En 2007 terminó una de las mejores series de la historia: Los Soprano. Para inicios de los 2000 JJ Abrams junto con Damon Lindelof crearon Perdidos y fue un éxito gracias al sistema de la Caja Mágica haciendo que los espectadores se rebanaran los sesos haciendo teorías para resolver el misterio de la Isla. El éxito de Perdidos provocó copias descaradísimas que utilizaban el sistema de Abrams hasta que en 2008 Vince Gilligan creó la que para muchos y un servidor es considerada la mejor serie de televisión de todos los tiempos junto con los Soprano: Breaking Bad.
Pequeño aviso, es posible que en esta reseña haya algún que otro spoiler así que sí no la habéis visto por favor verla. Dicho esto, comienzo in situ.
Creada por Vince Gilligan y con las brillantes interpretaciones de Bryan Cranston, Aaron Paul, Anna Gunn, Bob Odenkirk, Jonathan Banks, Giancarlo Esposito, Dean Norris, RJ Mitte, Betsy Brandt y otros muchos que irán apareciendo a lo largo de 5 temporadas. Esta serie nos presenta a Walter White, un hombre que tras cumplir 50 años recibe la peor noticia que le pueden dar a esa edad: cáncer de pulmón. Sabiendo que su muerte está cerca y con poca herencia que dejarle a Skyler, su mujer embarazada y Walter Jr, su hijo discapacitado, este empezará a cocinar metanfetamina con un antiguo alumno, Jesse Pinkman.
Pequeña anécdota, todo el mundo tiene un amigo que siempre te recomienda Breaking Bad. Yo lo he tenido y vosotros fijo que también y es normal. Para cuando me puse a verla por primera vez, fue cuando terminé Juego de Tronos, hasta entonces para mí era la mejor serie de televisión hasta que un día cierto amigo me recomendó esta joya y que queréis que os diga, me enganchó desde el primer minuto.
Siempre me he preguntado por qué Breaking Bad es tan popular y viéndola de nuevo en retrospectiva hay muchas cosas que sacar.
En primer lugar, tendría que mencionar el trabajo de guion de Gilligan omitiendo la Caja Mágica sustituyéndola por la narrativa clásica de los Soprano, es decir capítulos autoconclusivos aunque eso no quita que haya que resolver un enigma. El piloto de la serie funciona de la siguiente manera, vemos a Walter White en calzoncillos conduciendo una caravana en mitad del desierto de Nuevo México y nos plantea al espectador lo siguiente: ¿qué está ocurriendo? A partir de esa breve introducción nos narran los hechos hasta llegar al punto clave del comienzo y esta estructura funciona así en todos los episodios.
El montaje paralelo da un ritmo increíble a los episodios y las transiciones de Gilligan ya es una marca tanto en esta serie como en su spin off Better Call Saul. Tampoco me puedo olvidar del uso del color, cada uno asociado a los distintos personajes. El verde para Walter White, el morado para Marie, el amarillo para Gustavo Fring y toda la paleta y juego de colores para Saul Goodman y siguiendo con la cámara su creador es muy fan de Tarantino usando muchísimo plano detalle y planos cenitales.
Ahora lo que más me atrae de esta serie son sus personajes y el viaje que estos tienen a lo largo de la serie. Walter White empieza siendo un profesor de química de instituto y poco a poco comienza a convertirse en el mayor cocinero de Meta de todo Albuquerque, empieza con temor, pero tras varias temporadas descubrimos su verdadera naturaleza, alguien capaz de manipular y mentir únicamente para sus propios beneficios y eso ocurre con su pupilo, Jesse. Su transformación oficial a Heisenberg ocurre en el capítulo 11 de la cuarta temporada titulado Crawl Space, recordado por ese plano cenital mientras este no para de reír cual villano, ahí es cuando Walter White muere metafóricamente para dar inicio al Monstruo que es Heisenberg. En resumen, podríamos definir a Walter como un sociópata.
Jesse Pinkman en cambio es el corazón de la serie, cuando le conocemos solo es un chaval necio, pero a lo largo de la serie el personaje madura hasta hacernos sentir lástima por todo lo malo que le pasa y por ser cómplice y víctima del propio Walter.
Podría seguir también con Gus Fring, de los mejores antagonistas y villanos en la televisión, con Mike o con Saul, este último tendría su propio desarrollo en su serie precuela, pero quiero dejaros que lo descubráis por vuestra cuenta puesto que cada uno aporta su granito de arena a la trama.
Quiero centrarme, aunque lo deteste un poco, en la comparación entre Tony Soprano y Walter White. Ambas series se disfrutan, aunque al haberlas visto a la vez, las comparaciones son curiosas. Nadie le va a quitar el mérito a Chase por haber creado la serie que cambió los paradigmas de la televisión y haber creado quizá a un personaje tan complejo como Tony Soprano pero el trabajo de Gilligan también es de aplaudir centrándose en ese viaje a la villanía que sufre Walter White. Lo curioso es bajo mi perspectiva como el público se identifica con ellos, hay algo atrayente en los antihéroes, quizá porque son personajes muy humanos y con complejos y quizá eso hace que funcione como arma de doble filo. Tony por su parte teniendo ansiedad y ataques de estrés a pesar de ser líder de la mafia y Walter siendo una persona de clase media a que la vida y sobre todo ese sueño americano se ha desvanecido teniendo que ser pluriempleado y finalmente mandándolo todo al carajo al no haber otro modo de mantener a su familia.
Es fascinante sobre todo cuando sus creadores vieron como el público general disfrutaban de ellos decidieron cambiar el enfoque. Ambos creadores decidieron mostrar a la audiencia el auténtico rostro de la maldad de sus personajes, con Tony decidiendo ser más malvado y Walter mostrando al auténtico monstruo a lo largo de la quinta temporada, aunque hay una gran diferencia: el capítulo 14 de la quinta temporada llamado Ozymandias.
Ozymandias es un antes y un después para Breaking Bad. Es el episodio donde Walter White lo pierde todo y al contrario que en Los Soprano donde el imperio criminal de Tony se mantiene con altibajos, Ozymandias demuestra como el ego, la avaricia y las ansias de poder hacen que nuestro protagonista pierda todo.
El capítulo se llama así por el poema de Ozymandias de Percy Bysshe Shelley y narra la historia de un viajero en medio del desierto cuando se encontró una enorme estatua destruida y con una frase que pone lo siguiente: "Mi nombre es Ozymandias, Rey De Reyes, ¡Admira mis Obras, Oh Poderoso, y desesperad!". Este capítulo es el más valorado y considerado el mejor episodio de la televisión junto con quizá The Suitcase en Mad Men, La Constante en Perdidos, La Boda De Connor en Succession, La Boda Roja de Juego de Tronos, Free Churro en Bojack Horseman o Made In America en Los Soprano.
En definitiva, no se a que estáis esperando para ver esta serie. Es el pináculo de la televisión y en lo personal junto con su spin off y Los Soprano es de mis series favoritas de todos los tiempos además se ser atemporal por no decir que actualmente es un fenómeno cultural hasta tal punto que es mencionada en otras series como Los Simpson o Padre de Familia, hasta en Zootropolis de Disney hay una referencia a Walter y a Jesse. Sus frases son tan reconocidas por muchos que ya son memes populares como Explain Yourself, I Am The Danger, Jesse We Need To Cook y muchísimas más. En categoría de premios pese a que terminase la siguieron nominando hasta que llego la adaptación de libros creados por George R.R Martin.
Además, es la serie que popularizó a la cadena AMC junto con Mad Men, la primera serie de la cadena. Vedla y recomendarla a vuestros amigos y conocidos.
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