En
estos días la prensa está informando de la publicación del sexto poemario,
séptimo si tenemos en cuenta su prosa poética, del polifacético autor y trabajador
incansable Juan José Guardia Polaino. Su último libro publicado del que les
quiero hablar hoy, lleva por título Los
exilios de la sangre y lo ha publicado la editorial C&G con un
excelente prólogo de P. Antonio Glez Moreno.
Los
exilios de la sangre es un libro que nos habla de dos dimensiones; la interior
por donde el poeta discurre haciendo notar sus heridas personales, heridas biográficas
que afectan a sus parientes más cercanos exiliados ya de este mundo ingrato; y
la dimensión exterior, la que brota desde el pecho del poeta hacia fuera en un
grito que a todos nos increpa, un discurso nunca olvidado hacia la movilización,
hacía la solidaridad y el compromiso con todos los humillados de esta sociedad.
Pero
es en la primera de ellas, es en ese desgarro interior donde para mí radica la
importancia de este libro, su gran valor sentimental. Sin querer obviar los
demás poemas, en el capítulo titulado: Fuego.
Anatomía del dolor… es donde se recogen tres composiciones que ahondan en
las sensaciones que de niño experimentó en torno a un desgraciado accidente que
tuvo su padre, cuando por una imprudencia laboral, le explotó un bidón de
gasolina que abrasó sus piernas y lo postró en una silla de ruedas de por vida.
El suceso marca su posterior devenir, le saca de la luminosa felicidad infantil
para sumirlo en la oscuridad vital de por vida. Un negro halo, un matiz que
todo lo oscurece. El poeta fue bautizado de dolor con apenas dos años.
Y
han debido pasar muchos años, lo sé, para que te sientas fuerte, para ahondar
en la tragedia conociendo precisamente los hechos, el lugar de los hechos, para
sanar si es que sanación admite aquella tragedia sin jazmines, parafraseando al
revés el título de tu primer libro.
De
esta manera, tu lírica queda marcada desde niño. No sabremos nunca lo que
hubieras dicho sin ese episodio, pero sí está claro, como este episodio
condicionó tu forma de escribir. Soy
consciente de la hondura que alcanza esa tragedia en tu incipiente voz
creadora. ¡Ay el fuego!... poeta. Si no existiera no se habrían truncado tantas
venturas infantiles. Pronto te arrebató la vida el primerizo bienestar. Nadie
te contó las injusticias de este mundo.
Y
es aquí, en esa situación trágica donde me aventuro a pronosticar el nacimiento
de tu increencia, el debilitamiento de tu fe religiosa hasta la extinción. Y
más de una vez te he oído proclamar sincero, el cansancio de tu religiosidad. Y
es tanta tu impotencia, la rabia desbocada, que pides muerte como sanación y
solo consigues resignación.
Así
es como veo yo esta nueva obra, esta nueva criatura que ve la luz. Siempre he
pensado que el poeta tiene que dar respuestas, hacer buena poesía que conecte
con la situación de tantas personas que sufren, haciéndose cómplice de ellos a
través de experiencias personales basadas en el diálogo con uno mismo y este
libro lo consigue con creces.
No
hace falta que te desee lo mejor, pues ya lo tienes. Conozco la buena acogida
que ha tenido tu libro y el buen nombre que te has ganado con los años a fuerza
de comprometerte con mucha gente y muchos proyectos altruistas, pero necesarios
para esta sociedad herida.
Larga vida para estos Exilios de la sangre. Larga vida para ti, amigo.
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Jueves, 17 de Octubre del 2024
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