Opinión

Una nueva civilización basada en la presencia virtual

Fermín Gassol Peco | Viernes, 13 de Septiembre del 2024
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Creo no estar equivocado al afirmar que estamos asistiendo a un cambio de dirección inédito, sustancial, único hasta ahora en la historia de la humanidad. Da la sensación de que el futuro de los seres humanos no será una civilización prolongada y modernizada del pasado, sino que se va a convertir en otra de nuevo cuño…donde se pensará y hablará un lenguaje que ignoramos hasta ahora. Preguntarse sobre su identidad, sus valores, objetivos, medios... en definitiva, cómo será, siquiera dentro de cien años, no más, es asomarse a un precipicio del que no sabemos donde se encuentra su final; y hablo de precipicio no por el miedo a algo peor…sino por el vértigo y la inseguridad que produce ese mismo desconocimiento de un futuro del que nos encontramos en sus puertas.

El avance intelectual basado en la tecnología, como única filosofía que alimente la mente del hombre corre el riesgo de llegar a convertirse en una mera aplicación inmediata y directa de las posibilidades que ofrecen las cosas inventadas por él. El mayor riesgo que amenaza a la humanidad para su avance posterior consiste en quedar a merced de sus propias creaciones; que las máquinas se conviertan en la auténtica madre de la filosofía para el hombre en el futuro.

De ser así, la capacidad de abstracción quedaría enterrada y con ello la imposibilidad para reflexionar sobre la propia identidad personal. Sus ideales quedarían así atrapados por el techo de sus conquistas. El horizonte despejado para encajar lo imprevisible dejaría de ser un referente en su vida.

Estaríamos así ante una nueva civilización: la del ser humano mecanizado o robotizado. Pasaríamos de haber creado robots que con habilidades de personas a convertirnos en personas que parecemos robots. Estaríamos hablando de algo apocalíptico par la especie humana,…su extinción.

En consecuencia, esta nueva civilización, aun siendo hija de su tiempo y circunstancias, que son las que la hacen distinta a las anteriores tiene un antepasado al que teníamos olvidado o al menos eso parece. Ese "bisabuelo" tuvo un nombre: tecnificación y un apellido: maquinaria. Un elemento desestabilizador del sistema de trabajo basado en lo puramente artesanal, sistema que confería la necesidad de mano de obra masiva para realizar cualquier trabajo.

Sin embargo, todo cambia de manera necesaria. El mundo laboral también ha modificado su aspecto a través de la historia a base de la superación de etapas que se han ido cubriendo para atacar después modelos más actuales y en concordancia con la forma exigida para vivir del hombre. Es el ser humano con su mismo avance intelectual quien desestabiliza el equilibrio anterior. Y esa circunstancia repercute de una manera determinante en el estilo y en la filosofía de enfocar la vida, entre las que influyen de manera importante los descubrimientos científicos, técnicos y los conceptos ideológicos…quizá en gran parte consecuencia de los dos primeros.

La civilización actual no solamente es distinta de las anteriores por los tipos y maneras de realizar unos trabajos que antes no existían, sino por el estilo que esos avances han conferido a la humanidad. El trabajo es pues, hijo de su tiempo y de la mentalidad del hombre que lo utiliza. Al igual que sucediera en el siglo XVIII, con el inicio en Gran Bretaña de la gran revolución tecnológica que dio paso a la posibilidad de realizar trabajos  novedosos y así modernizar al mercado laboral,…el gran reto de hoy está en encontrar otros que devuelvan la estabilidad laboral al grueso de la sociedad.

Si la primera gran revolución acaeció hace doce mil años, cuando el hombre supo sacar partido al suelo, sembrando y cultivando semillas productivas; si la segunda comenzó hace doscientos cincuenta años con la mecanización y de alguna manera, al igual que la primera también sigue influyendo en el modelo productivo,…la tercera gran revolución laboral de hoy, la informatización, es la que va determinar los sistemas y cauces productivos del futuro con la posibilidad de estar presentes y comunicados de forma virtual…pero realizando trabajos reales y útiles para el funcionamiento de la sociedad. La tercera revolución tiene un nombre. Internet. Una manera de trabajar en la que no hace falta la presencia física y donde no existen intermediarios, almacenes, locales, desplazamientos, ni mobiliario para poder realizar el trabajo, ni el negocio. Una civilización basada en la presencia virtual.

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