Juan Gamba ha elevado el mundo del comic desde la palabra en una deliciosa actuación de casi hora y media. Con una gran capacidad para generar intriga, imitar, reproducir los sonidos más increíbles y meterse en la piel de diversos personajes, ha empezado contando la historia de un caballero medieval, para introducirse después en la corriente americana del cómic, narrando una historia de Sandman, el personaje que traía sueños a los niños. Un relato con mensaje que animaba a no rendirse nunca por complicadas que parezcan inicialmente las cosas

Se ha adentrado después en la tradición europea con el gran Bastien Vivés y después ha viajado a Japón uno de los mayores productores de cómic. En el país del sol naciente le llaman manga al comic  y se lee de derecha a izquierda. Allí se distinguió Giro Taniguchi, un genial dibujante, con historias como el Olmo del Caucaso que Juan Gamba ha contado magníficamente bien.

España también es tierra de grandes dibujantes y así Gamba ha dado brillo a  Paco Roca con su historia de El Faro que tiene como trasfondo lo absurdo de la guerra. Y antes de despedirse ha ofrecido un vertiginoso relato final en el que ha mezcla final en la que ha ido contando historias de personajes de creadores del comic de todo el mundo. El gran aplauso final ha recompensado merecidamente al artista tras un excelente trabajo.