Opinión

Acerca del conocimiento de la realidad total de lo existente

La Voz | Viernes, 27 de Septiembre del 2024
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¿Puede existir algo más que materia y nada?... ¿Una realidad que escape a la pura capacidad cognoscitiva del hombre?... ¿Es lo mismo la ausencia de materia y la nada?... ¿Se puede identificar la nada material y la nada conceptual? He aquí cuatro preguntas destinadas a intentar profundizar en la realidad total de lo existente.

 La nada material, dimensional y temporal es algo que aunque de difícil conceptuación puede ser imaginada y hasta comprendida y verificada por el hombre en cualquier momento identificándola como la realidad de un vacío concreto más o menos grande; en esta habitación, o en el espacio entre galaxias no encontramos nada, por ejemplo.

La nada conceptual, sin límite de espacio ni tiempo, es como un vacío imposible de abarcar y un concepto imposible también de traspasar por nuestra mente y nuestros sentidos, lo cual no quiere decir que "tras ella" no pueda existir algo o alguien más. La nada conceptual es la ausencia de todo aquello a lo que el hombre no es capaz de dotar de contenido. La nada material es el vacio de una parte, algo concreto más o menos gigantesco; sin embargo, la nada conceptual supondría cuanto menos la nada universal, ¿la nada de todo?

¿No habrá algo más que el universo o algo más que la nada conceptual, algo más que nosotros no somos capaces de percibir y descubrir con nuestra mente o nuestra imaginación? Conceptualmente si nos es posible llegar a saberlo, aunque nuestros conceptos estén limitados necesariamente al espacio, (estaríamos hablando aquí del conocimiento natural de Dios por la razón) y sobre todo en el caso de  la solución que plantean Hawking y Hack a la dimensión del tiempo como eternidad. La nada y la eternidad...o el concepto del origen de la existencia como" nada es" queriéndolo relacionar con el de "siempre ha sido". Sinceramente, por ahí las ciencias positivas no parece que puedan llegar a dar una respuesta.

Y es que desde que Descartes apostara por el racionalismo y después Compte estableciera los denominados "tres estados del conocimiento", buena parte de la humanidad ha tenido la tentación de subordinar la religión y la filosofía a la ciencia positiva. No en vano siglos atrás todo aquello que no tenía explicación se atribuía siempre a "lo escondido". Hoy sin embargo las ciencias positivas parecen querer tener la llave de todo el conocimiento; dicho de otra manera, de intentar identificar y resolver de una manera exclusiva todos los interrogantes de nuestra existencia con métodos que se basan en lo empírico, en lo evidente.

Ahora bien cuando un científico, entusiasmado por sus importantes y determinantes descubrimientos, que lo son para la ciencia y para la explicación de la existencia, siente la tentación de pensar que con su hallazgo ya ha tocado la piedra filosofal, la esencia de la vida, comete, aún sin saberlo, dos errores.

El primero, pensar que ya nadie después podrá llegar más lejos con sus descubrimientos pues nada quedará ya por investigar; y segundo error, hablar y opinar sobre una disciplina del saber que desconoce al menos con la profundidad de aquella que defiende. Lo ideal es que el gran científico fuera también un gran conocedor de la filosofía y de la teología cosa que desde que lo hiciera Leibniz no parece que nadie más lo haya intentado hasta hoy. Para hablar con autoridad en varias disciplinas hay que ser un estudioso al mismo nivel de ambas y es corriente en estos sabios que expresan su excelente pensamiento en una materia observen una notable ignorancia sobre aquella que pretenden refutar.

Porque puede ser ésta la cuestión de fondo, pretender buscar el origen de todo nuestro ser remontando un trayecto con la idea de que al dar esos pasos vamos a ser capaces de averiguar lo que existe al final de ese camino...como si fuera el único para llegar a todos lados, como si no existieran más caminos para conocer la verdad que los marcados por las ciencias positivas...Cada ciencia tiene un fin y consta de su correspondiente método para descubrir las incógnitas que en cada campo aún existen. Las ciencias positivas no pueden llegar a encontrar la explicación de unos interrogantes que superan el ámbito y los fines para los que han sido creadas y están destinadas. ¿Acaso tiene un feto posibilidades de demostrar la existencia y saber cómo es su madre?

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