Opinión

La astronomía remueve a Ciri

Joaquín Patón Pardina | Sábado, 30 de Noviembre del 2024
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Al calor del interior de la cafetería se disfruta el frío, que anuncia a gritos el mes de diciembre, la Navidad está próxima, nos dejará la  manos frías y alguna helada, que deseo sea barbuda a la vez que beneficiosa para el campo.

Oigo que mi amigo dirige al camarero un cuasi musical buenas tardes; eso denota la euforia que lo embarga y me alegra. Se despoja del sombrero, como educado caballero al entrar a cubierto, sin embargo, la bufanda la aguanta hasta llegar a la mesa.

Saludos, sonrisas, parabienes y preparación de una buena tarde para disfrutar en amistad.

Que deje el bloc de notas encima del teléfono me da a entender, que ha preparado algún tema interesante. Se habrá olvidado, por fin, de las leyendas de terror que tanto recelo le producían.

Nos ponemos al día de los últimos dimes y diretes del pueblo, mientras nos preparan los cafés y las magdalenas. El perfume de los manjares que nos ha traído el camarero hace que Ciri entre en faena, tras disfrutar olorosamente de la emulsión encarcelada en la porcelana blanca.

—Compañero cafetero ¿Cómo te definirías astrónomo o astrólogo? —me dispara Ciri de buenas a primeras.

Yo estoy en otro mundo masticando un trozo de la deliciosa masa asentada en papel ondulado y simulo no comprender la pregunta, lo que me da tiempo a reaccionar, pero no a calibrar bien los perfiles de la cuestión. 

—Es que en mi vida me había planteado tal pregunta —le respondo al cabo de unos instantes— Me resulta totalmente peregrina ¿Qué te respondo? En mi corta formación sé distinguir a unos de otros, pero hasta ahí llega mi ciencia en Astronomía.

—A ver esta otra pregunta: ¿Has observado que todos los planetas y estrellas que conocemos tienen forma esférica? —añade mi amigo con cara y voz semejantes a la de Arquímedes cuando descubrió el principio de la fuerza de flotación, aunque más atemperado.

De nuevo la sensación de mazazo de boxeador en pleno mentón. Pienso rápidamente, para lo cual aprovecho un sorbo de café, y puedo responder:

—Compañero, tienes las ideas más exaltadas que las bolas de un sonajero. Ya no sé si estoy sentado en una cafetería o en el pupitre de la clase de Ciencias, a ver ¿a qué viene todo este galimatías?

Porque conozco al amigo y sé que no tiene mala ralea, pero puedo asegurar que estoy más despistado que un gorrino en una feria.  Esta situación mía, la percibe con total nitidez, noto que está regodeándose por la cara de felicidad que muestra, al igual que la sonrisa marcada al tirar de la comisura izquierda de la boca. Como siga en esta línea voy a rozar el mosqueo felino en poco tiempo.

—Deja de penar, amigo y atiende. Había observado esto que te digo, la tierra, la luna, el sol, y  muchos planetas que vemos a simple vista son esféricos. Si nos asomáramos con un telescopio al espacio exterior, estoy seguro de que encontraríamos más. Avancé en la idea; puesto que pertenezco al gremio de jubilados, puedo pensar más tiempo y más tranquilo, en que muchos deportes utilizan balones y pelotas también circulares. El movimiento de los astros también es circular. Muchas máquinas a nuestro servicio disponen de elementos redondos basta con fijarse en el  transporte.

—Todo esto ¿es para argumentar que por eso tu tripa, también circular se asemeja a los planetas? O ¿que a la persona fanática con poca capacidad de razonar la llamamos cabeza cuadrada?

Nos reímos de buena gana. Mi amigo vuelve a la seriedad  y dice:

—Esto tiene una causa, según la ciencia,  es la gravedad, que tira del cetro de los astros hacia el exterior, al modo de los radios de una rueda. La explicación  es mucho más compleja como puedes imaginarte;  necesitaríamos la intervención  de un científico, para poder entender algo y aun así nos quedaríamos a medias.

—Sí, ahora veo más claro el planteamiento que me hacías al principio y lo interesante de lo que me has contado, no había pensado nunca en ello.

—Y ahora la conclusión. ¿Te imaginas, amigo, que en el plano de la Ética Social copiáramos, hasta cierto punto, el comportamiento del universo? No cuadricularíamos a nadie, no lo meteríamos en unos esquemas predeterminados y angulosos. No tendríamos aristas en nuestros modos de actuar, es decir no haríamos daño a los demás con nuestros filos. Además, al girar en torno a las otras personas conoceríamos mejor sus necesidades y así podríamos ayudarlas mejor.

—Ciri, ya no sé si llamarte filósofo o científico, con esta lección y esta visión me has dejado sin palabras.

—Simplemente llámame amigo, no quiero títulos ni etiquetas, para estas ya hay productos de consumo y los títulos los tengo colgados en las paredes de mi casa —responde Ciri, con una carcajada de las suyas llamadoras de las miradas de los presentes.

—Has de dejarme que te diga que tienes una visión excelente de las cosas. De todo lo que nos rodea podemos aprender algo nuevo e incluso sacar lecciones para la vida. Te doy las  gracias y un abrazo en señal de reconocimiento.

—Te has dejado fuera de esos loores decir que soy también muy práctico. Así pues, a cambio de esta lección me invitas a la merienda —concluye diciendo mi amigo a la vez que nos damos un abrazo.

—Eso va a ser tan cierto como la ley de la gravedad.


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