Cristina
Rodríguez y los Debuguis nos ofrecen un plan inmejorable para este domingo por
la mañana. A las 12 y media, en un marco incomparable —y no es un tópico en
esta ocasión—, como es el Auditorio López Torres de Tomelloso, la banda va a
celebrar su primer aniversario con un concierto que promete buena música,
diversión y sorpresas. La propia
Cristina Rodríguez garantiza que nos iremos a tomar el aperitivo después del
recital con una sonrisa en los labios.
En un espacio
único, con muy buena acústica, que es ideal para el tipo de música de la
formación, Cristina y los Debuguis presentarán sus nuevos trabajos y se
incorporarán dos miembros a la banda. Disfrutaremos de la elegancia de la
formación, de su buen hacer, entre un público diverso y de todas las edades.
—Una
matiné en un lugar señalado de Tomelloso como es el Auditorio López Torres. Un
hito importante para Cristina Rodríguez y los Debuguis, ¿no es así?
—Hemos
elegido ese emblemático espacio para cerrar el círculo de este último año. El 2
de diciembre pasado presentábamos nuestro proyecto en la Sala Combo y con el
concierto del domingo queremos celebrar nuestro intenso primer año. Hemos
estado componiendo, hemos grabado dos EP, “Ahora” y “Misticismo barato” y
acabamos de sacar un sencillo, “I put spell on you”. También hemos actuado en
directo. Es nuestra manera de recapitular y queríamos hacerlo aquí, en
Tomelloso.
—Un
concierto en el que habrá novedades…
—Además de
presentar los temas de “Misticismo barato” y “I put spell on you”, se van a incorporar
dos nuevos Debuguis, Héctor, que toca la trompeta y Laura, saxo. Los dos son de
Argamasilla de Alba y su incorporación le va a dar un empaque diferente a la
banda. Le damos una vuelta de tuerca más a nuestro rollo soul y rhythm and
blues.
—¿Cómo
nace Cristina Rodríguez y los Debuguis?
—Desde hace
muchos años tenía en mente hacer un proyecto mío propio que, por circunstancias
laborales, familiares y demás iba postergando. A principios de 2023 decidí que
esa era el año en el que lo tenía que llevar adelante, con la idea de acometerlo
yo sola. Conforme fui componiendo los temas me imaginaba las canciones, además
de con el piano y la voz, que es lo mío, con un bajo y una batería. Tenía claro
que no solo necesitaba buenos músicos, ya que para sacar adelante proyectos en
los que hace falta mucho tiempo, dedicación e implicación, hace falta gente que
sea muy buena persona y que puedas llevar muy bien con ellos. Así que pensé en
Paco Rubia y Jaime Lahoz, que además han sido alumnos míos. Y no me equivoqué.
Con ellos todo es más fácil.
—Y
el estilo de la banda, entre el soul y la onda jazz de los 80 y 90, ¿lo tenía
claro desde el principio?
—El repertorio
de Cristina Rodríguez y los Debuguis es la música con la que me he criado. Mis
padres en casa oían soul y jazz, aparte de otras cosas, claro, pero eso era lo
que privaba. De hecho, al primer concierto que fui, con 11 años, fue uno de
Diana Krall, que a mí me marco mucho. Es un tipo de música que, para mí, pese a
estar en La Mancha, me es familiar. Y también me parecía muy chulo reivindicar
este estilo ya que la mayoría de los grupos de la zona suelen ser de rock, de
pop o heavy. Aunque esos estilos también me gustan, quería algo que se
diferenciase de lo que se está haciendo en el panorama musical.
—La formación en un año ha conseguido un estilo propio,
reconocible. ¿Es un trabajo conjunto o se nota la mano de la compositora?
—Hasta ahora, nunca se sabe lo que puede pasar en el futuro, partimos de una idea inicial de música y letra que compongo yo. Ese material principal lo trabajamos Paco, Jaime y yo en cada ensayo. Ellos, además de los cambios que van surgiendo, incorporan la parte de bajo y batería… Por ello podemos decir que los derechos de autor no son solo míos, ellos han formado parte del proceso compositivo. Igual que ahora, Laura y Héctor, han contribuido con un aporte brutal a los arreglos de la sección de viento, logrando el sonido justo y elegante con un toque muy especial.
