Fiesta y celebraciones
populares han constituido un excelente maridaje con la música a lo largo de la
historia. Desde épocas primitivas, las distintas sociedades han venido realzando
y deleitando con el arte musical aquellos acontecimientos de relevancia para el
grupo social y en particular los de índole festiva.
Una de las principales
manifestaciones musicales históricas de carácter popular han sido las bandas
municipales de música. Si bien es cierto que para localizar su génesis más
primitiva habría que remontarnos algunos siglos más atrás, será tras la
Revolución Francesa y durante el siglo XIX cuando tenga lugar el desarrollo de
las bandas de música modernas tal y como las conocemos hoy. El fenómeno del
origen de las actuales bandas de música en España, en cuanto a disposición
instrumental, con la salvedad de la evolución que han sufrido con el devenir de
los años, hay que situarlo a principios del siglo XIX, durante la guerra de la
Independencia.
El siglo XX vio
un aumento de las bandas civiles en la Europa continental. Las primeras décadas
de esta centuria fueron un momento de gran expansión para las bandas españolas,
fundándose entre otras las bandas municipales de Valencia (1903), Madrid
(1909), Alicante (1912) y Castellón (1925).
Y es en esa primera
mitad del siglo XX cuando el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba decide crear su
propia banda municipal de música con el afán de realzar y amenizar los
distintos eventos festivos y solemnes que periódicamente se sucedían en la vida
local, así como aquellos de carácter extraordinario con motivo de efemérides
especiales que demandaban una especial celebración.
En este contexto era habitual
durante el primer tercio del siglo XX que por parte de las autoridades
argamasilleras se contratarán los servicios de bandas de música pertenecientes
a otros municipios, con la finalidad primordial de amenizar las fiestas locales
y en especial las celebradas en honor a la Virgen de Peñarroya a comienzos del
mes de septiembre. Así, era frecuente la participación en las fiestas
patronales de las bandas de música de Tomelloso, La Solana, Ciudad Real o
Manzanares.
Será en septiembre de
1930 cuando la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Argamasilla de
Alba en sesión celebrada el día 19 de ese mes y a propuesta del Alcalde D.
Pedro Padilla Parra, tome el acuerdo de que se haga el encargo a D. Santos
Carrero Ramírez, a la postre director por entonces de la Banda Municipal de
Tomelloso, para que “forme y eduque a los
vecinos de esta villa que sean precisos para llegar a organizar en esta población
una banda municipal de música”, asignándole al maestro Carrero para ese
cometido el sueldo de 200 pesetas mensuales con cargo al presupuesto municipal.
No es coincidencia que
esta importante decisión se tome tras la celebración de las fiestas en honor de
la Virgen de Peñarroya, patrona de la Villa, las cuales habían sido amenizadas
por la banda municipal de la localidad de Manzanares que había cobrado por sus actuaciones
1278 pesetas, sin contar otros gastos como las 38,75 que hubieron de ser
abonadas Venancio Carretón Olmedo, por los refrescos que por cuenta del
ayuntamiento se facilitaron a los miembros de la banda manzagata.
Tomada la decisión de
contar con banda municipal propia, el siguiente paso de la corporación
municipal será la de adquirir los distintos instrumentos musicales con que
aquella nueva formación musical habría de contar. Los trámites y gestiones se
llevarán a cabo en noviembre de 1930, siendo adquiridos los primeros
instrumentos a la casa Estanislao de Luna
de Zaragoza por un importe total de tres mil pesetas pagaderas en dos plazos,
el primero con cargo a los presupuestos de 1931 y el segundo con cargo a los
del año 1932 con un recargo del 6% en concepto de intereses.
Fundamental, sin duda,
será la decisión sobre el nombramiento del primer director que habría de tener
la recién creada banda municipal. Dicho nombramiento será acordado el 27 de
diciembre de 1930 y recaerá sobre D.
Leocadio Cerro Rico, que con
el haber anual de tres mil pesetas será la primera batuta que dirigirá a los
músicos argamasilleros. D. Leocadio Cerro había sido miembro de la primera
plantilla de la Banda Municipal de Música de Madrid (fundada en el año 1909)
como saxofón 2º y posteriormente sería director de la banda municipal de
Madridejos. Nombrado el director seguirán adquiriéndose instrumentos y útiles
diversos para la banda municipal recién creada, como los atriles para los
músicos a finales de 1930. D. Leocadio Cerro fijará su domicilio en la calle
Ángel Dotor de nuestra localidad donde residirá junto a su esposa Dª. Pilar
Leciñena.
