Opinión

Encuentro de Ciri con Ufe

Joaquín Patón Pardina | Sábado, 26 de Octubre del 2024
{{Imagen.Descripcion}}

«Está poniéndose el cielo plomizo». Acaba de decirme Ciri al reunirnos para nuestro festín cafetero. 

Entiendo que mi amigo me comunica la llegada inminente de un chaparrón de agua. Ha venido provisto de un paraguas, por la vista es “familiar”. Me tranquilizo porque en caso de aguacero podrá auxiliarme.

Qué sosiego y qué sensación de bienestar conseguimos en estas nuestras reuniones. Es como cuando niños llegabas a casa, te sentabas en la silla más cercana a la abuela junto al brasero y ella te echaba las faldas de la mesa sobre las piernas, por debajo cogía tus manos frías como témpanos para calentarlas con las suyas. Era un bienestar que llegaba muy dentro. Era como un abrazo de algodón, tierno y eterno.

Exquisitos como siempre los productos de esta cafetería. El aroma del café nada más entrar te coloca ya en situación de disfrute. Debemos estar pensando algo parecido los dos componentes de la tertulia, porque mantenemos un silencio casi cómplice.

—Hace unos días me dijiste que te habían dado un premio de narrativa en Villahermosa, tu pueblo, pero bien que te callaste los detalles, de qué trata, personajes, estilo, no me has comentado nada —dice Ciri al disponer su magdalena para merendar; su tono no denota reprimenda, pero sí intención de saber más.

—Con mucho gusto puedo informarte de lo que quieras. Se titula: “Villahermosa, primer día de feria”. Ya te imaginas el escenario en el que se mueve el relato, corren los años setenta y como en cualquier lugar del mundo esos días son especiales para los habitantes del pueblo.

—Y cuentas lo que es una feria en el día de su inauguración —intenta adivinar mi compañero.

—No. El protagonista es un chico ya crecido, un mocico los llamamos en la Mancha, con las capacidades intelectuales algo disminuidas. Se llama Ufe, diminutivo de Eufemio. Tiene desde niño una afición curiosa: le encantan los espectáculos de pólvora y coleccionar las cañas de los cohetes, que disparan en las fiestas; aunque es mayor mantiene intacto tal entusiasmo. Por eso lo apodan el “Traca”.

—¡Qué curioso! Una persona mayor con gustos de niño en medio de una feria…, —añade el compañero mirando la taza de café mientras la agita.

—Lo interesante es que Ufe, asistió a la escuela hasta sufrir un episodio triste y doloroso para él. El maestro, pensando que era una excusa por no hacer la tarea, no le permitió salir al aseo hasta terminar el ejercicio de las cuentas y no pudo aguantar. No volvió más a la escuela. Consiguió aprender los oficios de pastor y de gañán; en estos momentos está contratado en casa de un rico agricultor con responsabilidades como las del resto de compañeros.

—Estás subrayando la inclusión, de personas con discapacidad, en el trabajo y en el grupo social, ¿verdad?

—Evidentemente, Ciri. Pero además sueña, como cualquier niño, frente a las atracciones mecánicas de la feria: coches eléctricos, carrusel, tren de la bruja, látigo, etc. Se imagina conduciendo uno esos coches, paseando por el pueblo y saludando como las estrellas del cine a los vecinos que salen a las puertas de la casa para verlo.

—Es muy interesante el personaje, —observa el compañero.

—Ufe o el “Traca” es muy cariñoso tanto en casa como con los compañeros de trabajo u otras personas, que tengan la deferencia de saludarlo. Para su madre y su padre es otro hijo queridísimo. Tanto es así que hay una vecina, Manoli, de la que está totalmente enamorado. Intenta darse fuerzas y animarse, para pedirle que sea su novia, el primer día de feria cuando la ve en la plaza. Pero a la vez cruza, por su mente débil, el miedo a ser rechazado porque, como decía la gente, “le falta un agua”. 

—Pobrecillo. Debe pasarlo mal por no poder alcanzar lo que su corazón sueña… —añade Ciri con mucha tristeza en sus ojos.

—Sin embargo, hay que destacar que su mente no comprende que solo las personas que tienen una inteligencia “normal” puedan querer y tener novia o novio. No comprende quién ha puesto esas leyes. Para él es contradictorio que “una persona sin capacidad intelectual normal” pueda ser rechaza como pareja, mientras que algunos “listos y con estudios” como el maestro o el cura no tienen mujer.

—Me parece absolutamente lógico su razonamiento, me recuerda el adagio «En asuntos de corazón no manda la razón». Ufe es una persona muy cariñosa con familia y amigos, como me has comentado, pero a la vez tiene su corazón, que le pide una relación amorosa de pareja, como a cualquier mujer u hombre.

 —Estoy de acuerdo contigo, amigo, sin embargo, debes admitir que vivimos en una sociedad con infinidad de prejuicios y costumbres viejas en este tema, mientras que, como te he dicho, Ufe desarrolla su responsabilidad laboral como cualquier otro compañero del oficio.

—¿Consigue disfrutar por fin de la feria?

—Desde luego que sí. Al día siguiente, al dejar el relevo a otro gañan. Se lava y se afeita (en su casa, son tan pobres, que todavía no tienen ducha). Se pone el traje de los días de “fiesta grande” para dar un paseo por la plaza, donde lo ve Modesto (compañero de cuando era pastor) y se toman unos vinos, disfrutando de la amistad que los une, recordando tiempos pasados.

—Esa amistad entre Modesto y Ufe me recuerda la nuestra, viejos compañeros y amigos disfrutando de buenos ratos de tertulia… 

Aprovechamos un momento en el que ha cesado la lluvia. Se despeja el cielo y nos permite volver a casa sin sobresaltos. 


1616 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}