Opinión

A mi inolvidable y siempre amigo Eladio

José Antonio Negrillo | Domingo, 23 de Marzo del 2025
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Eladio, el día 21 asistí al Auditorio López Torres a un acto homenaje a tu persona. Ha sido muy bonito y emocionante,  pero yo no quiero hablar de ti como Poeta, no, quiero recordarte como mi amigo y decirte que eras uno más de mi familia. Han dicho que tienes muchos premios, pero tu eras Premio Nobel de la Bondad; los que te hemos conocido, cómo diría yo, cuerpo a cuerpo, sabemos de tu grandeza humana, tu amor a los demás. Yo que soy trece años menor que tú, te tenía como un niño grande, con esas manazas y esos pies que te decía, “Eladio como te peguen dos tiros y estés de pié te tienen que empujar para que te caigas”. 

Eladio, durante el acto, no he podido dejar de acordarme de nuestras vivencias por Madrid con mis hermanos Rafael y Emiliano, de nuestras salidas nocturnas; de una noche que nos fuimos al club creo se llamaba Gay, en el Hotel Nacional, por Atocha, con Florita, mi hermana Josefina y nuestro amigo el “embajador de Don Benito” y una de las travestis te puso la mano en la cabeza y te preguntó “y tu peloncete ¿Cuánto tiempo llevas sin hacer el amor?” a lo que le contestaste “uhhhhhhh”. 

Tantas anécdotas tengo que contar algunas y así me desahogo. 

Tus partidas a los “adobes”, dominó, en el Bar El Puerto, que te comías las fichas pues no veías tres en un burro, hasta que conseguimos llevarte al oculista y te plantó dos culos de vaso, y con tu gabardina con esos “lamparones”, que le parecías a Colombo. Cuando te pasabas por el piso y le preguntabas a mi madre qué tenía de comida, si te decía que pollo o algo de plumas, le decías que hasta luego pues a ti las plumas no te iban. 

Un día, tendría yo quince años mas o menos, me llevó mi padre a Madrid para que me viera un médico. Me dejó con mi hermano Rafael, que entonces vivía en un piso de pensión con un taxista, Modesto, y mi hermano me preguntó que si me había dejado dinero nuestro padre, yo le dije que sí, “¿cuanto me preguntó?”, “unas mil pesetas”. Estaba Eladio, se miraron los dos y casi al unísono me dijeron que los invitara a comer, y yo mas infeliz que un bote, di el  visto bueno y me llevaron a Casa Botín, se pusieron las botas, nunca mejor dicho, y para el postre nos preguntó el camarero si nos podía hacer un soufflé, yo no sé si ellos sabían lo que era eso, desde luego yo no, y como iban de invitados, más bien de gorrones, dijeron que “vale”. Al rato se presentó el camarero, apagaron las luces de la sala, le echaron un líquido le prendió fuego se levantó Eladio con esas manazas y los brazos extendidos y exclamó “!VIVA ESPAÑA!!”. Fuimos al médico nos dormimos los tres en la sala de espera, y casi  nos dejan encerrados pues la enfermera no se acordaba de nosotros. 

Nuestras escapadas nocturnas por la calle Cardenal Cisneros y paradas en la freiduría, creo que la Giralda. Pasabas “hola Pepe échanos una “almorzá” de calamares”, o al bar de la peseta que por esa cantidad nos ponían un chato de vino y una tapa de jamón, ahí si pagabais los gorrones de mi hermano Rafa o tú. 

No Eladio, no voy a hablar de tus virtudes como Poeta, tengo que hablar de toda la buena persona que has sido, pero tengo que hablar de nuestro viaje a Benicarló, que te llevamos de pregonero de las Fallas. Hará  46 años y nos dejó mi primo Carmelo el chalet “El Tomellosete” en Peñíscola para dormir. Bueno dormir, dormir, poco, de 3 de la madrugada a 6 de la mañana. Te levantabas con los cohetes, te agarrabas de mi mano y te tirabas los 8 kms. que hay de Peñíscola a Benicarló y no me soltabas, no parabas de decirme “mal amigo, cuando paremos te voy a dar un gavillazo en los riñones”. 

Cuando os veníais a Ruidera a “bañaros” que tenía mi padre una cuerda a tres metros de la orilla y os llegaba el agua a los pies y Juan José Villena, tu, el Espachurramarqueses (Pedro Martínez), mi hermano Rafael y Gabriel Gómez, todos forrados de flotadores agarrados a la cuerda y al botellín de cerveza. Cuando íbamos al bar del chepa el de las mollejas, se bebía un sifón Pedro Martínez, compañero tuyo de albañilería, y de un eructo seguido decía “Luis no le cobres a ese, que es mi amigo”. 