Con el advenimiento de
la Segunda República, la importancia y relieve que adquirirá la cultura musical
no será baladí. Así, en agosto de 1931 siendo alcalde ya D. Ricardo Lanzarote
Cros, se designará como presidente de la banda municipal al primer teniente de
alcalde D. Antonio Amat Hilario y en los años siguientes existirá un concejal delegado
de la banda de música. Los primeros uniformes para la primera plantilla de
músicos serán encargados en julio de 1931 a la casa Masó de Madrid.
Posteriormente, su arreglo y adquisición de otros nuevos, serán encargados al
sastre Don Vicente Cano. Por lo que he podido averiguar es muy probable que la
puesta de largo de la banda municipal tendrá lugar durante el mes de agosto de
1931 en los prolegómenos de la feria y fiestas, muy posiblemente el día 15 de
ese mes coincidiendo con la festividad de la Asunción.
Inicialmente, las reparaciones
de los instrumentos eran llevadas a cabo en ocasiones por artesanos de la
localidad como era el caso de Domingo López,
mecánico que lo mismo reparaba
los útiles del cuarto de corredores de la villa como tan pronto arreglaba una
trompeta o un trombón de la banda de
música. El maestro guarnicionero Julián López de la Vieja era el encargado de
facilitar correas y fundas de cuero para determinados instrumentos como los
platillos.
Decisión pareja a la de
crear una banda de música sería la de determinar cual habría de ser su sede o
lugar de ensayos. La academia de la banda de música quedaría emplazada
inicialmente en el salón de sesiones del propio Ayuntamiento. No obstante, pronto
se iniciarán trámites para buscar un local adecuado. Tras varias alternativas y
ya bajo la Alcaldía de D. Antonio Amat Hilario, se decidirá el 25 de enero de
1932 adquirir en arrendamiento para la academia de la banda de música municipal
el local ofrecido por D. Carlos Serrano Gómez en el salón del edificio de su
propiedad sito. en la calle Melquiades Álvarez, 11 (actual calle Tercia), en la
cantidad de ciento cincuenta pesetas pagaderas por trimestres vencidos. El
contrato de arrendamiento se suscribirá por el plazo de un año que podría ser
prorrogado por un año o más años a conveniencia de las partes contratantes. Esta
decisión contará con críticas de algunos miembros de la corporación como el
propio ex alcalde D. Ricardo Lanzarote que abogaban por que la academia continuara
ubicada en el salón de sesiones del ayuntamiento por el evidente ahorro que
ello supondría para las arcas municipales.
Con el devenir de los
años la academia de la banda municipal pasará luego a ocupar un salón en la
planta baja del antiguo ayuntamiento y posteriormente (años 70) en los sótanos
de la casa consistorial actual.
Estrechamente
relacionada con la creación de la banda de música municipal será la
construcción apenas un año después, del famoso y ya desaparecido kiosco de la
Glorieta, cuyas obras se inician a finales de 1932 prolongándose durante 1933. Entre
otros materiales, para su construcción se emplearían doce pilares de hierro fabricados
por el maestro herrero local Antonio Peinado. De planta poligonal, la cubierta destinada
a los músicos estaba rodeada con la típica balaustrada de mampostería. Contaba en
su parte inferior, con un local que será
objeto de arriendo o concesión para la venta de refrescos (también polos
artesanos a elaborados a partir de barras de hielo). Será a finales de 1934 al
tratarse de las exacciones municipales que habrían de estar vigentes durante el
ejercicio de 1935 cuando el ayuntamiento argamasillero establezca por primera vez el arbitrio relativo a la
explotación del citado kiosco, acordando sacar a subasta pública su concesión por
tres años a razón de 400 pesetas cada uno. El primer adjudicatario será D.
Venancio Carretón Olmedo, que lo cederá
en mayo de 1935 a su hijo Ricardo Carretón Ruiz, a la postre bisabuelo y abuelo
respectivamente del autor. Este kiosco acogería durante muchos años las
actuaciones de la banda municipal de música hasta que fue desmantelado con
ocasión de la remodelación de la Glorieta llevada a cabo décadas después.
