Opinión

Des(amores)

Ramón Castro Pérez | Miércoles, 22 de Mayo del 2024
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He encontrado un «mp3» con todas las declaraciones de amor producidas durante el presente siglo, a lo largo y ancho de este mundo. El archivo se hallaba en un «pendrive» oculto pues, aparentemente, lo que tenía delante era una papelera. Iba a depositar en ella un «kleenex» empapado en lágrimas cuando he descubierto que estaba atestada de pañuelos, todos invadidos por el desamor. Con razón, la papelera aparentaba estar descolgada. Tanto desamor debe pesar mucho y el mío ha sido la gota que ha colmado el vaso. Unos pocos gramos de amargura han dejado al descubierto el conector «USB», el cual he reconocido al instante.

Sin dudarlo, he extraído el portátil de la mochila y he procedido a realizar la conexión con la papelera. Enseguida ha aparecido un «warning» pues la otra, la de reciclaje, se ha puesto celosa y ha enviado un «alert» avisándome de un conflicto por duplicidad de nombres. En un momento, he abierto una «shell» de comandos y he dejado claro que la papelera entrante contenía, básicamente, varios metros cúbicos de lágrimas causadas por el desamor de todo un siglo.

Resuelto el conflicto, he procedido a reproducir el archivo de sonido. Y no he podido dar crédito a lo que mis oídos escuchaban. Comienza por Rubén, quien se dirige a Silvia y es rechazado por esta, al tiempo que ella se declara a Sonia y ésta bebe los vientos por Rafael quien, a su vez, ha perdido la cabeza por Rosa, la cual …

Todo el audio es una cadena de desamores en la cual, cada eslabón, se siente desdichado por no ser correspondido por el siguiente y, al mismo tiempo, provoca la angustia de quien le precede. El amor quiere tocarse íntimamente con el desamor y, aun así, resulta imposible que se encuentren y logren que el último eslabón abrace al primero.

He seleccionado el «mp3» y lo he enviado a la papelera de reciclaje. El sistema, enseguida, me ha advertido que el archivo es demasiado grande y que se eliminará permanentemente. He aceptado y mandado al carajo tanta tristeza, quedando una papelera brillante y ligera. Realizado el «safe unplugged», he usado mi taladro atornillador para fijar fuertemente la papelera a la pared de la que se había desprendido y he puesto una nueva bolsa de basura. Me temo que no tardará demasiado en llenarse de nuevo.

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