Foto de Mari Ángeles Huertas
—¿Elegante puede ser un adjetivo que defina al grupo? Aunque no sé
si valdrá para la música.
—Cualquier
adjetivo sirve para calificar la música y los estilos. Elegancia nos define,
sí. Nuestra manera de estar en el escenario no tiene que ver con las actitudes
de los grupos de rock o de punk. Vengo del mundo clásico, tengo una formación
tradicional, aunque en los últimos años me he metido en la formación de música
moderna. Aún así, mi manera de entender la música está más cercana a eso, que
va muy en coherencia con el estilo que tocamos. Incluso nuestra forma de ser es
un poco así.
—¿Qué respuesta han recibido en este año?
—Muy
buena y, sobre todo, con el apoyo de mucha gente. En junio nos presentamos, un
poco así, a ver que sale, al Festival de Benicàssim, nos metimos entre los diez
primeros gracias al apoyo de mucha gente, de Tomelloso y alrededores, Villafranca,
Santa Cruz de Mudela, incluso de fuera. Aquello hizo que nos descubriese mucha
gente y que tuviésemos la constancia de que muchas personas nos apoyan, cuando
estás ensayando te sientes un poco solo.
—¿Dónde
han actuado?
—Hemos tocado
en sitios muy dispares, pero todos muy chulos. Después de nuestro debut en el
Combo, tocamos en la librería California de Argamasilla de Alba. De ahí pasamos
a actuar en Santa Cruz de Mudela, en la plaza del pueblo, fue un momento muy
bonito en el que tuvimos público de todas las edades. El último concierto fue
en Madrid, en la Sala Barco de Malasaña, fue muy especial para nosotros,
actuamos en un espacio en el que hemos ido a escuchar música.
—La
música que ustedes hacen parece que vaya por modas, hay puntas con artistas
famosos como Amy Winehouse o Presuntos Implicados en España y momentos en los
que no se programa tanto, ¿a qué cree que se debe?
—En realidad,
y si nos centramos en el panorama español, hay más grupos de soul y rhythm and
blues de los que parece. Lo que pasa es que no es la música que
mayoritariamente escucha el público. Y solo cuando salen artistas que despuntan,
como Amy Winehouse, Adele o Jamie Cullum, hay un auge de esos estilos. Aún así,
creo que es un buen momento para la música que hacemos. A nuestros conciertos
va un público muy heterogéneo, que a lo mejor no escucha ese estilo, pero al
que de repente se acerca tras vernos tocar.
—Supongo
que están preparando el concierto del domingo con mucha ilusión…
—Sí, sí… Va a
venir nuestra gente, que no ha podido estar en muchos conciertos, a un espacio
que es una maravilla, artístico en sí, al lado del museo. Da pie a que, al ser
por la mañana, pueda venir un público que de normal no vendría. Va a haber
muchos niños en ese concierto.
—Y
garantizan diversión mañanera, ¿no?
—Por
supuesto, hemos metido nuevos temas, con más ritmo, con más tempo. Va a ser un concierto
divertido. Y me hace mucha ilusión que, las entradas que hasta ahora se han
vendido, representan a un público muy dispar. El domingo habrá personas con más
de 90 años y mucho niño pequeño. Tras el concierto nos vamos a ir a tomar el aperitivo
con una sonrisa en la boca. Además, es un plan muy chulo porque en Tomelloso el
domingo por la mañana no suele haber muchas cosas.
—¿Un
concierto, aunque sea por la mañana?
—Siempre es
un buen plan ver un concierto en directo. Ahora parece que está de moda no
escuchar música en directo y creo que es algo a reivindicar. Sea el estilo que
sea, un concierto en directo nunca va a ser igual, el ambiente que se genera,
la escena, como compartir la música, la manera diferente con la que la trasmiten
los intérpretes, con respecto al sonido grabado. Además, nuestras actuaciones son
distintas a las grabaciones.
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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