En diciembre de 1934 con
motivo de la discusión del presupuesto ordinario que abría de regir para el año
1935, los concejales delegados de la banda D. Gabriel Lucendo D. Manuel
Roncero, propondrán a la corporación con
el fin de fomentar la cultura en el arte
musical, que se consignará en el presupuesto la cantidad de 6250 pesetas para gratificación
a los músicos, gratificación que debería asignarse según la categoría de cada
uno y para ello se pedirá al Sr. Director de la banda que se ocupara de dicha
clasificación. Pretendían igualmente que con esa cantidad se sufragarán los
demás gastos que como repertorio fueran necesarios para la Banda Municipal.
Dicha propuesta será aprobada por mayoría tras ardua discusión, contando no
obstante con el voto en contra de varios concejales.
Sin embargo el maltrecho
estado de las arcas municipales motivara que esa consignación no se plasme para
el ejercicio de 1936. De este modo tras el advenimiento al poder municipal del
Frente Popular, la nueva corporación municipal acordará que con el fin de no
privar al vecindario de la distracción que suponían los conciertos públicos de
la banda municipal durante la estación de verano, con cargo al presupuesto
municipal se abonaran 50 pesetas a la banda municipal por cada concierto que
esta diera en la vía pública durante el verano de 1936. En este aciago año en
que tendrá su inicio la Guerra Civil española formaban parte de la banda entre
otros músicos D. Estanislao Salazar y D. Marcelino Lucendo.
Como no podía ser de
otro modo la Guerra Civil supondrá un importante y desgraciado obstáculo para
la continuidad de la actividad de la banda municipal de música. A finales de
junio de 1938 no queda un solo músico de los que la componían y dado que el
director no puede seguir instruyendo a chicos jóvenes, se planteará por el
gobierno municipal que con el fin de economizar sueldos sin provecho se
prescinda de sus servicios. La propuesta contará con la firme oposición del por
entonces gestor (concejal) D. Juan Menchén que alegará que aunque penosas, las
circunstancias de la guerra no eran causa justificada para destituirle,
acordándose finalmente ofrecer a D. Leocadio Cerro llevar a cabo algún otro
tipo de servicio en las oficinas municipales mientras durasen tales
circunstancias.
Finalizada la Guerra
Civil la nueva corporación municipal bajo la presidencia de D. Joaquín Millán
Cappa, intentará dar un nuevo impulso a la banda municipal de música. Tras el
fallecimiento del director D. Leocadio Cerro Rico, el cual en los últimos años
había presentado un estado de salud delicado, el 1 de septiembre de 1939 se
nombrará a D. Vicente Martín Díaz,
natural de Tomelloso y perteneciente al Cuerpo de Directores de Bandas de
Música como director interino de la
Banda Municipal de Música de Argamasilla de Alba. Martín Díaz ya llevaba al
frente de la banda desde hacia aproximadamente cuatro meses y había demostrado
su amplia competencia para el desempeño del cargo.
El nombramiento de
Martín Díaz como nuevo Director supondrá un hito que marcará de manera crucial
el devenir de la joven banda municipal y no en vano podríamos decir que será uno de sus directores más
destacados y relevantes.
Fruto
de este nuevo impulso a principios de 1940 se llevará a cabo una convocatoria destinada
a aquellos vecinos que quisieran formar parte de la banda de música del
municipio. Expirado el oportuno plazo de presentación de instancias, el 12 de
marzo de 1940 se acuerda admitir provisionalmente a los siguientes individuos,
al cumplir todos ellos las condiciones exigidas:
Alejo Carretón Mena: Clarinete
principal.
Jerónimo Rubio Moreno:
Saxofón Tenor primero.
Carlos Mulas Rodríguez:
Fiscorno primero.
Juan Vicente Peinado Ramírez:
Trompeta primera.
Vicente Carretón Serrano:
trompeta segunda.
Luis Rodríguez Calvillo:
Trombón primero.
Luis Ramírez Serrano:
Trombón segundo.
Marcelino Lucendo Cañas:
Tuba primera.
Juan Rodríguez Calvillo:
Caja primera.
