Cuando el astro Rey salía cada día por Oriente, la rosa esponjaba sus preciosos pétalos rojos. Orgullosa, decía a la flor del cardo “Yo soy infinitamente más bella que tú”.
Una mañana primaveral, el cielo se oscureció. Un fogonazo lo iluminó, un estruendo seco sacudió todo y de la altura se desprendió una incontable cantidad de bolitas blancas.
Todos los pétalos de la rosa cayeron al suelo. La flor del cardo sufrió daños menores, pues aún azuleaban tras la tormenta algunos de sus duros pétalos.
La flor del cardo pensó gritar a su presumida vecina: “Resistencia, resistencia…” Pero no dijo nada.
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Martes, 25 de Marzo del 2025
Miércoles, 26 de Marzo del 2025
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