La pasada semana, después de disfrutar de algunas de
esas “tertulias de recreo” entre compañeros de trabajo, y comentar sobre temas
relacionados con libros y cine, me he visto en la casi obligación de querer
compartir una de las series de Netflix sobre la reproducción en la pantalla de
la obra magistral de Gabriel García Márquez, “Cien Años de Soledad”.
La reciente adaptación de "Cien años de
soledad" ha recibido muy buenas críticas tanto por los expertos como por
parte del público. La serie se estrenó el día 11 de diciembre de 2024, y
ciertamente ha sido muy elogiada por mantenerse
fiel al espíritu del realismo mágico y por la calidad de su producción. Aborda nueve
capítulos y en el último se queda justamente en el encuentro entre la matriarca
Úrsula Buendía y su hijo, el coronel Aureliano. Se espera que a partir de junio 2025 continúen
con el rodaje hasta el final de la novela.
La dirección
de la serie corre a cargo de Laura Mora y Alex García López, quienes han recreado
la mítica aldea de Macondo y dado vida a los complejos personajes de la familia
Buendía. Desde el primer capítulo, el director nos tiene atrapados comenzando
“in extrema res”- es decir iniciando por el final del libro-, el cual me
reservo para no desvelar secretos. El lugar emblemático por excelencia es Macondo,
dejado a la libre imaginación de aquellos lectores más exigentes de esta
magnífica novela, quienes jamás hubiéramos soñado ver este territorio inventado
por su propio autor en la pantalla.
Sin embargo, ¿cómo se traduce el realismo mágico a un
formato audiovisual? ¿Qué desafíos han tenido que enfrentar los creadores de
esta serie para mantener la esencia de una de las obras más emblemáticas de la
literatura universal?¿Le habría gustado la serie al propio autor?
La trama de la historia narra la vida sobre la saga de
la familia Buendía, la fundación de un pueblo y la historia de su casa en su espacio imaginario: Macondo, la
aldea polvorienta que prefigura el huracán bíblico. El móvil del destierro de
sus fundadores se produce por un tema relacionado con el pecado, aunque no
aparece muy claro en la pantalla. Los personajes van evolucionando a lo largo
de los nueve capítulos, al principio más inexpertos e ingenuos pero después
esos mismos personajes adquieren un mayor conocimiento y experiencia de la
vida.
Existen varios elementos reflejados tanto en la novela
como en la serie de Netflix, uno de ellos es el mito cosmogónico mostrado en la
pantalla al inicio, anunciando ese carácter apocalíptico de la novela. Está
asociado al mito del paraíso terrenal porque es allí donde sus fundadores, los
nuevos Adán y Eva representados por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán
vivirán con toda su familia.
Otro aspecto crucial es la visita de los gitanos, identificados
con la sabiduría del mundo exterior. Melquíades representa esa figura que se
encarna en el mito del árbol de la Sabiduría, ¿les recuerda a algo ya conocido?
Presenta cosas tan fascinantes como la alquimia, considerada como la antigua ciencia.
Es una serie muy conectada con la existencia del ser
humano, la propia vida, los problemas del amor, el desánimo, la supervivencia, el
abuso de poder pero especialmente el tema rey es la soledad. Hay una mezcla
entre lo verosímil y lo inverosímil y es aquí donde reside esa grandeza tanto
de la novela como de la pantalla, por haberle dado ese toque tan logrado.
Los elementos propios del realismo mágico aparecen por doquier, las plagas, la aniquilación, el reguero vivo de la sangre de Arcadio Buendía. Sin embargo la parte del insomnio que aparece en la novela, no se nos revela tanto en la serie de Netflix. Especialmente me deslumbra la presentación de un mundo parecido al nuestro, donde se incorporan elementos surrealistas, del inconsciente, traspasando los pensamientos y el subconsciente de los personajes. El mal que aparece en Macondo viene con los gringos y con la revolución y, desafortunadamente, con ellos también viene la violencia y la corrupción de los propios personajes.
Hay dos personajes importantes de la novela,
detectados enseguida a través de la pantalla, son la matriarca Úrsula Iguarán y
su hijo, el coronel Aureliano Buendía, un personaje marcado por la soledad y
por su incapacidad para el amor. Desde su nacimiento, los padres temen que
salga con la cola de puerco; nace con los ojos abiertos, observando todo lo que
ve a su alrededor. Se anuncia como una especie de profeta. Úrsula Iguarán mantiene
una estrecha relación con la casa, como si fuera otro personaje más que se nos
muestra como el centro del poder y de toda una civilización.
El director de la serie de Netflix trata con delicadeza
la muerte de ciertos personajes respetando lo que representan en la novela.
Existe uno de ellos- no quisiera hacerles un espóiler- que se muestra con una
paz y una ternura increíbles donde incluso la propia fotografía de la película
invita al espectador a ver la muerte con total naturalidad tal y como podríamos
imaginarla cualquiera de nosotros. El autor recoge con maestría el paso o la
travesía a través del cosmos en un cielo
estrellado y la venida de familiares y personas que han pasado por nuestra
vida. Igualmente, he de confesar que en otras ocasiones las muertes son
bastante duras y despiadadas.
Personalmente, he quedado cautivada desde el principio,
deseando ver el resto de capítulos, ya que me ha transportado a Macondo por la
forma en que tiene de tratar el Realismo Mágico de Sudamérica, y también por el
detalle de utilizar el español de Colombia, tal y cómo hubiera querido nuestro
querido Gabriel García Márquez.
Para finalizar, me gustaría dejarles esta última cita
de Gabriel García Márquez que define muy bien el carácter de sus propios personajes
sirviéndonos a nosotros mismos para lograr esa capacidad de reinventarnos:
"Los
seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino
que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez." G.G.Márquez.
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Martes, 28 de Enero del 2025
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