Quedarán pendientes de
examen de comparación por un lado Gumersindo Gabaldón Menchén y Cruz Peinado Ramírez
al solicitar ambos el Bombardino primero y por otro lado Alejandro Rubio Choque
y Luis pardo San Ignacio, para el Bombo, para cuyo fin se citará a los individuos
de referencia para que comparecieran en el Ayuntamiento el día 15 de marzo para
someterse al Jurado que haría de dirimir sobre quienes habría de recaer el
nombramiento.
El 16 de marzo de 1944, tras
el oportuno concurso, el Gobierno Civil a instancias de la Dirección General de
Administración Local pedirá al Ayuntamiento la emisión de informe por orden de
prelación en relación a los candidatos a ocupar en propiedad la plaza de
Director de la Banda Municipal de Música a tenor de cuanto disponía la Ley de
10 de noviembre de 1942 y apartado 4º de la Orden del Ministerio de la
Gobernación de 29 de febrero de 1944. Después de un detenido y minucioso examen
de todas las documentaciones presentadas en relación con sus méritos, estudios,
categoría, servicios prestados, etc, por unanimidad absoluta de todos los
señores reunidos, se acordará que la relación de concursantes a la misma la
encabezara Don Vicente Martín Díaz, perteneciente al a categoría 1ª, clase 5ª
número 113 de Escalafón, por llevar prestando sus servicios en esta banda por
tiempo de cuatro años, once meses y quince días, con méritos suficientes para
el desempeño de la misma, teniendo además presente los estudios y méritos profesionales
en general. Otros candidatos que figuraban en la lista junto al maestro Martín Díaz y que serán a la postre importantes
directores serán Matías Grau Aragó, Juan Moragues Soldino o Pedro Gil Lerín.
Vicente
Martín Díaz tomará posesión de su plaza en propiedad el 20 de octubre de 1944,
tras su nombramiento con tal carácter por la Dirección General de
Administración Local, nombramiento celebrado de forma unánime por la
corporación municipal en su sesión del día dos de noviembre de ese año.
Durante
los años 40 la programación anual de actividades de la banda tenía un carácter
anual. Así en octubre de 1945 el Director D. Vicente Martín Díaz presenta al
Ayuntamiento una programación específica para lo que él llama temporada mínima, media e intensiva de cara al año
1946. Junto a dicha programación correspondía al Director presentar el
presupuesto correspondiente para el ejercicio venidero. Así para 1946 en
relación con la temporada media elegida por la corporación municipal se establecen
las siguiente actuaciones: 18 conciertos públicos todos los domingos desde
primero de mayo al treinta y uno de agosto. Dos conciertos públicos las fiestas
de la Independencia y Alzamiento. Cinco conciertos públicos los días de la
Ascensión, Corpus Christi, San pedro, Santiago y Asunción. Quince actuaciones
varias, conciertos pasacalles, etc, del programa oficial de festejos de feria. Ocho
servicios varios, pasacalles procesiones desfiles, etc,. Respecto al régimen de
ensayos se establecía el siguiente: doce ensayos preparatorios gratuitos uno por cada mes de
compromiso anual. Ochenta y cinco ensayos preparatorios retribuidos con el
cincuenta por ciento del sueldo. Cuarenta y ocho ensayos generales gratuitos
uno por cada actuación en público. En cuanto al reparto de los ensayos a lo
largo del año, cien de ellos se realizarían desde el primero de noviembre al
treinta de abril, a cuatro por semana. Veintisiete, a tres por semana, desde el
primero de mayo al treinta de junio. Diez y ocho, a dos por semana, desde el
primero de julio al treinta y uno de agosto, con recuperación de los que se
suspendan por días festivos u otras
causas, si las necesidades del repertorio así lo exigieran.
La disciplina en lo
concerniente a la asistencia a los ensayos de la banda estará también presente
en esta nueva andadura, dándose el caso de la expulsión de algún componente
acordada por la Corporación Municipal a instancias el Director de la Banda D.
Vicente Martín Díaz por ausencias reiteradas de los ensayos.
