“Es inaceptable que el PSOE subordine sus políticas a un partido independentista y xenófobo”
Javier Lambán
Siempre he mantenido que Pedro Sánchez es un hombre, un político feliz.
En primer lugar porque ser presidente del gobierno es un cargo público
de responsabilidad y trascendencia histórica y que en consecuencia colma
de satisfacción a quienes ejercen la carrera
política; y en segundo lugar porque Sánchez en concreto está ejerciendo
esa responsabilidad a su propio y exclusivo saber, entender con maneras
que no son otras que lograr mantenerse en el poder utilizando
estrategias que no están fundamentadas en valores
o principios socialistas, sino en su ideario político particular que
nadie sabe en qué consiste aunque el más lego adivina que es un libro
escrito sobre la marcha según la demanda de los partidos que lo
mantienen en el poder. Un libro escrito a su gusto.
Sánchez sabe que con esos apoyos tan contradictorios como son la derecha
independentista y xenófoba, la extrema izquierda, PNV Y BILDU, fíjense
la mezcla…mucho tendría que cambiar el panorama para perder el poder
porque todos esos partidos se tienen cogidos
mutuamente por donde más duele y dejar de apoyarlo ante determinadas
cuestiones es algo que no van a consumar, que oportunidades como esta
difícilmente pueden volver a repetirse.
A Sánchez le resbala absolutamente todo; lo que opine dentro de nuestras
fronteras el Partido Popular, el más votado, y fuera lo que diga la
Unión Europea. Su actitud altiva en cada sesión del Congreso de
Diputados a las preguntas formuladas saliendo por las
peteneras que en ese momento se le ocurren…denota un menos precio
palpable por quienes las realizan.
Hace seis años Sánchez dijo que sin Presupuestos no se podía gobernar.
Sin embargo lleva dos años sin presentarlos al Parlamento y ahí sigue en
el machito sin que nadie le haya sacado ninguna tarjeta por juego
político peligroso. Es lo que siempre he dicho
de los agravios comparativos de la izquierda y derecha en nuestra
democracia. A la izquierda se le consienten cosas que a la derecha ni de
lejos. Sánchez lo sabe, de ahí que juegue a su juego y siga siendo un
hombre y político feliz.