(Fragmento)
COMO HELENA DE TROYA
Que hasta casa se allegue
el prodigio sencillo del
deseo.
Que irrumpa igual que
cuando iba al amor
por vez primera, en falda
corta, trémulo,
y en feliz devaneo
convertido.
Que se haga y crezca, que
violente puertas
como un ladrón de alcobas
y su alijo
sean mi enagua izada, la
conquista,
la rendición total del
corazón.
Que me vuelva inmortal,
raptada y seducida.
Y que arda Troya y nos
quememos dentro.
CARPE DIEM, DIJO
HORACIO
Antes de que la edad
dorada salde
las rosas, el clavel y hasta la azucena,
celebremos sus últimos denuedos.
Que bienvenidas sean la
zozobra
del pulso, la costumbre
de lo inaudito,
la fábula lasciva;
bienvenido
sea el mayor de todos los
pecados
que pueda recrearse con
los ojos
abiertos; bienvenida la
avidez
carnal, que a perpetuidad
condene
por gozos del infierno al
corazón.
Antes de que al invierno
le salgan las arrugas
y de que ya no suenen los
relojes.
EL JARDÍN DEL MAGNOLIO
En el Museo Romántico
Aquí son imposibles las
derrotas.
En el jardín del magnolio
todo mantiene un lustre
de sorpresa,
ese aire guardián de las
reliquias
de citas a escondidas.
Acaricia una mesa entre
la yedra
de mármol viejo sobre el
que oficiaba
en noches y palabras un
poeta.
Guardianes de la fuente
ya sin alma,
dos bancos secretean e
imaginan
confidencias salaces,
juramentos.
El lugar suena a paz y se
conjura
con quien en él penetra y
persigue
las imborrables marcas
del amor
a la deriva y se siente
capaz
de abrir los ojos, de
multiplicar
los labios estrenados,
de romper brújulas y
darse cuenta
de que debajo del
magnolio aún huele a mar.
RELAY D'ORLY OUEST
Nunca estuvimos en París
tan jóvenes,
pero me reconozco, mujer
casi adolescente
que alzada en los tacones
jugaba a ser amante.
Vedlos tocar el fuego
confiando en el destino y
la llamada.
Se exponen al amor, a la
intemperie
en medio de la prisa y
los aviones.
Casi ausentes, se
muerden, se confunden,
se contemplan incrédulos,
espléndidos
e irrepetibles, como un
abrazo único,
como la espera, como la
verdad,
como el arrullo al
corazón ajeno.
Vedlos avivar cuerpos
con justa sobredosis de
existencia:
reclinando el reposo
sobre el hombro
la joven avaricia,
tatuajes de sueños,
otra vez la alianza y la
promesa
de echarse al fuego sin
dejar cenizas.
Hasta que todo acaba de
repente
y buscan la puerta del
embarque.
Se marchan sin saber que
han escrito
un bello poema de amor viajero.
ENTRE LA POESÍA Y YO
Si te acuestas con otros
y regresas
a casa con los labios
todavía
doloridos tras noches de
amoreos,
de qué me vale que haya
días únicos en los que yo te trate como diosa,
que te deje mi lado de la
cama o nos perdamos donde nos parezca para tomar el pulso a
cuanto late, para medirle
el paso a cada paso por la ladera oscura de los números.
Ahora me pregunto,
mientras duermes, de qué me sirve ver en el espejo achaques de la edad y tus
reproches por darme media vuelta hasta mañana.
Si estás aún más bella
entre otros brazos, qué vale, me pregunto,
llevarte a mis tabernas
favoritas, que conozcas mejor a mis amigos y acabemos borrachos entre tus
versos.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Lunes, 2 de Septiembre del 2024
Domingo, 1 de Septiembre del 2024
Sábado, 21 de Diciembre del 2024
Sábado, 21 de Diciembre del 2024
Sábado, 21 de Diciembre del 2024