Tampoco se me olvida el acto homenaje que os hicieron a Félix Grande y a ti, en el Casino de Tomelloso, que se juntaron todos los poetas de España, y de fuera de nuestras fronteras, Luis Rosales, Paco Nieva, Carlos Sahagún, Pepe Hierro, Paca Aguirre, Paco de Lucía, etc.,etc. 

Lo más emocionante fue la poesía al alimón que le hizo Paca Aguirre y Luis Rosales a Félix Grande y el abrazo que se dieron en medio del salón del Casino un Poeta Judío y otro Palestino. 

Cuando fuimos a verte Luis Rosales y yo al Hospital, que te habían extirpado un testículo, te dijo Rosales, “Eladio que te han quitado un huevo”, y le contestaste “para lo que me servía”. 

Cuando te llevaba a ti en la DKW a ver a Marisa y a mi hermano Rafael a ver a su novia María, que era Alemana. 

Hay para escribir una novela, pero no quiero cansaros. 

Después de muchos avatares y así de sopetón, como decías, vas y te  casas. De tu boda, se bastantes cosas, no muy agradables, por  lo que voy a guardar silencio. 

Cuando esta tarde Don Pedro Antonio González Moreno, ha leído la carta “sin esperanza de acuse de recibo”, se me han puesto los pelos como escarpias. !Cuanta verdad, cuanto amor, cuanto corazón!, insuperable, no se puede escribir mejor, ha sido una maravilla. He estado esperando a Don Pedro Antonio para saludarle y darle mi más sincera enhorabuena, pero no he podido, tenía otro compromiso (con  mis nietos) y eso es sagrado. 

Al comentar Don Pedro el tema del Hospital, me ha tocado la fibra, y se me han venido a la mente mis visitas. Primero al Clínico, íbamos de camino a La Coruña e hicimos un alto en el Hospital. Después de muchas vueltas dimos con su habitación, en la cual habían 5 o 6 enfermos me costó un rato localizarlo. Estaba en una cama pegado a una ventana, con una barba de 10 o 12 días no muy aseado, con la chaqueta del pijama mal abrochada, lo reconocí y le dije “Eladiolo vístete que nos vamos a comer siete pasos de buñuelos”, al oír mi voz se incorporó en la cama nos abrazamos llorando los tres, mi mujer, el y yo, y me dijo la mejor frase de su vida “TINETE, QUE INJUSTA ES LA VIDA”. 

Ya te perdí la pista, hasta que por Radio Macuto me enteré que estabas en el Hospital de La Princesa, y allí que fuimos a verte. La segunda visita fue un poco ajetreada. Estaba una enfermera intentado darte de merienda un yogurt, y tú terquete no te lo querías tomar le decías a la enfermera “me niego, no me lo voy a tomar, me niego, !coñazo que eres un coñazo!”, entonces cogí el yogurt y le dije, “te lo vas a comer, pues he venido a verte y no a pegarte dos tortas,  se lo comió. Le eché un poco de colonia Nenuco, le dí un  beso en la frente… 

Ya fue la última vez que lo vi con vida. 

Mi conclusión: Eladio a última hora no fue feliz, es como me dijo Manolo Alcántara, que parecía que no quería vivir. 

Eladio no ha tenido suerte en la vida, no ha sido reconocido a la altura que se merece, pero por todos, Eladio, es, me dijo Alcántara, como los acomodadores del cine que te ponen en el sitio que ellos quieren. 

Creo que esto ya lo comenté en una nota que publiqué por diciembre de 2020. 

Tuvo mala suerte, el final de su vida fue muy triste, solo lo visitaban Don Valentín Arteaga, mi hermano Rafael, y Carlos Sahagún, y no se si alguien más. 

Tan mala suerte tuvo, que el mismo día falleció una poetisa o escritora muy famosa, y eso lo eclipsó en gran manera, y la prensa nacional apenas tuvo un hueco para él. 

Te enterraron en una sepultura y estuvo tapada con una uralita casi un año o más, eso fue una vergüenza. 

Eladio tu te mereces más, bastante más, yo no entiendo de protocolos, pero que las mentes pensantes hagan eso, pensar. 

Eladio, mi Eladio, todo lo que te escribo me ha salido de lo más profundo de mi corazón. 

Como tu me escribiste tu primero y último Villancico, yo te lo voy a devolver y se lo recitas a San Pedro y a los que hagan falta. 

VILLANCICO POR ALGO

A Tinete Negrillo

Al Niño llevan todos

pan y amor. Hambre santa,

los pobres siempre dan

de aquello que les falta.

Dar lo que no se tiene,

quedarse en la estacada

a  solas con el día

nevado en abundancia….

que el mar por ancho es mar

la luz  por eso es alta;

los pobres que sonríen

por algo  tienen esperanza.                                                                                              

1964

Hasta siempre mi amigo. Un abrazo. 

TINETE

José Antonio Negrillo Martínez 

Marzo 2025.

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