Labios ajados, por el barro heridos,
y una amarga mueca en la comisura de sus labios,
inesperadas acuarelas de gama de marrones
y cielos grises de su golpeada esperanza,
vapuleada por los bruscos aconteceres,
de imprevistas acciones de laminados rostros
que buscan un atisbo de la luz mediterránea;
esa luz que irradiara alegría y, con el esperanzado sol,
colmara de parabienes a esta tierra bendita
que fue, para muchos, el paraíso soñado
donde adaptarse a la vida y recolectar frutos de vida.
Esa tierra y esa gente que hoy limpia sus lágrimas
para poder encontrar un resquicio de sol.
Resurgir del barro de sus calles infectas,
con palas de fuerza que destapa la energía;
que se hundía en el agua, pero en el nuevo día,
con más fuerza, podrá rebrotar y renacer.
Con el avance de jóvenes legiones que aportan
la semilla de la solidaridad será posible limpiar
el ambiente de malintencionados sones
de palabras vacías que buscan despuntar.
Esos jóvenes dispuestos a ayudar
a que la sonrisa de los niños sea fiel abanderada
para conducir a este pueblo que renace del lodo
y, con la ayuda de todos, volver a la vida
y empezar con firmeza a caminar.
El pueblo se humaniza y demuestra su solidaridad.
Quiere dejar de lado los adoctrinamientos y falsedades.
Es la fuerza de la carne herida que quiere salir adelante
y plantar cara a la adversidad.
Llevo días mirando la estulticia de unos pocos
y el gran corazón de otros que llenan el barro de esperanza,
luchando por ayudar, demostrando lealtad.
Es el momento de hacer escuchar nuestra voz, nítida y clara,
defendiendo banderas de justicia y verdad.
La limpia música del atelier de cada joven corazón
invade la espera de fuerza de amor.
¡Benditos sean por transmitir ese sentimiento
con determinante pasión!
Doy, por ello, gracias a Dios.
En el templo de la devoción humana
aún se vislumbra un resquicio de amor.
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Sábado, 16 de Noviembre del 2024
Sábado, 16 de Noviembre del 2024
Sábado, 16 de Noviembre del 2024