Que
los años cuarenta del siglo pasado fueron años de escasez y penuria en España
no nos es cuestión desconocida. Obviamente los músicos de la banda
argamasillera también sufrían esas carencias y estrecheces. Tal es así que en
agosto de 1944 tras casi ocho meses sin cobrar, dirigirán una instancia al
ayuntamiento solicitando que se les abonaran
sus haberes desde primero de enero. La corporación tras excusarse en que la
falta de haber hecho efectivos sus descubiertos, no era otra que el hecho de
que la caja municipal no contaba con efectivo alguno para ello, acordará por
unanimidad que se incremente todo lo posible la gestión de cobro de los
diversos impuestos municipales vigentes de ese año y todos los atrasos que se
encontraban ya en manos del agente ejecutivo con la intención de que para el
primero de septiembre se les abonara a los músicos al menos los sueldos
correspondientes al primer semestre de ese año.
A finales de 1944 la corporación municipal con
el fin de satisfacer las justificadas demandas de los músicos aumentará la consignación presupuestaria para sufragar los
gastos de la banda municipal de música. Así se fijará en
diez mil pesetas la cantidad prevista para sufragar los gastos de material y
vestuario de la banda municipal estableciendo igualmente su atención en lo que
se refería al sueldo de los músicos que se consideraba inadecuado,
determinándose una consignación de nueve mil ochocientas sesenta y cinco
pesetas cuarenta céntimos por este concepto.
En 1946, ya bajo la
alcaldía de D. Andrés Carretón Mena se dotará de nuevos uniformes a los
miembros de la banda municipal de música. Se comprarán en total veinticinco
uniformes con gorra por un importe de doce mil trescientas setenta y cinco
pesetas a cuatrocientas noventa y cinco pesetas cada uno, importe adelantado
por el ayuntamiento pero que deberán ir reintegrando los beneficiarios durante
el ejercicio de 1947. Esta política de uniformidad, por la que los músicos
debían sufragar el importe de su uniforme era la misma que se seguía por
entonces con otros empleados uniformados como los ordenanzas o los miembros de
la Guardia Municipal.
Durante
los años cuarenta se materializa la suscripción a otras publicaciones musicales que proveían de obras
a la banda municipal, obras también adquiridas a la editorial Unión Musical Española, debiéndose
abonar ya por entonces también el oportuno canon a la Sociedad General de
Autores de Madrid por derechos de ejecución del repertorio musical a cargo de
la banda municipal.
En octubre de 1947 se adecuarán las retribuciones del director D. Vicente Martín Díaz a lo previsto en el Reglamento del Cuerpo de Directores de Banda de Música de 1934 en cuanto al sueldo que debían disfrutar los directores titulares correspondientes según la clasificación de las plazas que ocupaban, siendo la de Argamasilla de Alba de la sexta categoría, por lo que le correspondía percibir en concepto de sueldo el setenta y cinco por ciento del asignado a los Secretarios de las respectivas corporaciones, acordando por unanimidad la corporación municipal consignar para esta plaza en presupuesto la cantidad de nueve mil pesetas anuales que era la correspondiente en relación con la que tenía asignada el Sr. Secretario de la corporación municipal.
La
banda municipal seguirá amenizando y deleitando a los vecinos de Argamasilla
con un amplio repertorio. Como ejemplo, en el concierto de lunes de feria de
1947 este era el programa que la banda tocaría a las 12 de la mañana bajo la
batuta de Martín Díaz:
1.
Suspiros de España (pasodoble) Álvarez.
2.
La Canción del Olvido (selección) Serrano.
3.
A orillas del Danubio (valses) Strauss.
4.
Molinos de Viento (fantasía) P. Luna.
5.
La Calesera (fantasía) Alonso.
6.
Serenata Célebre (lied) Schubert.
7.
Katiuska (1ª fantasía) P. Sorozabal.
8.
La Giralda (pasodoble) Juarranz.
Vicente
Martín Díaz permanecerá al frente de la Banda Municipal de Música de
Argamasilla de Alba hasta finales de 1953, momento en que pasará a dirigir la
banda municipal de Manzanares.
Tras dejar la dirección de la banda de música de Argamasilla de Alba, Martín Díaz presentará a la corporación municipal una memora explicativa de su gestión como director hasta la fecha de su cese por traslado al ayuntamiento de Manzanares. En su sesión de 31 de marzo de 1954, la corporación municipal en pleno manifestará y elogiará vivamente la actuación de este excelente funcionario.
En la segunda parte de este artículo ahondaremos, siquiera brevemente, en la figura de Vicente Martín Díaz y seguiremos conociendo la historia de la Banda Municipal de Música de Argamasilla de Alba.
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Sábado, 7 de Septiembre del 2024
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