La gran final ha contado con la presencia del alcalde, Javier Navarro; los concejales el equipo de gobierno, Benjamín de Sebastián e Inés Losa y del grupo socialista, Victoria García; altos cargos de la Federación Española de Billar, el presidente del Casino de Billar de Tomelloso, Ángel López y el responsable de la empresa patrocinadora el torneo, Pablo Toledo. El torneo ha reunido esta semana a 146 jugadores de todos los puntos del país, disputándose 220 partidas en un campeonato que los responsables federativos, sponsor y autoridades municipales han calificado de “espectacular”.

Legazpi, que es subcampeón del mundo, empezó intimidando con una tacada de cinco y se pondría 16-9 tras las cuatro primeras entradas. Al descanso, aumentó ligeramente su ventaja, 22-14. El público ha disfrutado con el juego de los dos finalistas, que imprimían increíbles efectos a las bolas, jugaban con cabeza para no quedarse, soportaban con entereza la presión del rival y lo mismo brillaban con un toque sutil que con otro que imprimían gran fuerza a la bola. Esas carambolas que se escapaban por un milímetro, o menos, provocaban el rumor del público y era curioso ver como lo jugadores seguían atentos la trayectoria de las bolas.

Llevaba ventaja Legazpi, pero dos tacadas de cinco metieron en la partida a Fernández que pasó de 30-16 a 30-26. Le costaría salir de las treinta carambolas a Legazpi que vio como su rival se ponía por delante, 32-30, y la emoción subió de grado con el empate a 36. Fernández acarició la victoria al ponerse 40-36, pero en la contrasalida, Legazpi empataba a cuarenta y había que ir al desempate. En la primera entrada se registró una nueva igualada, 3-3, y a Legazpi se le escapó por un pelo la carambola que le habría dado la victoria y miraba con impotencia a su padre y hermano que seguían atentos la partida. En la segunda entrada, Fernández se impuso, 3-2, y se llevó el campeonato tras una final que fue una auténtica obra de arte.