Opinión

Llegó la luz (Cuento de Navidad)

Manoli Jiménez Sobrino | Lunes, 16 de Diciembre del 2024
{{Imagen.Descripcion}} Foto del Archivo Municipal de Tomelloso Foto del Archivo Municipal de Tomelloso

 Llovía tanto aquella mañana, que el ruido del agua al caer precipitadamente sobre los cristales del tragaluz del patio me despertó de un dulce sueño, dejándome despiadadamente en la cruda realidad del día a día...

La lluvia caía con tal fuerza que más que una víspera de Navidad parecía una romería. El pensamiento quería escaparse a otros tiempos para evadirse del presente y divagar con los recuerdos de un pasado muy cercano y muy feliz ¡¡Qué agradable refugiarse en ellos!!

Como una tenaza ardiente me quemaba el alma la realidad ¡¡Qué Navidad más triste!! Añoraba tanto mis tiempos lejanos en que ayudé a tantas criaturas a abrir la puerta de la entrada a este mundo. Entonces yo era de silueta ágil y esbelta, y me dibujaba yo misma en la mente  difuminada como algo desconocido. Tal fue el cambio en mi vida... Otra vez el dolor profundo como una garra en mi pecho ¡¡Dios mío, qué horror, qué agonía, qué soledad!!      

Es Navidad, que es tiempo de paz, alegría, fraternidad y esperanza... Y yo aquí,  triste dolida, desesperada, entregada a mi pena...¡¡Haz tú Señor, que me olvide de mí, que no entierre los talentos y los vuelva a poner en marcha para que el rendimiento sea de tu agrado!! ¡¡Dame luz para pensar que el niño nace y renace para todos por igual!!... ¡¡Qué somos templo divino, y por tu gracia trasmisores de tu amor y así TÚ puedas llegar a nuestros hermanos!! ¡¡Hazme sentir la necesidad de amor que hay en el mundo!! Yo, en mi humildad y con tu gracia, tengo virtud para ayudar a la gente que me necesite.

El sonido del teléfono con su insistencia acostumbrada, me desvió de tan profunda reflexión. Era una amiga mía que requería mis servicios, me pidió por favor que la acompañara a visitar una familia de refugiados, que tenían problemas de todo tipo, y el más urgente era una mujer con síntomas de  parto.

Mientras me arreglaba, antes de salir de casa, vi mi imagen en el espejo y advertí mi aspecto deprimente. Casi no me reconocía. No parecía la misma de unos meses atrás...Me aparté del espejo con rabia para no caer en el circulo del deterioro que me estaba envolviendo últimamente.

Durante el traslado di gracias, ya  que un aire nuevo de vida parecía inundar mi interior, cómo si la sangre volviera en ese momento a circular por mis venas. En los  últimos tiempos no gocé de esa conexión tan necesaria de sentimientos y vida, solo había en mí un descontento interior que me producía  un daño horrible; yo sola me destrozaba y apartaba de todo; trabajo, familia, amigos, vecinos, quienes respetaban mi dolor y no querían molestarme con su presencia... ¡¡la soledad... qué horror!!

El coche se detuvo al fin, después de casi una hora y media de viaje, delante de un chalet de buena presencia. Entramos por la puerta principal. Lejos de lo que yo me esperaba, todo estaba en orden y muy bien amueblado. Nos recibió  una mujer joven. Se notaba algo confusa y con cara de susto nos dijo: "A tiempo han llegado"... ¡¡vamos, vamos!! Subimos al primer piso y se detuvo en la tercera puerta del pasillo, que abrió mientras decía: "rápido... rápido". Fueron unos  momentos intensos y difíciles, el niño, al fin nació. La madre yacía jadeante en la cama, sonriente y sin decir palabra...Todo ocurrió tan rápido que a mí misma me pareció increíble... ¡¡he vuelto a ejercer mi profesión!! Me decía a mí misma, temblando de emoción como una novata ¡¡y lo he hecho con destreza!! ¡¡He sido útil, necesaria!!...Mi voz comenzó a emitir sonidos extraños por la carga emocional que soportaba. Envolví al niño en un arrullo y lo dejé en brazos de su madre, que cogió  mi mano con la suya, y en un susurro me dijo: "Se llamará Jesús".

La LUZ  había alumbrado tanto que parecía irreal. A nosotros llega la luz y podemos repartirla...

¡¡Qué hermosa Navidad!! ¡¡Qué dulce Navidad!! ¡¡Qué paz en mi interior...!!

Vino la luz a mi alma, el ciento por uno, haz el bien y no mires a quien, yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo.

A la luz de DIOS he visto esta noche tan entrañable, tantas cosas, he vivido una experiencia tan bonita... Me doy cuenta que solo pedirle a Dios que me sacara de esa oscuridad y yo dejarme llevar, salir de mi misma, ser pincel en las manos del maestro. Dibujando el amor, el perdón y la esperanza  es como se aparta el tentador y nos envuelve su misericordia  y la luz verdadera.



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