. Para ello, a su obra que tiene mucho de kawaii japonés o
cartoon retro, le aplica un proceso de envejecimiento. “Contrapongo al flúor y a
la modernidad, arrugas y roturas para mostrar el contraste entre lo nuevo y lo
viejo. Quiero enseñar el paso del tiempo sobre lo infantil de mi obra”. La artista reconoce que “con voz infantil,
hablo de la experiencia adulta”.
Y es que, Lucía Astuy, por medio ce criaturas adorables,
ingenuas casi siempre, plantea dudas existenciales de gran calado. Combinando
técnicas mixtas y con un color apabullante, la artista dialoga entre lo
figurativo y lo abstracto. Su obra, “es una celebración de la supervivencia”. Por
medio de “el perrete”, una constante en su obra, pintado como si lo hiciese un
niño, traslada esa dualidad entre lo ingenio y lo profundo.
Lucía Astuy tiene previsto trasladar esa idea artística a un
muro, al de la vivienda de la acera de enfrente de Casa África, por medio de
una intervención. “Con un mensaje que voy a colocar en la pared y que no quiero
desvelar”.
La artista, que dejó la ilustración en 2018, considera que
el sector, a pesar de vivir su mejor momento, “necesita que lo revindiquemos,
es precario a más no poder”. Hay cuatro o cinco personas que viven muy bien en
España de la ilustración “trabajando fundamentalmente para el extranjero”.
Lucía Astuy está convencida de que le va mucho mejor en la pintura.
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Viernes, 25 de Abril del 2025
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